Texto y fotos: WWF Chile / Web
El Gran Rompecabezas de la Alimentación, publicado hoy por WWF, es una investigación que incluye una nueva herramienta digital que ayuda a identificar las acciones más adecuadas para transitar hacia sistemas de alimentación sostenibles.
El informe destaca que los sistemas alimentarios -la compleja red de actividades que implica la producción, el procesamiento, el transporte y el consumo de alimentos- producen importantes impactos sobre la naturaleza y el cambio climático y sólo pueden volverse sostenibles con soluciones en el ámbito local.
Como parte del primer estudio global de este tipo, la organización de conservación analizó más de 100 países y los clasificó en seis tipos de sistemas alimentarios diferentes, en función de sus características ambientales y socioeconómicas, y sugiere las acciones con mayor impacto positivo que pueden ejecutarse en cada uno de éstos. La inclusión de factores ambientales distingue a este estudio de otras tipologías de sistemas alimentarios con el fin de destacar que la producción de alimentos depende totalmente de un mundo natural funcional.
El reporte describe los seis tipos de sistemas alimentarios y plantea recomendaciones de acciones prioritarias para cada uno de ellos. En este esquema, Chile aparece como un país Tipo 5, estos son, uno con menores concentraciones de puntos críticos de biodiversidad (sitios de alta amenaza), pero con concentraciones bastante altas de carbono irrecuperable. A esto se añaden unos niveles elevados de rendimiento medioambiental, por lo que, en teoría, las zonas naturales corren un bajo riesgo de reconversión. Asimismo, la agricultura industrializada domina la producción de alimentos. Se concluye que estos países disponen de tierra y recursos hídricos suficientes para producir alimentos que satisfagan la demanda interna de una Dieta Basada en el Planeta, lo que implica una alta seguridad alimentaria.
Entre las recomendaciones para este tipo de naciones se encuentra fortalecer los compromisos y acuerdos para avanzar hacia dietas sanas, reducir la pérdida y desperdicio de alimentos y aumentar la producción de alimentos amigables con la naturaleza; incrementar la sensibilización de la opinión pública; reorientar las subvenciones agroalimentarias de las prácticas de producción nocivas; restaurar la biodiversidad y optimizar el uso de la tierra.
“El reporte muestra que en Chile tenemos muchas oportunidades para mejorar nuestros sistemas alimentarios en virtud de la Dieta Basada en el Planeta, robusteciendo al mismo tiempo nuestra seguridad alimentaria, que se ve amenazada por el cambio climático y también por la contaminación y la pérdida de biodiversidad, que impactan con fuerza sobre los recursos hídricos y de suelo. En este contexto, nos parece clave pensar y desarrollar sistemas alimentarios más eficientes, donde se reduzca la pérdida de recursos en toda la cadena productiva y de consumo. Esto implica dejar de perder alimentos en los campos y en los eslabones de distribución, así como la revalorización de los residuos orgánicos que se generan en los hogares y centros de producción y preparación de alimentos, como industrias y el sector de la hotelería y gastronomía”, señala Uri Colodro, encargado senior de Cambio Climático y Ciudades.
No hay una sola receta
“Los sistemas alimentarios son extremadamente complejos y están determinados por muchos factores, entre ellos el patrimonio cultural, los valores y los contextos locales. Eso significa que no hay soluciones milagrosas que funcionen en todas partes y reviertan el impacto devastador que los sistemas alimentarios actuales tienen sobre la naturaleza y la salud humana. El enfoque del Gran Rompecabezas de la Alimentación ayuda a todas las partes interesadas a identificar acciones basadas en la ciencia y en el contexto local, o las soluciones basadas en las características de un sitio”, dijo Brent Loken, Líder Científico Global de Alimentación para WWF.
El fortalecimiento de los compromisos existentes y su implementación tendría mayor peso en los países del Tipo 5, incluidos los Estados Unidos, el Reino Unido, los Países Bajos, Alemania, Japón y, como se mencionó, Chile. Estas naciones suelen tener regulaciones o acuerdos vigentes, pero la implementación suele ser deficiente. Cumplir con los compromisos que ya existen tendría mejores resultados que desarrollar nuevas soluciones.
Si bien no existe un único conjunto de intervenciones de políticas que deba aplicarse a escala mundial, la investigación reveló una necesidad constante de optimizar el uso de la tierra y restaurar la biodiversidad, mejorar la educación y el conocimiento sobre dietas saludables y sostenibles, y rediseñar los subsidios e incentivos financieros. “Hay muchos ejemplos de países que ya están aplicando las acciones de mayor impacto. En el futuro, el enfoque del Gran Rompecabezas de la Alimentación ayudará a acelerar la itransformación del sistema alimentario. Encontrar soluciones basadas en cada lugar y construir coaliciones de actores que puedan aprender unos de otros y compartir medidas efectivas e historias de éxito ayudará a crear sistemas alimentarios saludables y sostenibles”, concluyó Loken.
En Chile, WWF en conjunto con Fundación Basura y la Asociación Chilena de Municipalidades desarrolló una guía que visibiliza cuatro iniciativas locales: el Banco de Alimentos de Cerro Navia; la gestión de residuos sólidos y reciclaje de la Dirección de Gestión Ambiental (DIGA) de La Pintana; la recolección integrada, compostaje y desarrollo de huertos agroecológicos en el Ecoparque de Peñalolén; y el proyecto Mercados Campesinos Basura Cero apoyado por varios municipios de la Región Metropolitana. El documento profundiza en el caso del Banco de Alimentos de Cerro Navia, destacando su impacto ambiental a través de la reducción de la huella de carbono y su aporte social al entregar una solución concreta a la inseguridad alimentaria de familias y organizaciones de la comunidad.
Esta guía, de este modo, promueve iniciativas locales exitosas que puedan ser replicadas en otros lugares, incentivando la búsqueda de nuevas soluciones basadas en estas experiencias. WWF espera que con este material, otros municipios de Chile se motiven a iniciar proyectos similares en sus regiones, apuntando a avanzar hacia un país donde los alimentos no terminen en los contenedores de basura y donde la seguridad alimentaria esté garantizada para todos.