Tras la recolección de más de 10 mil semillas desde distintas regiones en donde existen Queules, en junio de este año comenzarán los pilotos de establecimiento con más de 100 plantas viables.
La iniciativa Conservación de Especies Amenazadas, ejecutada por el Ministerio del Medio Ambiente (MMA), implementada por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y financiada por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF), en alianza con el Centro de Semillas, Genética y Entomología de Conaf -Chillán de la Corporación Nacional Forestal, inició en 2019, la producción de plantas de Queule, las que serán utilizadas, a contar de junio de este año, en ensayos pilotos de establecimiento, así como la entrega de ejemplares con fines de educación ambiental y conciencia pública sobre la conservación de la especie.
Las plantas nacidas a partir de la recolección de frutos provenientes de distintos puntos de las Regiones de Maule, Ñuble y Biobío, hoy arroja una cifra de 107 individuos, pero se espera que con el transcurso de los meses este número aumente, pues fueron más de 10 mil los carozos sembrados en 2019 y este otoño de 2020 se espera incrementar con semillas obtenidas desde otros puntos, como la Cordillera de Nahuelbuta.
Para el Seremi del Medio Ambiente de Ñuble, Patricio Caamaño, este trabajo es muy relevante pues Conaf se ha hecho cargo de una importante cifra de semillas del fruto del Queule para su germinación. “Para nosotros es fundamental dilucidar si es por genética u otro motivo la posibilidad que existe de una mayor sobrevivencia y de efectividad de la especie en esta inserción a los ecosistemas que se está trabajando junto a esta iniciativa de conservación. Son datos relevantes, en especial porque se enfocan en la flora, que es más desconocida, pero muy representativa para nosotros”, destacó.
Para la coordinadora Biobío de la Iniciativa Conservación de Especies Amenazadas MMA, FAO, GEF, Fabiola Lara, la importancia de esta colaboración con Conaf es dejar sentadas las bases para un trabajo sostenido en el tiempo con la germinación de nuevas plantas de Queule, pues la conservación necesita de estudios, ensayos y el compromiso civil para su resguardo.
“En el centro de semillas se están reproduciendo las plantas que necesitamos para establecerlas en ciertos territorios emplazados en Biobío y Ñuble para ver su comportamiento. No tenemos información por eso estamos realizando estos ensayos que nos entregarán datos en relación las técnicas adecuadas de producción de plantas y un protocolo para el establecimiento exitoso”, dijo la profesional.
Antonio Varas, Director del Centro de Semillas, Genética y Entomología de Conaf-Chillán, comentó que la experiencia de trabajar con esta especie que tiene problemas de conservación ha sido desafiante.
“Si bien ya habíamos tenido experiencia de trabajar con el Queule, en este proyecto estamos siguiendo una línea de micropropagación, probando cosas nuevas, con buenos resultados, y ya contamos con plantas disponibles para los ensayos, por lo que ha sido una experiencia enriquecedora, nos hemos encariñado con ella”, dijo y agregó que para los profesionales que trabajan en genética es un aspecto importante el conservar toda la diversidad genética que se pueda obtener del Queule.
“Esto implica recolectar semillas de todos los lugares posibles de su distribución para terminar después con un rodal de conservación donde se establezca un pequeño bosquete con todas las procedencias, toda su diversidad que podamos conservar, para que incluso se puedan dar mezclas o cruzamientos, que en la naturaleza no se darían por la distancia, de tal forma que ese aumento de la diversidad genética pueda contribuir a la conservación del Queule, siempre y cuando dichas cruzas se prueben antes en terreno, ya que generalmente las especies con problemas de conservación presentan una diversidad genética reducida que merma de forma importante su capacidad evolutiva”, comentó.
Con dedicación
En el Centro de Semillas, Genética y Entomología de Conaf trabaja María Cristina Ortega, como encargada de vivero del Proyecto Queule. Desde junio de 2019 cada día es la responsable del cuidado, mantención, limpieza, fertilización, registro de temperatura y crecimiento, de las plantas de Queule. Cuenta que el primero en nacer se registró el 9 de septiembre.
