Dos estudios, recientemente publicados en las revistas Scientific Reports y The Cryosphere, liderados por los investigadores Dr. Jorge León-Muñoz y Dr. Rodrigo Aguayo, evidencian importantes alteraciones en los aportes de agua dulce al sistema costero de la Patagonia chilena, alertando sobre el creciente impacto del cambio climático en esta región.
La Patagonia chilena, caracterizada por su extensa y fragmentada línea de costa, y altos ingresos de agua dulce, alberga uno de los sistemas estuarinos más grandes del mundo. En este sistema, las precipitaciones, ríos y glaciares modifican la señal oceánica de la columna de agua, determinando, entre otros factores, la presencia de una capa superficial menos salina, con características biológicas y químicas muy diferentes de las aguas oceánicas que dominan en profundidad.
En las últimas décadas, esta interacción ha sufrido cambios significativos: las precipitaciones son menores que los promedios históricos, y los períodos secos prolongados en verano y otoño son cada vez más frecuentes. Por ejemplo, este año, que a simple vista podría considerarse lluvioso, las ciudades de Puerto Montt, Coyhaique y Punta Arenas al día de hoy registran déficits de precipitaciones del -22%, -14% y -6%, respectivamente.
En este contexto, el Dr. Jorge León-Muñoz, académico de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), y el Dr. Rodrigo Aguayo, investigador del Departamento de Agua y Clima de la Universidad Libre de Bruselas, lideraron dos investigaciones que alertan sobre la magnitud de los cambios en los ríos y glaciares de la Patagonia chilena.
En estos proyectos se destaca la amplia participación científica de investigadores nacionales del Centro Interdisciplinario para la Investigación Acuícola (INCAR), Centro de Ciencias Ambientales (EULA) y Centro Copas Coastal de la Universidad de Concepción (UdeC), Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) e Instituto de Ciencias Físicas y Matemática de la Universidad Austral de Chile (UACh), Centro de Investigaciones en Ecosistemas de la Patagonia (CIEP), y de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC); e internacionales, de la Universidad Libre de Bruselas (Belgica), Universidad de Innsbruck (Austria), Universidad de Bristol, Universidad de Birmingham, Universidad Grenoble Alpes (Francia), y del Departamento de Geología del Middlebury College (EE. UU.).
El estudio publicado en la revista Scientific Reports, titulado “Hydrographic shifts in coastal waters reflect climate-driven changes in hydrological regimes across Northwestern Patagonia” (https://doi.org/10.1038/s41598-024-71008-y) calibró y validó modelos hidrológicos en más de 890 ríos en la Patagonia norte (41ºS – 46ºS), integrando en ellos productos satelitales y datos de estaciones meteorológicas e hidrométricas con registros históricos (años 1985-2020).
“Los resultados son concluyentes: en las últimas tres décadas, el comportamiento de los ríos ha cambiado notablemente, la temporalidad de las descargas máximas y mínimas ya no son las de antes y los caudales de verano y otoño son cada vez más bajos. Aguas abajo, los cambios en la firma hidrológica de los ríos ha logrado alterar la estratificación de las aguas estuarinas, así sistemas como la zona norte del mar interior de Chiloé y el Seno de Reloncaví, registran una tendencia significativa de calentamiento y ascenso de la señal salina, respectivamente”, afirmó el Dr. Jorge León-Muñoz.
Cambio climático
En contraste, el estudio publicado en la revista The Cryosphere, titulado “Unravelling the sources of uncertainty in glacier runoff projections in the Patagonian Andes (40–56° S)” (https://doi.org/10.5194/egusphere-2023-2325), utilizando el modelo Open Global Glacier Model (OGGM) y proyectando más de 1.900 escenarios de derretimiento glaciar entre los años 1980 y 2099, advierte que un tercio de los glaciares de la Patagonia ya alcanzó su máximo derretimiento.
A futuro, las proyecciones no son más alentadoras, existiendo una alta probabilidad de que el 70% de los glaciares de la Patagonia pierdan más del 50% de su masa hacia fines de siglo.
Así lo aseguró el Dr. Rodrigo Aguayo, quien explicó que “dados los resultados de ambos estudios, sería factible pensar que la disminución en los aportes de agua dulce desde los ríos será compensada por el mayor derretimiento glaciar; sin embargo, esta suposición no se sostiene al observar que la reducción en los caudales afecta principalmente a la Patagonia norte, donde el aporte glaciar es menor y el máximo derretimiento ya se alcanzó”.
La Patagonia aún está dominada por bosques nativos, presenta una con baja densidad poblacional y sus ríos son libres (salvo el Yelcho que cuenta con una represa en su tramo superior), por lo que los resultados de ambos estudios son atribuibles directamente al cambio climático y no a presiones humanas.
“Esta es una condición que debemos mantener, siendo urgente proteger las cuencas hidrográficas como acción clave para mitigar las amenazas del clima futuro y no amplificar sus impactos. Es necesario avanzar en la generación de instrumentos normativos que protejan a los ríos y glaciares de la Patagonia. Para esto es fundamental aumentar el monitoreo e investigación que se desarrolla en esta macro-región, con el fin de entender cómo mitigar los cambios en la magnitud, calidad y temporalidad de los aportes de agua dulce y sus influencias en el sistema costero”, agregó el Dr. Aguayo.
Las investigaciones de los investigadores Dr. Jorge León-Muñoz y Dr. Rodrigo Aguayo, contaron con financiamiento Fondecyt Regular N°1221102, Fondo de Investigación Estratégica en Sequía N°FSEQ210030, Portal Horizonte Europa Nº101115565, Proyecto ICE3 .