Greenpeace Chile
La crisis que está viviendo nuestro planeta -y, por ende, la humanidad- adopta tres formas: la del cambio climático, la de la pérdida de biodiversidad y la de la contaminación. En esta nota nos detendremos en esta última.
Empecemos por decir que la contaminación incluye muchas problemáticas bajo su paraguas. Por ejemplo, se refiere al mismo tiempo de la polución del aire producida por la quema de combustibles fósiles de las industrias, el transporte y los incendios; del petróleo que se derrama en la naturaleza por fallas humanas; de los químicos que se rocían sobre los cultivos y el suelo, entre tantos otros ejemplos.
Entre todas las fuentes posibles de contaminación, la que deriva de basura que no es tratada de forma adecuada, es una de las más habituales y extendidas. Algo lógico cuando entendemos que en una sociedad de consumo, todos generamos desechos, seamos empresas, gobiernos o ciudadanía.
El grado de responsabilidad es mayor según el tamaño y los recursos con que cuentan esos actores, claro está. Por eso, mientras continuamos exigiendo que las corporaciones y los gobiernos cumplan su parte, desde nuestro lugar también debemos demostrar con el ejemplo que nos comprometemos con la solución.
Si en tu ciudad hay sistemas de reciclaje, no dudes en comenzar a separar los residuos entre reciclables secos y basura, para luego acercar cada categoría al lugar donde se gestionará como corresponde.
Recuerda que muchos de los materiales que descartamos pueden recuperarse y volver a usarse para crear nuevos productos. Por ejemplo, el vidrio, metal y el papel pueden reciclarse infinidad de veces sin perder calidad.
En cambio, si los tiras a la basura terminarán en un vertedero donde tardarán siglos en desaparecer. No sólo eso, al estar mezclados con otros elementos, emiten más gases contaminantes que, a su vez, contribuyen al cambio climático.
Reciclar y dar una correcta disposición final a los desechos es el primer paso para reducir este cualquier tipo de contaminación de los ambientes naturales y recursos como el agua y el suelo.
¿Cuánto tardan en degradarse algunos productos en degradarse?
La basura no desaparece de forma mágica una vez que sale de nuestra mirada. Por el contrario, queda en la naturaleza, convirtiéndose en un peligro para la fauna y flora y en una fuente de polución para los ecosistemas.
Por eso, conocer el tiempo que tardan en desintegrarse algunos de los productos que consumimos a diario es vital para entender su impacto ambiental.
Botellas y frascos de vidrio
4.000 años
Globos de poliuretano
450 años
Bolsas plásticas
150 – 300 años
Envases de cartón con aluminio
30 años
Papel
265 días
¡Al reciclar, reducimos residuos, conservamos recursos y protegemos nuestro planeta! ♻️🌍 Cada acción cuenta para un futuro sostenible.