Como representantes del gremio hemos trabajado estrechamente con distintas instituciones públicas, diferentes municipios, entidades privadas y centros comerciales, con el fin de levantar al sector de los duros golpes que ha recibido. Cada uno, desde su vereda, ha aportado apoyando iniciativas que Achiga les ha propuesto, aporte que agradecemos, dada la importancia que tiene la industria gastronómica para el país, pero que para la profundidad de la crisis que vivimos, no es suficiente.
Hoy enfrentamos un nuevo escenario que nos tiene muy afectados, temerosos y con mucha incertidumbre. Si bien, hemos avanzado en distintas agendas de trabajo con diversos organismos, en este momento nos urge un apoyo fuerte y concreto para ayudar a sostener la industria: necesitamos liquidez para las pequeñas, medianas y grandes empresas del rubro. Sin este apoyo económico inmediato, muchos establecimientos se verán obligados a cerrar su cortina definitivamente, poniendo en riesgo 150.000 puestos laborales, y el sustento de miles de familias.
A pesar de que actualmente la gran mayoría tiene cerrado su restaurante, las cuentas que aquejan al sector se deben seguir pagando. Arriendos, servicios básicos y créditos que se continúan cobrando, tienen agónica a la industria; Por otra parte, los bancos no nos están facilitando el proceso, ya que desde octubre pasado, nos consideran como un segmento de alto riesgo.
Por ello, hacemos un llamado urgente al gobierno y a las instituciones financieras para que en conjunto nos inyecten liquidez, porque definitivamente no tenemos otra manera de subsistir, ya que desde el 20 de marzo se nos prohibió la atención de público, y tenemos una responsabilidad enorme con nuestros trabajadores. Nos apremia poder optar a créditos con aval del Estado para poder reinventarnos, y nos urge la comprensión de arrendatarios, ya que sin flujo de caja claramente se verán atrasados los pagos.
La inversión en un establecimiento gastronómico es alta, y las gestiones para abrir y mantener un restaurante son costosas, con trámites que toman mucho tiempo. Maquinarias, sueldos, pagos a proveedores e IVA, son sólo una parte de la operación diaria, y a eso se suma un trabajo mayor, como es la obtención de permisos y patentes que tanto cuesta obtener. Para los establecimientos ubicados al interior de malls, si bien el tema del arriendo se ha visto rebajado en varios casos, hoy son otros los cobros que aquejan y siguen vigentes, frente a lo cual insistimos, que sin flujo de caja ni liquidez, se hacen imposibles solventar.
Aunque algunos establecimientos tienen delivery, como un aporte a la cadena de alimentación, esta actividad sólo se puede efectuar fuera del toque de queda establecido, lo que en muchos casos dificulta el implementar esta alternativa a más restaurantes.
He ahí la inquietud, ya que no queremos ver perdidos años de esfuerzo y trabajo. El desafío hoy es mantener nuestra industria en pie.
Estamos conscientes que la reactivación será lenta, y por lo mismo, necesitamos que acojan nuestros requerimientos, con medidas que nos apoyen en el corto, mediano y largo plazo. Reiteramos nuestra necesidad de contar con liquidez en las empresas; considerar las peticiones de flexibilidad laboral cuando reabramos; un periodo de gracia de pagos de seis meses mínimo para que los establecimientos gastronómicos puedan pararse nuevamente; y que los municipios nos ayuden sin cobros de patentes municipales, durante todo el periodo de prohibición para atender público.
Finalmente, estamos expectantes por la implementación de la Ley de Protección del Empleo, iniciativa cuya retroactividad valoramos como gremio, ya que los restaurantes fueron los primeros en cerrar, debido a las restricciones para enfrentar la pandemia. Sin embargo, es clave que se aclare cuál es el plazo de pago de las leyes sociales, ya que sin ingresos, aunque el seguro de cesantía pague los sueldos, no tenemos cómo pagar estas obligaciones de forma inmediata.
MAXIMO PICALLO
PRESIDENTE
ACHIGA (Asociación Chilena de Gastronomía)
Foto: Campus France