Valentina Galleguillos N.
Arquitecta UDD | MDCS
Experta en Accesibilidad Universal
Carrera Arquitectura
Universidad del Desarrollo
Hasta hace un tiempo atrás, para ser exactos, antes del 18 de octubre, Concepción se caracterizaba por ser una ciudad en cierto modo pensada para el peatón, con diferentes patrones y recorridos.
Durante el invierno o en días de lluvias, la red de galerías comerciales que atraviesan la ciudad se convertían en espacios protagonistas de ser recorridos por los penquistas que de cierta manera se refugiaban del viento y la lluvia penquista tan característica que no deja abrir paraguas y se llevaba con el viento cualquier tipo de sombrero o protección.
Reconociendo lugares y rincones comerciales que a simple vista no se ven por estar escondidos en los laberintos urbanos trazados que atraviesan cuadra con la otra. Como también las marquesinas que en la misma época de invierno nos guiaban a caminar en fila india para refugiarnos de los famosos cambios climáticos que sufre la ciudad penquista tratando así el peatón de refugiarse en cada muro o vitrina de la ciudad que estuviera protegida de este plano elevado a 3 mts de altura.
Por el contrario, en primavera o verano, era muy propio ver como los cafés de Concepción abrían sus locales hacia el exterior apropiándose de espacios públicos con grandes quitasoles, mesas y sillas. Peatones que realizaban una pausa en su caminar para poder así tener un lugar de encuentro, de conversación, de disfrutar un buen café, etc… cultura urbana que con los años se había arraigado en Concepción.
A su vez se podía interpretar un Centro de Concepción de día rodeado de palomas y gaviotas que volaban sobre el cielo con un ruido y olor a mar tan característico de la ciudad, con otro Concepción de noche cuando se esconde el sol, haciendo protagonistas diferentes polos de la ciudad como por ejemplo el barrio Universitario o Plaza España donde la música y la bohemia realzaban su liderazgo resaltando por su música, sus luces o el mismo protagonismo de un ciudadano de vida nocturna que salía a deambular por las noches a recorrer la ciudad.
En cierta forma, la ciudad tenia ciertos códigos interpretados por los penquistas de como recorrer Concepción en invierno, como también en verano, de día y de noche… de diferentes formas, y horarios… pero siempre siguiendo patrones y códigos establecidos, Pero de un momento a otro… todo cambió…. Nuestro Concepción paso a descodificarse completamente… Estos patrones establecidos por años se quebrantaron.
El aroma a café quedo atrás y ahora el olor, humo y las lágrimas en los ojos impiden actualmente poder transitar por las calles céntricas de Concepción. Lo que eran esos lugares de apropiación de cafés, hoy son grandes explanadas vacías … las vitrinas urbanas pasaron a ser verdaderos bunkers opacos con diferentes letreros artesanales indicando el acceso al comercio lleno de signos y grafitis que muestran un descontento urbano… Hoy las galerías comerciales no nos cobijan del viento o la lluvia, son más bien corredores urbanos o simplemente una nueva alternativa de recorrido para poder protegerse de manifestaciones y sentirse resguardados del ruido, de una atmosfera triste y que muestra un Concepción gris, en una estación donde debería reflejar el colorido y el brillo de sus vitrinas.