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La Antártica es un lugar único en el planeta, cuyas estructuras poseen un valor histórico y cultural que merece ser documentado y comprendido.
En el contexto de la Conferencia Abierta del Comité Científico de Investigación Antártica (SCAR) realizada en Pucón, la Dra. Victoria Nuviala Antelo presentó a la audiencia su valioso conocimiento sobre un tema fascinante y poco abordado: la evolución y los desafíos de la arquitectura en el Continente Blanco. Ella es especialista en arquitectura antártica e investigadora Marcel Bataillon en la Casa de Velázquez y en el Instituto Madrileño de Estudios Avanzados. Es también profesora asociada de Historia de la Arquitectura y el Urbanismo en la Universidad de Buenos Aires. Desde 2019 coordina 6044SUR, el Equipo de Investigación Interdisciplinario sobre Arquitectura y Hábitat en la Antártica, y el Archivo SUR, la primera plataforma virtual dedicada a la Arquitectura y el Hábitat en la Antártica. Recientemente, Nuviala fue galardonada con la beca SCAR por su proyecto “Mapping Memories”.
Con una perspectiva que aborda desde los primeros asentamientos balleneros hasta las narrativas históricas a menudo invisibilizadas, ella reflexiona sobre la evolución de este campo, destacando los desafíos actuales.
Su experiencia personal en el continente y su formación académica aportan un enfoque único que enriquece nuestro entendimiento sobre el valor histórico y cultural de la arquitectura antártica.
¿Qué la inspiró a investigar la arquitectura en la Antártica y por qué considera que es un tema relevante?
Victoria Nuviala (VN): Soy profesora de Historia de la Arquitectura hace una década aproximadamente, hace quince años que trabajo en Antártida y en determinado momento, conversando con colegas, notamos que la arquitectura de este continente no estaba reflejada en los libros de historia de la arquitectura global. Surgió esa inquietud, dado que existe una arquitectura antártica significativa. Esto nos llevó a investigar y a construir una breve biografía sobre esta arquitectura.
Siguiendo con la analogía de la “biografía” de la Antártica desde la arquitectura, ¿en qué etapa estamos?
VN: Me gusta esa idea. Tal vez, la adolescencia sería la década de los ‘60 cuando hubo una explosión de exploración y ahora estamos un poquito regresando, quizás ahora estamos alrededor de los cuarenta años, como en una revisión de lo que hemos hecho hasta el momento. Estamos más tímidos con las decisiones que tomamos, revisando y reflexionando sobre el pasado y cómo se relaciona con nuestro presente y futuro.
¿Cuál es la diferencia entre vivir y habitar en el contexto antártico? ¿Se habita bien en Antártica?
VN: No estoy segura. Conozco solo algunas bases y en mi caso la experiencia de “habitar” en la Antártida ha sido en campamentos, por lo que no puedo decir que sea una experiencia cómoda o lo más placentero. Sí existe un habitar que es novedoso, que implica una movilización de uno desde dentro. Hay algo acerca del modo de habitar que no se parece en nada y que imagino que se parece al espacio exterior.
Existen muchas narrativas, algunas más acordes con las narrativas oficiales, como la era heroica y esas cabañas de principio de siglo. Otras, totalmente silenciadas como es el todo período de explotación ballenera, toda esa arquitectura que está todavía en pie, que nos habla de una historia que hoy tal vez nos avergüenza o nos complica, ya que entra en conflicto con nuestra visión actual de sostenibilidad. Luego, tenemos esos momentos de estos conflictos políticos, reclamos territoriales, esos deseos de apropiarse de esa tierra.
Hoy, creo que nos encontramos en un punto donde las narrativas nos hablan de conflictos que no han sido resueltos, que permanecen latentes, esperando ser abordados.
En su conferencia se observó una notable paradoja: quienes menos impacto tuvieron en el medioambiente en términos constructivos –los loberos de comienzos del siglo XIX– fueron los más despiadados en términos ecológicos. Por otro lado, la generación actual, la más consciente en términos medioambientales, sigue usando tipos de construcciones con una fuerte intervención de largo plazo del entorno donde se erigen las bases.
VN: Hace algún tiempo, mientras trabajaba en una conferencia llamada The Rights of Nature, organizada por Peder Roberts y Alejandra Mancilla en 2022 en Oslo, hablamos sobre este tema. A veces, se espera que nuestra cultura material sea completamente coherente con lo que decimos y pensamos. Lo interesante es que lo que la cultura material dice lo que sucede a veces, así como susurrando lo que quiere y efectivamente esa paradoja existe.
En términos arquitectónicos y de huella antrópica, la arquitectura de antaño, con todos sus recursos limitados, resultaba ser mucho más sustentable que la que estamos utilizando hoy en día, a pesar de que tenemos un protocolo de medioambiente.
¿Qué busca el proyecto Archivo Sur 6044 y qué importancia tiene para la historia antártica?
VN: Busca generar un espacio virtual, una especie de “heterotopía”, donde aquellos cuyas narrativas no han sido valoradas o reconocidas tengan su espacio para contar cómo es vivir en Antártida. La idea es que estas historias puedan aflorar por debajo de esta masa pesada de narrativas del hemisferio norte, narrativas de África, Latinoamérica o Asia, encuentren su lugar y sean reconocidas, añadiendo profundidad y diversidad a la historia antártica.
¿Cuál ha sido la sorpresa más significativa en el desarrollo de este proyecto?
VN: Muchas sorpresas en el camino. La primera es que mucha gente se acerca diciendo que nunca había reflexionado sobre el lugar en el que vivieron en la Antártida, lo que nos llamó la atención, considerando que la arquitectura está presente en todos lados.
La segunda fue descubrir que las categorías tradicionales de la arquitectura no servían para analizar la arquitectura antártica. Nos decían “pero esto: ¿es arquitectura o urbanismo?” y no encajaba en ninguna de las dos. Por eso estamos creando nuevas categorías que se ajusten mejor a este contexto único.
Y, finalmente, está el deseo de la gente de contar su historia. Esto también nos abre un mundo de que todos nos quieren contar un poquito cómo fue vivir en esa tierra.
Al concluir nuestra conversación, la investigadora nos invita a reflexionar sobre un aspecto de la Antártica que va más allá del frío entorno natural y las expediciones científicas: las historias de aquellos que habitaron sus estructuras. Su proyecto «Archivo Sur 6044» abre una puerta a voces previamente ignoradas y plantea la necesidad de redefinir categorías arquitectónicas para comprender de mejor forma este territorio único.
A través de su testimonio, queda claro que la arquitectura antártica no solo refleja la importancia de la sostenibilidad, sino también la memoria colectiva de quienes han vivido allí, revelando relatos que aún esperan ser escuchados.