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El Pacto Nacional por el Agua en Chile debe plantear un enfoque inclusivo del agua con visión a largo plazo

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En los últimos años se han logrado importantes avances en la gobernanza del agua en Chile, aunque queda aún un largo camino que recorrer. En este desafío, el Pacto y Estrategia Nacional por el Agua en Chile puede constituir una herramienta de gran ayuda y servir como punta de lanza para avanzar en una gestión integrada del agua basada en la colaboración de todos los agentes implicados. 

Así ha quedado patente en el XVII Foro de la Economía del Agua, celebrado ayer en el marco del IV Expo Agua Santiago, y donde se hizo hincapié en la necesidad trabajar por la mejora de la gobernanza del agua, reduciendo la dispersión en la administración hídrica a través de una hoja de ruta común.

En la inauguración del evento, que reunió a cuatro mil asistentes, Esteban Valenzuela, ministro de Agricultura del Gobierno de Chile, recordó que este país es “uno de los más golpeados por el cambio climático, pero también hemos tenido capacidad de resiliencia y de respuesta a través del trabajo público-privado”. Estos dos conceptos, resiliencia y colaboración, son de hecho la base del Pacto y Estrategia Nacional por el Agua, para la que el Senado solicitó por unanimidad en 2023 al presidente la creación de una comisión técnica. 

Este Pacto es, en palabras de Carlos Estévez, coordinador del Área Hídrica del Gabinete del Ministerio de Obras Públicas del Gobierno de Chile, “una propuesta valiosa, necesaria y compleja”, que debe “involucrar a personas que no siempre son visibles, contar con tiempos que superan los mandatos presidenciales y una visión a medio y largo plazo”. El objetivo sería conseguir “un Chile resiliente y con seguridad hídrica”, para lo cual se precisa “una gestión inclusiva del agua, que integre las distintas fuentes y actores y tenga en cuenta los efectos del cambio climático”.

Francisco Lombardo, presidente del Foro de la Economía del Agua, resaltó el valor de los consensos: “el agua es uno de los pocos espacios que los permiten, incluso a nivel internacional, porque los necesitamos”. Lombardo destacó además la importancia de acometer una solución holística de gestión hídrica, ya que “la gran influencia del agua en la economía del país podría llevarnos a buscar soluciones simplistas, pero el agua influye en muchos más ámbitos. No es solo economía o ingeniería, es también cultura”, ha declarado.

Junto a estos ámbitos, la educación también se plantea como una cuestión central, tanto en este Pacto como en el manejo del agua en general en Chile. Así lo entiende Cristian Núñez, subdirector de la Dirección General de Aguas del Ministerio de Obras Públicas, que entiende la necesidad de un cambio cultural, para el que la educación es clave, empezando desde la infancia pero abarcando a toda la población, ya que “nos encontramos ante un problema global: el agua ya no está disponible de la misma manera en ningún lugar del mundo”.

Chile ha trabajado los últimos años en diferentes desarrollos normativos que afectan al agua, entre los que destaca la Ley Marco de Cambio Climático, en virtud de la cual se han puesto en marcha los primeros experimentos piloto de gestión de agua por unidad de cuenca. La senadora Isabel Allende ha destacado estas experiencias y ha resaltado que el país está avanzando en cuestiones “muy relevantes, aunque seguimos ‘en el debe’”. Por ello, considera que “ha llegado el momento en que el gobierno tenga en consideración hacer un gran acuerdo por el agua en el que esté la tecnología, el mundo académico, el sector público… El país tiene que tomar conciencia de que no puede seguir con la dispersión en la administración del agua, de ahí la importancia de un pacto nacional”.

La colaboración público-privada, clave para superar los desafíos del cambio climático

Margarita Ducci, directora ejecutiva de Red Pacto Global de Chile de Naciones Unidas, ha destacado que Chile es “un lugar con un alto riesgo de escasez en que debemos apostar por soluciones innovadoras como el reúso de agua, haciendo así una mejor utilización del recurso; por el cuidado de acuíferos y embalses y por que las empresas mejoren su huella hídrica. Este trabajo debe realizarse en una colaboración cada vez más estrecha entre la institucionalidad, las empresas, la academia, las ONG… El cambio climático nos está mostrando que el agua es un recurso finito que debemos cuidar entre todos”.

