Hasta el popular dicho sobre “pasar agosto” se ve trastocado por la actual triple crisis ambiental de cambio climático, contaminación y pérdida de biodiversidad. Porque según indican los datos de la Red Global de la Huella Ecológica (GFN por sus siglas en inglés), este año la humanidad apenas está “pasando” julio, dado que este 1 de agosto la Tierra entra nuevamente en sobregiro ecológico.
Este indicador muestra la fecha estimada en que la demanda de la humanidad por recursos y servicios de la naturaleza ha sobrepasado lo que el planeta es capaz de regenerar de forma sustentable en el periodo de un año. En este caso, el sobregiro ecológico global se adelantó un día en relación a 2023 (2 de agosto) y ya desde 2005 viene registrándose en el octavo mes del calendario.
“Hoy los seres humanos estamos utilizando 1.7 planetas Tierra para vivir, pero más que preocuparnos, el sobregiro ecológico debe movernos de forma urgente a actuar, reforzando la acción climática de países, ciudades y organizaciones, así como la ambición y celeridad en los compromisos de conservación de la naturaleza y más decisión a la hora de frenar la contaminación”, señaló Ricardo Bosshard, director de WWF Chile.
“En el mundo, pero también en Chile, que somos los primeros en sobregirarnos en Latinoamérica, debemos avanzar hacia nuevos consensos sobre la protección de la biodiversidad y los ecosistemas, así como respecto a las formas de producir y concebir el crecimiento económico, con miras a un bienestar humano sustentable, resiliente y equitativo”, agregó Bosshard.
Según destacó el director de WWF Chile, el sobregiro ecológico experimentó un fuerte retraso en 2020, donde los efectos de la pandemia, con las diversas restricciones que se impusieron, hizo que éste se moviera desde el 3 al 16 de agosto. Sin embargo, el ritmo de los impactos humanos se retomó en 2021, donde nuevamente el sobregiro se produjo el 3 de agosto.
En cuanto a Chile, el 23 de mayo pasado se convirtió en el primer país a nivel latinoamericano en alcanzar el sobregiro ecológico, una “marca” poco feliz que ya se repite por quinto año consecutivo. Así, si toda la humanidad viviera como un habitante de Chile, serían necesarios 2,5 planetas para sostener ese estilo de vida.