Giovanni Calderón Bassi
Director Ejecutivo Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático
Este miércoles se celebra el Día Internacional de la tierra, una efeméride establecida por la ONU que tiene su origen en 1970, cuando el senador Gaylord Nelson logró que 20 millones de norteamericanos salieran a las calles para manifestar su preocupación por la contaminación y la vulnerabilidad del planeta. Desde entonces, esta importante fecha, se conmemora en todo el mundo para visibilizar los problemas que sufre el planeta que compartimos a causa de nuestras acciones.
Hoy más que nunca, cuando el mundo se enfrenta a una pandemia sanitaria global ocasionada por el Covid-19, que deja a su paso una cifra lamentable de fallecidos y la desestabilización de la economía mundial, ha quedado en evidencia que debemos hacernos cargo de los efectos del cambio climático.
Todos nos hemos visto forzados a cambiar la forma de movernos, socializar y vivir debido al COVID-19, y parece más necesario que nunca el reflexionar en torno al cuidado del planeta y la responsabilidad que todos, sin excepción, tenemos en esta labor.
A medida que se eleva la temperatura de la Tierra, el permafrost se derrite y expone nuevos patógenos. Según algunos expertos es probable que puedan resurgir muchas enfermedades que habían sido erradicadas y, lo más grave, no hay inmunidad ni antibióticos para combatir bacterias antiguas.
Asimismo, los cambios en la biodiversidad, generados por la deforestación, el cambio de uso del suelo o el creciente comercio ilegal de vida silvestre, afectan el funcionamiento de los ecosistemas y abren la puerta al contacto y la transmisión de enfermedades de animales a humanos.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), una nueva enfermedad infecciosa emerge en los humanos cada cuatro meses y el 75% provienen de animales. Sin embargo, la biodiversidad se deteriora a un ritmo creciente y un millón de las casi ocho millones de especies de animales y vegetales en el mundo se encuentran en peligro de extinción. Esto tiene una gran impacto porque una mayor diversidad de especies dificulta la rápida propagación de los patógenos, mientras que menos biodiversidad es sinónimo de más infecciones.
Queda claro la estrecha vinculación entre salud humana, animal y ambiental. En este escenario de coronavirus, hoy la prioridad está centrada en evitar su propagación, pero es importante no perder de vista los retos que aún tenemos respecto al cambio climático y la conservación de la biodiversidad. De eso, también depende nuestro futuro.
Quizás esta pandemia llame a los grandes emisores de gases de efecto invernadero como Estados Unidos, China, India y Rusia, que suman alrededor del 55% del total de emisiones, a evaluar que no es negocio entrar en un colapso climático como el que hoy nos ha sumido esta emergencia sanitaria.
Es fundamental que este Día de la Tierra, tomemos conciencia de que debemos entrar hoy en acción para revertir los daños al planeta, ponerle freno al aumento de la temperatura global y lograr el equilibrio.
Este pequeño “respiro” para el planeta, bajo ninguna circunstancia va a reducir el tremendo impacto ambiental que hemos generado por años. No olvidemos que la lucha climática es también la lucha contra nuevas pandemias y la preservación de la vida en nuestro planeta.