El tema fue abordado en la segunda reunión conjunta entre CONAF y SERNANP, donde analizaron las cifras que arrojó la emergencia por el virus en la avifauna y las lecciones aprendidas del trabajo asumido durante los años 2022 y 2023.
Más de 12,5 millones de aves murieron o debieron ser sacrificadas durante el año 2023 por causa de la emergencia de Influenza Aviar Altamente Patógena (AAAP), según cifras entregadas por la Oficina Regional para América Latina y el Caribe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
En el caso de la costa sur de América, superó el 78 % de mortandad en aves guaneras durante el período 2022-2023, donde la población descendió de 3 millones 733 mil ejemplares a cerca de 799 mil individuos.
Una problemática abordada en la segunda reunión conjunta entre la Corporación Nacional Forestal (CONAF) y el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (SERNANP), de Chile y Perú, donde especialistas analizaron el impacto de la emergencia en la avifauna, las lecciones aprendidas de las estrategias asumidas y avanzaron en ideas para líneas comunes de colaboración técnica binacional que permita afrontar el futuro esta enfermedad.
Leonela Valdivia, médico veterinaria de SERNANP, precisó que a partir del brote de la Influenza Aviar, en noviembre del año 2022, “las playas arenosas, playas rocosas y acantilados, pasaron a ser hábitats especialmente críticos para aves migratorias y mamíferos marinos, por lo que se declaró estado de emergencia en todo el territorio del Perú”.
En las costas de Perú hubo índices de mortandad por el virus en 17 especies de aves marinas, destacando casos como el pelícano peruano y el pingüino de Humboldt, cuyas poblaciones disminuyeron en más de 60%. Asimismo, en mamíferos como el lobo chusco, cuya población tuvo una baja de un 44%, y el lobo marino fino que disminuyó en más de un 19%.
“Una emergencia que pudo haber tenido incluso ribetes mayores si no hubiese sido por la oportuna activación de un plan intersectorial de primera respuesta que consistió en medidas de vigilancia epidemiológicas y protocolos para evitar la propagación o diseminación de la enfermedad, considerando acciones como disposición de cadáveres, muestreo y bioseguridad al personal”, precisó Valdivia.
En el caso de Chile, se registraron brotes en 11 de 16 regiones, incluyendo siete áreas protegidas, mientras que la afectación superó 30 mil muertes de especies silvestres, principalmente lobos marinos (62%) y pingüinos de Humboldt (6,7%), a pesar de las estrategias de respuesta temprana.
Miguel Díaz, coordinador nacional de Conservación de Especies Animales y Humedales de la Gerencia de Áreas Protegidas de CONAF, y Estela Martínez, coordinadora de monitoreo de la Biodiversidad en las Áreas Nacionales Protegidas del Perú, precisaron que la experiencia del trabajo de contención desarrollado durante la emergencia debe ser un marco referencial para fortalecer el trabajo colaborativo internacional, que en el caso de Chile y Perú se sostiene en el Convenio de Colaboración Técnica y Científica que existe desde el año 2003.
Al respecto, señalaron que esta problemática debe ser una oportunidad para avanzar en el mejoramiento del monitoreo viral de especies e individuos de aves y mamíferos silvestres afectados por IAAP; un programa conjunto de entrenamiento de personal en evaluación de riesgo, diagnóstico y muestreo en IAAP; crecer en la inversión asociada a laboratorios e insumos autorizados para análisis genético de virus, el diseño de una metodología para análisis de la dinámica pre y post pandemia del efecto del virus H5N1.