La medida beneficia a especies amenazadas y promueve la recuperación de hábitats afectados por la contaminación lumínica.
Desde el pasado 19 de octubre, comenzó a regir en Chile una nueva norma lumínica impulsada por el Ministerio del Medio Ambiente. Su objetivo es reducir el impacto de la iluminación artificial, no solo en la astronomía y la salud humana, sino también en la biodiversidad. La regulación exige que todas las pantallas publicitarias y focos de recintos deportivos se apaguen a partir de la medianoche hasta las 7 de la mañana. Además, establece restricciones de luz en áreas de alto valor ambiental, como parques nacionales, para combatir la creciente contaminación lumínica.
Uno de los aspectos más destacados de esta norma es su enfoque en proteger especies vulnerables afectadas por la luz artificial. Marcelo Pavez, jefe de la Unidad de Medio Ambiente del Centro Regional de Estudios Ambientales (CREA) de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), explica que la exposición a la iluminación artificial puede alterar los ciclos naturales de varias especies. “La exposición prolongada a la luz de pantallas publicitarias en áreas urbanas y rurales interfiere con los patrones de comportamiento de las especies nocturnas. La falta de períodos de oscuridad afecta el ciclo de vigilia y descanso de numerosas especies terrestres e intermareales, disminuyendo su capacidad para refugiarse de predadores, encontrar alimento y reproducirse. Esto genera un impacto en cadena que afecta a toda la comunidad ecológica”, añadió el especialista de la UCSC.
Por otro lado, la normativa también promueve la transición hacia el uso de luces cálidas, restringiendo la emisión de luz azul, que es especialmente perjudicial para la fauna y flora. “Estudios recientes evidencian que la luz azul afecta gravemente a los insectos polinizadores, que cumplen un rol fundamental en la reproducción de las plantas y en la cadena alimentaria”, destaca Pavez.
En zonas de alta sensibilidad ecológica, como reservas naturales y comunas de biodiversidad amenazada, el Ministerio del Medio Ambiente implementará restricciones más severas de iluminación artificial. La Superintendencia del Medio Ambiente estará a cargo de la fiscalización para asegurar que se cumpla esta medida, respondiendo a un problema cada vez mayor: la contaminación lumínica, que se incrementa un 2% cada año y afecta al 83% de la población mundial que vive bajo cielos artificialmente iluminados.
La normativa aborda un problema transversal en las especies. Sin embargo, algunas como las aves se ven particularmente afectadas, con efectos medibles que incluyen desorientación en vuelo, alteraciones en sus ciclos biológicos y aumento de mortalidad. “También en las especies intermareales, la iluminación artificial altera los ciclos de día y noche, disminuyendo las tasas de encuentro predador-presa y la movilidad. Esto altera el funcionamiento de la comunidad intermareal en su totalidad”, explicó Pavez.
Los horarios de apagado de pantallas publicitarias durante la noche podrían ser efectivos en la reducción de la contaminación lumínica cerca de áreas naturales protegidas. “Mantener una prohibición de emisión de luz durante la noche contribuye a minimizar los efectos adversos en la fauna, ayudando a conservar el ciclo circadiano de las especies y manteniendo el equilibrio en los ecosistemas sensibles”, finalizó Pavez.
Esta normativa marca un avance significativo en la protección de la biodiversidad en Chile, en especial en zonas urbanas y semiurbanas del Biobío, donde la expansión industrial ha elevado los niveles de contaminación lumínica. Según el experto, “con esta medida damos un paso crucial en la preservación de nuestros ecosistemas y en la mitigación de los efectos negativos de la luz artificial sobre la fauna. Es un cambio necesario para preservar la biodiversidad que aún nos queda”.