Esta institucionalidad, aunque dispersa, ha resultado clave para que Chile haya aumentado casi hasta el 100% la cobertura de agua y saneamiento y disminuido drásticamente los cortes de agua. Así lo explica Jorge Rivas, superintendente de Servicios Sanitarios del SISS, que destaca como una de las razones principales de estas mejoras “la entrada desde finales de los años 90 de la iniciativa privada”. 

En la actualidad se precisa otro impulso, ya que las previsiones se han transformado de manera radical en los últimos años. “El cambio climático nos ha llegado de manera más rápida y severa de lo que pensábamos”, explica Daniel Tugues, gerente general de Aguas Andinas. “En 2020 nos encontramos con escenarios que esperábamos para 2050 y que han precisado obras de emergencia. Aun así, en Santiago no se ha racionado el agua, ni siquiera en momentos de sequía prolongada, episodios de turbiedad o fenómenos climáticos extremos”. 

Ahora, junto a estas medidas de emergencia se están incorporando planes estructurales: proyectos de captación y devolución de aguas en distintas secciones del río Maipo, de robustecimiento de la gestión de acuíferos, soluciones basadas en la naturaleza y proyectos de eficiencia hídrica. “Esta eficiencia se mide en muchos ámbitos; los repartos de agua en la cuenca, en las plantas de producción de agua potable, en la red… Estamos en la senda de mejora del rendimiento y descenso de las pérdidas”, explica Daniel Tugues. 

La colaboración público-privada en el Derecho

Tanto en el derecho español como el chileno, la participación de la iniciativa privada en la gestión del agua tiene plena cabida. “El agua es un bien común, propiedad y responsabilidad de todos. Luego, su protección y su gestión está en manos tanto como del Estado como de los particulares. Este reparto de funciones tiene que estar equilibrado, ya que, si tenemos un exceso de lo público o de lo privado pueden producirse problemas”, explicó Estanislao Arana, director académico del Foro de la Economía del Agua.

Arana aclaró que el concepto de bien público no significa gratuidad, ya que hay una serie de costes asociados a su gestión que no se pueden obviar: “Es necesario aplicar el principio de recuperación de costes para garantizar el acceso al agua. No es conveniente para una correcta gestión del agua utilizar la política en los precios del agua, debemos contar lo que vale gestionarla, distribuirla y sobre todo sanearla para devolverla al medio natural en condiciones iguales o mejores a las de origen”, añadió.

Sobre el Foro de la Economía del Agua:

El Foro de la Economía del Agua es una iniciativa auspiciada por la Universidad de Alcalá (UAH) y la Universidad de Granada (UGR) que tiene como objetivo abordar el agua como parte prioritaria de la agenda política mundial, con especial acento en España, Chile y LATAM. 

Con un marcado perfil internacional, la organización lleva desde el año 2015 constituyendo un espacio de reflexión y diálogo sobre el agua desde la óptica de su gestión. El proceso aglutinador y catalizador de la iniciativa se articula en torno a reuniones internacionales y nacionales y una colección de publicaciones sobre temas en torno al agua. 

Desde su creación, ha celebrado diez Foros en España, uno en México, dos de carácter virtual y cuatro en Chile. Además, organizó un side event en la Conferencia del Agua de la ONU en Nueva York (2023); cuatro conversatorios de temática diversa en Chile y ha desempeñado un importante papel como impulsor del Pacto y Estrategia Nacional por el Agua en Chile. 

En la vertiente más académica, el Foro de la Economía ha publicado el Libro Blanco del Agua (2016), La economía circular y el sector del agua en España. Análisis Jurídico-Económico (2022), Derecho de aguas: los modelos de España y Chile (2023) y Desertificación, cuando el territorio hace aguas (2024).

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