Por Francisco Acevedo, Departamento de Protección del Bosque de Corma
La lucha contra los incendios forestales no es una batalla en solitario. Es un esfuerzo que demanda la colaboración constante entre diversas organizaciones, instituciones y la comunidad en general.
El trabajo de prevención no se limita a la temporada alta, ya que es un compromiso que se extiende a lo largo del año, y cuya importancia radica en las acciones preventivas que tomamos antes de que el fuego haga su aparición.
En estos meses previos a la temporada de incendios, el foco está en la preparación, formar equipos capacitados, estructurar planes operativos y estar listos para responder ante cualquier eventualidad.
La experiencia de los últimos años ha demostrado que la coordinación es clave. La estrecha colaboración entre Conaf – Corma, las empresas asociadas, bomberos y vecinos, han sido pilares fundamentales para mejorar la respuesta ante incendios.
Hemos avanzado significativamente en la creación de protocolos comunes y en la adopción de un sistema unificado de comando de incidentes. Sin embargo, no podemos descansar en los logros alcanzados.
La disposición a trabajar coordinadamente debe seguir siendo nuestra prioridad. La implementación de medidas preventivas recomendadas por Conaf, así como el trabajo incansable de la Red de Prevención Comunitaria, son elementos esenciales para proteger nuestros bosques, que va desde la limpieza de terrenos para eliminar cualquier tipo de combustibles y desechos vegetales secos de alta inflamabilidad.
El desafío es mantener este nivel de compromiso y coordinación, incluso en momentos de baja actividad. La naturaleza es impredecible, y los incendios pueden surgir cuando menos se esperan. Por eso, es crucial que todos los actores involucrados, desde las empresas hasta las comunidades, sigan trabajando en conjunto, siguiendo los protocolos y reforzando las medidas de prevención.
La clave para proteger nuestros bosques no reside sólo en la capacidad de respuesta ante un incendio, sino en la fortaleza de las alianzas que hemos construido y en la constancia con la que mantenemos las acciones preventivas. El fuego no espera, y nosotros tampoco deberíamos hacerlo, ya que es un trabajo que nunca termina.