“Fue un día extraordinario para mí, porque a pocos meses de la colecta de semillas teníamos una especie que demora tanto en germinar (…) es que le hemos puesto harto empeño al proyecto, sabíamos que estábamos haciendo bien el trabajo y fue una felicidad”, dice orgullosa y recuerda que ese día en particular se notó de lejos su verdor, “comencé a llamar a todos, lo venían a ver, le sacaban fotos incluso se anduvo estresando, cuatro días después nació el segundo Queule.
María Cristina está muy encariñada, les habla a las plántulas y se esmera en que crezcan sanas. Las protege del exceso de humedad para evitar la propagación de hongos, o que algún pájaro o insecto se coma sus brotes. De todo este período lo que más le ha llamado la atención es que ha nacido un Queule rosado y otro morado, a los que fertilizó con éxito.
Finalmente, el profesional de la iniciativa MMA/FAO/GEF, extensionista del Queule, Pablo Azúa, destacó el ejercicio realizado. “Lo iniciado en 2019, con la recolección de frutos, nos permitirá este año iniciar los ensayos de establecimiento de Queule, los cuales serán diseñados y trabajados en conjunto con el Centro de Semillas, afianzando este importante trabajo colaborativo”.
SOBRE LA INICIATIVA DE CONSERVACIÓN DE ESPECIES AMENAZADAS
La iniciativa de Conservación de Especies Amenazadas, ejecutada por el Ministerio del Medio Ambiente (MMA), implementada por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y financiada por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF), tiene como objetivo incorporar conservación y valoración de la biodiversidad en sistemas productivos, con el fin de proteger Picaflor de Arica, en Arica y Parinacota, así como el Huemul, Queule y Zorro de Darwin, en las regiones de Maule, Ñuble, Biobío, y Araucanía, especies amenazadas.
Esta iniciativa promueve un manejo sustentable de los territorios y para ello, los profesionales trabajan propiciando la generación de un vínculo cercano entre el desarrollo local de las comunidades y la transferencia de conocimiento técnico para hacer compatibles las actividades silvoagropecuarias y turísticas con la conservación de estas especies y su hábitat.
INFORMACION SOBRE EL QUEULE
Queule (Gomortega keule)
En términos taxonómicos, es una especie única dentro de su familia, endémica y propia de la zona central de Chile, en áreas muy discontinuas de la Cordillera de la Costa, entre el sur del río Maule y el sur de la cordillera de Nahuelbuta.
Puede alcanzar los 15 a 30 metros de altura, con un diámetro medio entre 15 a 100 centímetros. Es reconocido por su fruto alargado y de color amarillo que pueden llegar a los 7 cm de largo y 5 cm de diámetro, uno de los más grandes en la flora nativa chilena. Especie de gran relevancia ecológica posee una escasa reproducción sexual y su producción en viveros requiere de larga dedicación.
En la actualidad se conocen alrededor de 22 poblaciones que corresponden a pequeños bosquetes nativos rodeados de plantaciones de pinos y eucaliptos
Datos históricos
El Queule, al igual que el Canelo, es pariente de las primeras plantas con flores que aparecieron en el planeta. Su data se estima hace unos 100 millones de años en nuestro territorio. Los primeros registros del uso de su fruto en jarabes y bebidas son de 1558. Fue declarado Monumento Nacional en 1995, prohibiéndose su tala. En 2005 se creó la Reserva Nacional Los Queules, en la Región del Maule, y durante todo este tiempo CONAF y otras instituciones han trabajado en su conservación.
Entre sus PRINCIPALES AMENAZAS están los incendios forestales, escasa regeneración sexual, daño a la semilla por recolección inadecuada, corte, entre otros.
Como BUENAS PRÁCTICAS se deben evitar incendios forestales, no cortar, evitar el uso de pesticidas en predios donde se encuentre la especie, no comercializar productos con su madera, recolección consciente de frutos, guardar la semilla en un recipiente rotulado con fecha y lugar de origen, en caso de utilizar su fruto como mermelada, retirar la pulpa y guardar su semilla, proteger el bosque nativo o área donde se encuentre. Cuando reconozca un ejemplar informar para su estudio y conservación a la Seremi del Medio Ambiente o CONAF.