- En el contexto del 60° aniversario del gran terremoto de Valdivia, el geólogo Andrés Tassara dio cuenta de las actualizaciones a los modelos y los desafíos que aún persisten.
El Dr. Andrés TassaraOddo, geólogo y Director del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Concepción, precisa que el Terremoto de Valdivia tiene muchas singularidades a la hora de ser comparado con otros eventos afines, partiendo por la magnitud. “Terremotos similares en el pasado preinstrumental se conocen muy poco. El terremoto que probablemente precedió al del 60 en Chile es uno de 1575. Y, en el mundo, no se conocen otros terremotos con ese largo de ruptura”.
En cuanto a la sucesión de sismos que antecedieron al hito del 22 de mayo de 1960, Tassara, quien es, además, director alterno del Núcleo Milenio Cyclo, marca otro punto al describir lo que se conoce como “terremoto silencioso”. “Hubo un primer terremoto magnitud cercana a 8 el día 21 de mayo con epicentro probablemente bajo la Península de Arauco. Los pocos instrumentos geodésicos que había a la fecha en el mundo, sugieren que tras este evento hubo una propagación de lo que hoy llamamos un terremoto silencioso o lento. Un caso similar es el terremoto de Japón de 2011, donde hubo un terremoto precursor una semana antes del terremoto gigante magnitud 9,1, y entremedio los instrumentos geodésicos locales indican que hubo una propagación de la ruptura en el área del primer terremoto hacia el área del segundo. Es probable que esto haya ocurrido el 60”, menciona.
En tanto, respecto al terremoto del 27 de febrero de 2010, se contabilizaron aproximadamente 525 muertos y 25 desaparecidos. La pregunta que ronda desde entonces es si esa cifra pudo ser menor en caso de existir mejor coordinación y una directriz precisa en la alerta de tsunami. Diez años después, no hay dudas de que la respuesta a la interrogante es afirmativa.
Tassara sostiene que desde 2008 existía consciencia en el GORE y la Onemi de que esta era una brecha sísmica estudiada por científicos que avalaban la inminencia de un terremoto, por lo que el 8,8 se instaló en medio de un trabajo de preparación en progreso. A ello suma el hecho de que el sistema de alerta temprana de tsunamis se basaba “en una premisa errada”.
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*Fotografía: Dirección de Comunicaciones UdeC