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Nuevo presidente de SCAR, Gary Wilson, subraya la urgencia de abordar los desafios climáticos y robustecer la investigación en Antártica.
En la reciente Reunión de Delegados del Comité Científico de Investigación Antártica (SCAR, por su sigla en inglés), realizada en Punta Arenas, fue elegido su nuevo presidente, el Dr. Gary Wilson (Nueva Zelandia).
Asimismo, la Dra. Carlota Escutia (España) y el Prof. Takuji Nakamura (Japón) fueron elegidos vicepresidentes del SCAR.
El Dr. Yeadong Kim (Corea del Sur) finalizó su mandato como presidente de SCAR, pero seguirá formando parte del comité ejecutivo en calidad de pastpresident. El Dr. Deneb Karentz (EE. UU.) y el Dr. Jefferson Cardia Simoes (Brasil) terminaron sus mandatos como vicepresidentes tras muchos años de servicio al SCAR.
Gary Wilson es un destacado investigador, entre cuyos intereses de investigación figuran el registro geológico marino del cambio oceánico y climático, con especial atención a la Antártica.
A orillas del estrecho de Magallanes, conversamos con él y destacó la amplia participación de jóvenes investigadoras e investigadores en la última reunión mundial en Pucón, resaltando el surgimiento de una nueva generación comprometida con la ciencia polar.
Además, señala que los principales desafíos para la ciencia antártica incluyen el impacto del cambio climático en ecosistemas, vegetación, hielo marino y circulación oceánica, y resaltó la necesidad de fortalecer los programas de investigación y comunicar estos hallazgos a los miembros del Sistema del Tratado Antártico para desarrollar políticas efectivas.
¿Cuál es su opinión sobre la reciente reunión del SCAR en Pucón?
GW: La reunión en Pucón fue fantástica, la más grande de científicos antárticos discutiendo temas de gran relevancia. Además, contó con una fuerte presencia de jóvenes investigadoras e investigadores, lo que marca el surgimiento de una nueva generación, que es precisamente el espíritu de SCAR: enfrentar algunos de los mayores desafíos del planeta.
¿Cuál es su visión de estos desafíos que enfrenta actualmente la ciencia antártica?
GW: Bueno, los principales desafíos para la ciencia antártica son la magnitud de los cambios y la escala de los problemas que enfrentamos con Antártica, junto con su complejidad y la conectividad global. En la Antártica y el Ártico el impacto del cambio climático es evidente: está afectando a los ecosistemas, con transformaciones significativas en la vegetación y la colonización del continente a medida que se calienta, así como en el derretimiento del hielo, el aumento del nivel del mar y la circulación oceánica.
La situación se vuelve cada vez más compleja y es preciso abordar estos desafíos para poder ofrecer recomendaciones a los miembros del Sistema del Tratado Antártico y asesorar a los países sobre las medidas que pueden adoptar y las diferencias que podemos hacer.
¿Qué ideas o proyectos le gustaría desarrollar desde la presidencia de SCAR?
GW: Traer al frente los desafíos de las amenazas a la biodiversidad, las especies invasoras, los cambios en la configuración de las capas de hielo y la circulación oceánica, entre otros. Aunque ya contamos con programas científicos y de investigación muy sólidos, es necesario fortalecerlos.
También debemos evaluar cómo transmitir estos hallazgos de manera efectiva a los miembros del Sistema del Tratado Antártico. Debemos asegurarnos de que reciban recomendaciones basadas en evidencia científica y datos concretos, para que los responsables de la formulación de políticas públicas puedan tomar decisiones informadas y elaborar planes de gestión que marquen la diferencia. No podemos darnos el lujo de seguir esperando para tomar decisiones importantes.
Además de su rol como presidente del SCAR, Gary Wilson es profesor de Ciencias Marinas en la Universidad de Otago, Nueva Zelandia, y tiene un cargo adjunto en el Departamento de Geología de la misma casa de estudios. Ha participado en más de veinte expediciones antárticas de su país y de Estados Unidos, además de colaborar en más de setenta publicaciones científicas. También ha sido galardonado con la Beca Byrd en la Universidad del Estado de Ohio y el Premio de Liderazgo Sir Peter Blake en 2006.