Atraídos por un suculento festín de restos de pescado, los pelícanos borregones llegan cada año desde Canadá al lago de Chapala, en el oeste de México. Aquí pasan varios meses antes de iniciar nuevamente su recorrido hacia el norte.
AFP.- Las aves, de largo cuello y un pico de amarillo intenso que contrasta con su blanco plumaje, se agrupan a orillas del lago para devorar el alimento que un habitante de Petatán, municipio de Cojumatlán, les arroja.
“Pensamos que escogieron aquí a Cojumatlán como su epicentro para llegar porque Petatán es una comunidad donde el 100% de los habitantes se dedican a pescar. No venden el pescado ni vivo ni entero, son fileteadores”, por lo que lo restos se acumulan en abundancia, dice a la AFP Enrique Mujica Sánchez, alcalde del municipio.
Ismael Ayad, un pescador y guía de turistas en la zona, asegura que la comunidad se ha visto beneficiada pues los pelícanos borregones.
Las aves, que pueden medir 1.75 metros de longitud y hasta 3 metros de ancho con las alas extendidas, atraen a numerosos visitantes. “Hay comunidades donde no hay trabajo. Aquí hay trabajo de sobra a través de estos animalitos”, explicó.
“El domingo se nos llena aquí de turismo de varias partes”, asegura el guía y pescador. Las mujeres son las que se dedican a filetear el pescado y lo hacen en cuestión de segundos.
“Es bonito tener a los pelícanos borregones. Nos beneficia que estén aquí porque atraen turistas y todos pueden conocer un poquito de Petatán, y de su cultura”, dice Esveidy, una cortadora de pescado.
Los pelícanos borregones se dispersan durante el día por el extenso lago de Chapala.
Está ubicado en los estados de Jalisco y Michoacán, pero al final de la tarde se concentran en las orillas de Petatán. Para esa hora, las mujeres han terminado de filetear el pescado y es momento de arrojar los restos a las aves.
Los pelícanos borregones llegan en diciembre al lago de Chapala para pasar el invierno antes de emprender el vuelo en marzo hacia el norte anticipando la llegada de la primavera.
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