El pingüino, rescatado en estado crítico, fue trasladado a la Fundación MundoMar para completar su rehabilitación y ser liberado en su hábitat. Este proceso es esencial para desimprontarlo, es decir, que se desacostumbre al contacto humano.
Un pingüino magallánico juvenil rescatado en Tomé, fue trasladado a fines de junio al Centro de Rehabilitación de Fauna Silvestre (CEREFAS) de la Universidad San Sebastián, en Concepción, para recibir tratamiento. Tras un mes de cuidados intensivos y recuperación, el ejemplar fue derivado por el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (SERNAPESCA) a la Fundación MundoMar, para su proceso de desimprontación, que es crucial para que pueda ser reintroducido a su hábitat. El traslado fue coordinado por SERNAPESCA, organismo encargado de supervisar su liberación una vez que alcance el peso adecuado.
Fabián Hernández, médico veterinario a cargo de CEREFAS, explicó que el pingüino llegó con “baja condición corporal, síntomas respiratorios, debilidad muscular, deshidratación y mucosas pálidas”. Gracias a un tratamiento intensivo que incluyó alimentación hipercalórica, ejercicios para mejorar su musculatura y cuidado médico especializado, el pingüino logró recuperarse rápidamente, aumentando su peso de 1,8 a 2,8 kilogramos.
“A medida que fue recuperándose, pasamos a etapas de ejercicio de desplazamiento en tierra y en piscinas para mejorar su musculatura, hasta el punto de no necesitar ayuda humana para desplazarse,” detalló el Dr. Hernández. Sin embargo, advirtió que “los pingüinos son especies que se improntan demasiado rápido, y al ser un ejemplar juvenil, ven a los cuidadores como iguales, que es la conducta más difícil de corregir”.
La importancia de la desimprontación en la recuperación de la fauna silvestre
Por su parte, Astrid Guerrero, encargada de Gestión Ambiental de SERNAPESCA en la Región del Biobío, destacó que la Fundación MundoMar, la cual tiene por objetivo el rescate, la rehabilitación y la reintroducción de fauna marina, cuenta con un sector habilitado para la desimprontación, donde el pingüino permanecerá de uno a dos meses sin contacto humano.
“La idea es que se deshumanice, vuelva a su forma silvestre, y pueda alcanzar su peso ideal de cuatro kilos para ser liberado en su medio ambiente”, señaló. Además, mencionó que en MundoMar, el pingüino podrá socializar con otros dos ejemplares magallánicos, lo que facilitará la reintegración a su hábitat.
Fabián Hernández también enfatizó que “los exámenes complementarios, como radiografías y pruebas hematológicas, respaldaron la recuperación del pingüino, permitiendo que SERNAPESCA decidiera su traslado a MundoMar para la siguiente fase de rehabilitación”. A esto se sumó Astrid Guerrero, quien añadió que “esperamos liberarlo lo más al sur posible, donde las condiciones sean óptimas para su supervivencia, y siempre contando con el apoyo de MundoMar en este tipo de gestiones”.