Dr. Cristian Echeverría Leal
Director del Proyecto
Campus Naturaleza UdeC
Los jardines botánicos, con su capacidad para albergar y cuidar especies en peligro, que eventualmente no sobrevivan al cambio climático, se erigen como refugios
En medio de la creciente preocupación por la pérdida de biodiversidad y los efectos del cambio climático en los ecosistemas de nuestro planeta, la conservación ex situ emerge como una herramienta fundamental en la conservación de especies amenazadas. Y es en este contexto, que los jardines botánicos y arboreta adquieren una relevancia aún mayor, no solo como espacios de esparcimiento y educación, sino como refugios vitales para la flora en peligro.
La Universidad de Concepción (UdeC), a través de su proyecto Campus Naturaleza, dedicará seis hectáreas para la creación de la primera colección de tres especies de Nothofagus amenazadas en América del Sur: el ruil (N. alessandrii), el hualo (N. glauca) y el roble de Santiago (N. macrocarpa). Esta iniciativa, que nace de una profunda vocación por la conservación de la biodiversidad y el compromiso con el desarrollo sustentable, representa un paso significativo hacia la protección de estas emblemáticas especies.
El género Nothofagus, conocidos comúnmente como «roble», está formado por 37 especies distribuidas de manera discontinua en el hemisferio sur. Estas especies forman grandes extensiones de bosques, que van desde el nivel del mar hasta 4.000 m sobre el nivel del mar en ambientes templados y tropicales. En América Latina los bosques de Nothofagus crecen sólo en el sur de Chile y Argentina. De las 10 especies de Nothofagus que existen en Sudamérica, tres especes están amenazadas y sólo se encuentran en Chile.
A pesar de su valor cultural, social, económico, estético, cientifico y ecológico, estas especies enfrentan múltiples amenazas, incluyendo la deforestación por cambio de uso de suelo, la fragmentación del hábitat y el cambio climático.Ante este panorama desafiante, la creación de un espacio dedicado a su conservación, fuera de su distribución natural, no solo asegura su supervivencia en un entorno controlado, sino que también proporciona un banco genético para futuras investigaciones y programas de reintroducción en la naturaleza.
La conservacion ex situ busca complementar los esfuerzos de conservación in situ y restauración ecológica. Es importante destacar que la conservación ex situ no pretende reemplazar los esfuerzos de conservación in situ, es decir, la protección de las especies en su hábitat natural. Por el contrario, complementa estas acciones al ofrecer un seguro adicional contra la extinción y brindar la oportunidad de estudiar y comprender mejor las necesidades y el comportamiento de las especies en un entorno controlado.
El futuro jardín botánico al interior de Campus Naturaleza de la UdeC no solo será un espacio de contemplación y belleza natural, sino también un espacio de investigación y educación dedicado a la conservación de la biodiversidad. A través de programas de divulgación y colaboración con otras instituciones y comunidades, buscamos fomentar la conciencia ambiental y promover la protección de nuestro patrimonio natural.
En conclusión, la conservación ex situ desempeña un papel crucial en la preservación de especies amenazadas en un mundo cambiante. Los jardines botánicos, con su capacidad para albergar y cuidar especies en peligro, que eventualmente no sobrevivan al cambio climático, se erigen como refugios. La iniciativa de nuestra Casa de Estudios de dedicar un espacio para la conservación de Nothofagus es un ejemplo de su compromiso con la biodiversidad y un legado para las generaciones futuras.