Desde la fruticultura en la Región del Biobío hasta la minería, la robótica comienza a jugar un rol transformador en Chile. En Concepción, por ejemplo, la Universidad Andrés Bello comenzará a impartir en 2025 la carrera de Ingeniería en Automatización y Robótica.
En la última década, la robótica dejó de estar limitada a tareas repetitivas en la industria manufacturera para avanzar a nuevas áreas con aplicaciones médicas, científicas y militares, entre otras. Sin embargo, en Chile, su desarrollo es aún incipiente. Se estima que nuestro país está rezagado al menos 16 años respecto de aquellos que lideran la automatización en el mundo, que son Corea del Sur, Japón, Alemania y Estados Unidos.
Pese a esto, según las proyecciones de instituciones académicas, en 2050, Chile no solo estará implementando tecnologías avanzadas como implantes cerebrales, computación cuántica e interfaces capaces de controlar robots en diversos sectores, sino que también estará fortaleciendo su capacidad para innovar en áreas clave de su economía. Así lo explica también Lilian San Martín, directora de Escuela de Ingeniería de la Universidad Andrés Bello, plantel que este 2025 abrirá el programa de Ingeniería en Automatización y Robótica en su sede Concepción.
“Si miramos a nivel local, la robótica ha comenzado a desempeñar un papel transformador en la Región del Biobío, catalizando un cambio significativo hacia una agricultura más eficiente y tecnológicamente avanzada, como lo demostró el proyecto Agroceler”, señala, aludiendo al programa que dotó a la fruticultura de la zona de tecnología como reconocimiento y uso de drones y del que la casa de estudios formó parte.
“Esta iniciativa no solo evidencia cómo la automatización y la robótica pueden optimizar rápidamente procesos productivos, sino que también redefinir las prácticas tradicionales y promover un desarrollo sustentable. El éxito de Agroceler nos da muestra de la convergencia entre la innovación tecnológica y la necesidad de adaptarse a un entorno productivo en constante evolución”.
Este impulso en la industria es el que sustentó la decisión de impartir el programa en la sede. Se trata, indica San Martín de responder a una demanda profesional que no es solo territorial, sino global. En América Latina, señala como ejemplo, nuestro país está haciendo esfuerzos importantes para cerrar la brecha tecnológica. Aquí, la robótica se está utilizando cada vez más en industrias como la minería, donde los robots no solo mejoran la seguridad de los trabajadores al realizar tareas peligrosas, sino que también aumentan la eficiencia y reducen los costos operativos, señala la ingeniera.
El desarrollo tecnológico, agrega, no solo tiene el potencial de transformar sectores industriales clave, sino que también impulsan la innovación y la competitividad del país. “La creación de tecnologías robóticas avanzadas y la formación de profesionales altamente capacitados en este campo permitirán a Chile mejorar la eficiencia y seguridad en sus industrias, con un compromiso ético y medioambiental que es parte de lo que hemos definido para esta nueva carrera”.
Instancia que concuerda Juan Pablo Chamorro, director general de Admisión y Difusión UNAB, “sabemos de los requerimientos actuales del país en esta área y, especialmente, en la Región del Biobío. Por ello, confiamos en contar con los jóvenes interesados y comprometidos con una carrera que tendrá el enfoque centrado en preparar a profesionales en áreas claves como en transformación tecnológica, innovación y necesidades ambientales”.