El informe de FAO conocido como SOFIA por su sigla en inglés “Sate of the world Fisheries and Aquaculture”,[1] se distribuyó hace unos días. Este informe compila el conocimiento sobre la producción, valor y otros aspectos relevantes de la pesca y la acuicultura global utilizando las estadísticas que reportan los países para el año 2022. El reporte ocurre normalmente con dos años de “retraso” generado por los esfuerzos globales de integración de la información; sin embargo, este entrega también una proyección futura (“outlook”) muy relevante en particular para la acuicultura; puesto que se espera esta siga creciendo y generando una oportunidad para alimentar a la humanidad en forma más sustentable.
SOFIA informa que en el 2022 La producción pesquera y acuícola mundial llegó a 223,2 millones de toneladas, de los cuales 185,4 millones de toneladas fueron animales acuáticos y 37,8 algas. Es importante destacar que ya en el 2022 el cultivo de peces e invertebrados (moluscos, crustáceos y otros) para consumo humano superaba el 51% de la producción total revelando el crecimiento acelerado de la acuicultura. En tanto, la pesca permanece estancada en volumen, además con un porcentaje de pesquerías sobre-explotadas que continúa incrementando. La pesca, especialmente para la producción de harina de pescado, sigue siendo la producción acuática más importante en volumen en América Latina; sin embargo, la acuicultura la supera en valor, además de generar alimento destinado a consumo directo.
Asia sigue siendo el continente dominante en la producción acuícola con un 91,4 % de la producción acuícola total, en su mayor proporción proveniente de cultivos de agua dulce, seguida de América Latina y el Caribe (3,3 %) donde destaca comparativamente la maricultura. Efectivamente en nuestro continente el crecimiento de la acuicultura sigue siendo notable, observándose que la producción de peces e invertebrados llegó a 4,3 millones de toneladas, lo cual prácticamente triplica la producción del año 2000 (Fig. 1). Esta producción está liderada por Chile (1,5 millones de toneladas) con salmones y mejillones, seguido por Ecuador con camarones y luego por Brasil liderado por la producción de tilapia en agua dulce. Por el contrario, la producción acuícola de algas en los últimos 12 años muestra una reducción a nivel de continente, influenciada principalmente por la caída de los cultivos en Chile.
SOFIA destaca varios temas relevantes para el crecimiento e intensificación sostenible de la acuicultura y hace especial énfasis en la necesidad de incrementar el consumo de alimentos acuáticos, considerando su menor huella de carbono y alto valor nutricional. Desde esta perspectiva en Chile, si bien continuamos entre los 10 mayores productores acuícolas a nivel global, estamos aún lejos de incrementar el consumo de productos acuáticos y mejorar la nutrición de nuestros habitantes, puesto que nuestra acuicultura es principalmente de exportación. Los beneficios socioeconómicos generados por el sector para el país, con más de seis mil millones de dólares en exportaciones en el 2023, son evidentes, sin embargo, tenemos el desafío pendiente de potenciar la acuicultura para el consumo nacional. Obviamente para ello se requiere incrementar la demanda interna y mejorar los sistemas productivos y mercados particularmente en la acuicultura de pequeña escala, subsector que tiene más posibilidades de llenar este nicho.
Figura 1. Producción acuícola comparando el año 2020 y el 2022 para Asia y Global (figuras de la izquierda) y para los otros continentes (a la derecha). La figura superior izquierda representa la producción de peces e invertebrados (moluscos, crustáceos etc.) en Asia y Global para ambos años con una escala productiva indicando100 millones de toneladas. La figura superior derecha muestra a los otros continentes/regiones incluyendo África, Latinoamérica y el caribe (LAC), Norte AmÉrica (NA), Europa y Oceanía, y la escala productiva en este caso alcanza a 5 millones de toneladas. La Figura inferior izquierda muestra la producción de algas en Asia y Global con una escala máxima de 40 millones de toneladas, en tanto a la derecha la figura muestra los otros continentes con una escala máxima de 200 mil toneladas.
SOFIA 2023 aboga por renovar esfuerzos hacia una transformación azul en acuicultura con metas ambiciosas en alineación con los ODS. Entre las metas destaca la necesidad de mejorar la bioseguridad en la producción acuícola a nivel global y enfatiza en la reducción en el uso de antimicrobianos, un tremendo desafío a nivel global. En la salmonicultura chilena, gracias a avances en tecnología e innovación además de mejor gestión se ha logrado reducir el uso de AM por cada tonelada de salmón cosechado lo que significa un gran avance en sustentabilidad y eficiencia productiva. Sin embargo, desde la perspectiva de los ecosistemas la cantidad total de antibióticos que se utiliza sigue siendo preocupante y no se ha reducido significativamente puesto que el consumo total de AM el 2023 fue 339 toneladas muy similar al valor de 342 toneladas el año 2022 (Informe SERNAPESCA 2023)[2], además algunos barrios o ACSs se usan cantidades mucho mayores que otros y hasta ahora desconocemos las consecuencias a escala de barrios u ecosistemas, incluyendo potenciales implicaciones para la biodiversidad y para la salud humana. Este hecho requiere de un esfuerzo aun mayor involucrando estrategias de manejo integrado más efectivas con alta colaboración entre las empresas mismas y con el estado, especialmente en áreas compartidas, avanzando hacia el concepto de capacidad productiva máxima dentro de cada ecosistema. Es imprescindible además atender a las potenciales implicaciones de uso de AM en las pisciculturas. Por ello es además necesario incrementar los esfuerzos en investigación y cumpliendo nuestra misión, en INCAR seguimos avanzando en estos temas en colaboración con otras instituciones[3].
