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El fotógrafo argentino Tomás Thibaud consiguió captar gracias al uso de un dron el extraordinario apareamiento de dos ballenas francas septentrionales en el momento de la cópula. Espera que imágenes como estas ayuden a la población a tomar conciencia sobre la importancia de la preservación de los ecosistemas marinos.
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“Fue un momento increíble que me regaló la naturaleza en uno de mis viajes a la península Valdés después de muchos años de experiencia como fotógrafo, una de esas situaciones únicas que se producen cuando menos te lo esperas”. Así describe el fotógrafo argentino Tomás Thibaud la escena de dos ballenas francas australes que consiguió grabar con su cámara mientras hacía un trabajo documental en la península Valdés, un accidente costero situado en la provincia del Chubut, en la costa atlántica argentina.
La región, catalogada como Bien del Patrimonio Mundial por la Unesco, atesora la mayor concentración de ejemplares reproductores de ballena franca austral, con más de 1.500 ejemplares catalogados. Según explica el fotógrafo argentino, las ballenas llegan entre los meses de junio y septiembre, aunque el crecimiento de las poblaciones ha provocado que cada vez se les espere más temprano.”Los habitantes de la península Valdés están a la espera de las primeras ballenas, que llegan para aparearse, mientras que más tarde arribarán las hembras preñadas para dar a luz a los ballenatos. Durante el resto del año, estos cetáceos recorren las aguas del Atlántico, llegando hasta la Antártida en busca de alimento.
Estos animales marinos pueden llegar a medir 15 metros de largo y a pesar entre 40 y 45 toneladas.
La biología de las ballenas
Estos enormes animales marinos pueden llegar a medir 15 metros de largo y a pesar entre 40 y 45 toneladas. Normalmente arriban al Golfo Nuevo y al Golfo San José, en la Provincia de Chubut, en busca de aguas calmas para reproducirse y parir, explica Thibaud. El trabajo de apareamiento se realiza en grupos donde puede llegar a haber una única hembra y hasta nueve machos). Un aspecto curioso, explica el fotógrafo, es que “la hembra puede copular con todos los machos de ese grupo sin desatar ningún tipo de pelea. Se trata de una competencia espermática por lo que la ballena hembra quedará preñada del macho con mayor calidad de esperma”. Todos los individuos, aclara, colaboran para garantizar la procreación.
En el apareamiento varios machos intentan fecundar a la hembra, la cual quedará preñada del macho con mayor calidad de esperma.
Caza de ballenas
La caza indiscriminada colocó a estos cetáceos al filo de la extinción en el siglo XIX, cuando su población llegó a reducirse en un 90%. Sin embargo, poco a poco fue recuperándose, gracias en parte a la toma de conciencia sobre la importancia de la protección de los océanos y a las iniciativas turísticas encaminadas a promover el avistamiento de ballenas.
“Como fotógrafo documentalista, y como persona apasionada de la naturaleza, el hecho de haber registrado este momento fue un regalo a tantos años persiguiendo experiencias únicas del mundo natural”, sostiene Thibaud (@tomasthibaud en Instagram), quien asegura que, a pesar que ha visitado esta región en numerosas ocasiones, en aquel momento sintió un verdadero impacto emocional que cambió su forma de pensar y le enseñó a valorar esos momentos mágicos. “Es una sensación única difícil de explicar a alguien que nunca ha sentido la respiración de una ballena, o la mirada fija de semejante animal que emerge su ojo del agua para observarte y entablar contacto. Si se fijan en detalle, lograrán ver sus órganos reproductivos y el acto de apareamiento en concreto”, sentencia.