Otro tema relevante que destaca SOFIA es la necesidad de avanzar en la transformación azul minimizando impactos sobre los ecosistemas y reduciendo las huellas de carbono; sin embargo, vemos en el propio reporte SOFIA que los cultivos de las especies extractivas/ no alimentadas con menor impacto, menor huella de carbono y potencialmente más beneficiosas para los ecosistemas (ej. mejillones, ostras) tienden a crecer menos que las especies alimentadas (ej. salmones, tilapia). A nivel mundial, la proporción de la acuicultura no alimentada en la producción total de peces e invertebrados cayó de 39,7 por ciento en 2000 a 26,9 por ciento en 2022. Por otra parte, si bien el crecimiento de los cultivos de algas a nivel global y especialmente en Asia es relevante, la mayor parte de las algas cultivadas aún se ocupan como aditivos y espesantes.
SOFIA no ahonda más allá en estos temas; sin embargo, he aquí una oportunidad enorme para el sector y un pendiente para la innovación y la gobernanza. En efecto, a pesar de todas las publicaciones y esfuerzos en pro de la acuicultura multitrófica, la acuicultura regenerativa y la aplicación de otros conceptos tendientes a incrementar la sustentabilidad del sector, especialmente bajo escenarios de cambio climático, estos siguen siendo mayoritariamente esfuerzos piloto y de poco impacto global fuera de China. Incluso en el este caso no existen datos suficientes ni estadísticas que permitan cuantificar la importancia de la IMTA en la producción global (y este es un desafío para FAO). Posiblemente los consumidores a nivel global tienden a preferir más los pescados y crustáceos antes que los moluscos, equinodermos, etc[4] en tanto no hay suficientes esfuerzos para considerar el valor de los servicios ecosistémicos de estos cultivos y su calidad nutricional que permitan incrementar la demanda de los mismos. Adicionalmente, se requiere de mayor innovación en la cadena productiva por ejemplo mejorando el procesamiento y gestión de los desechos pues efectivamente por cada tonelada de pescado (ej. salmones) vs mejillones (ej. choritos) cosechados, el rendimiento en biomasa consumible de los primeros es mucho mayor que aquella de estos últimos y es también más complejo el manejo de los desechos (ej. conchas). En Chile se requiere mayor inversión y potenciación de los cultivos de mejillones para mejorar su eficiencia productiva, ambiental y social incluyendo un incremento de su consumo a nivel nacional. Este sector representa una oportunidad muy relevante en la transformación azul para el país y el planeta que no podemos perder de vista en la planificación de la acuicultura del futuro.
En el caso de las algas, también lo menciona SOFIA, se mantiene el desafío y el potencial no realizado de incrementar su consumo como alimentos nutritivos lo cual requiere mayor inversión, innovación y gestión de los mercados. También son relevantes por su capacidad de absorber nutrientes incluyendo carbono, por lo cual son a menudo utilizadas en cultivos multitróficos, pero estos servicios no son aun suficientemente valorados. En el cultivo de salmones en el sur de Chile incrementan los casos de cultivo de algas en los centros/concesiones en descanso productivo; sin embargo, aún no existe información sobre la cadena productiva de estos cultivos ni de su eficiencia en la captación de nutrientes, potencial beneficio social etc.
Según SOFIA una meta primordial para la acuicultura global es la expansión e intensificación de la acuicultura sostenible tal que satisfaga la demanda global de alimentos acuáticos, garantizando al mismo tiempo una distribución equitativa de beneficios. Esta meta integra varios de los ODS, buscando el equilibrio ambiental y social del sector incluyendo la nutrición. En el caso de Chile es necesario abordar en forma incansable los desafíos de la integración espacial del sector con otros usuarios de los ecosistemas marinos y costeros, a la vez que se respeta y protege la biodiversidad. La equidad en los beneficios del sector especialmente a nivel local, requiere de mejores indicadores y seguimiento, ello será cada vez más relevante dada la tecnificación del sector y la incorporación de la Inteligencia Artificial lo cual va a ir reemplazando mano de obra local menos especializada. Ello plantea grandes desafíos y es importante que la gobernanza del sector sea proactiva y no reactiva. El diseño de una nueva ley de acuicultura para Chile es una oportunidad para estos temas desde la perspectiva nacional y planetaria.
[1] https://openknowledge.fao.org/items/3bffafd3-c474-437b-afd4-bb1182feeea6
[2][2] https://www.sernapesca.cl/app/uploads/2024/06/Informe-sobre-el-uso-de-antimicrobianos-y-antiparasitarios-en-la-salmonicultura-nacional-Ano-2023_v20240606.pdf
[3] https://centroincar.cl/wp-content/uploads/2022/07/PolicyBrieff11Incar.pdf
[4] Moluscos (mejillones, ostras, almejas etc.), equinodermos (pepinos de mar) y ascidias (piures) son especies extractivas que obtienen su alimento directamente del ambiente)