Brasil ya es el tercer país del mundo con más casos, mientras Perú y Chile presentan un número creciente de pacientes con COVID-19. La enfermedad llegó a América del Sur más tarde que en otras regiones, pero ya hay más de medio millón de personas afectadas. Las agencias de la ONU piden que se proteja a los más vulnerables, entre ellos los migrantes venezolanos.
El director de emergencias de la Organización Mundial de la Salud advirtió este viernes que América del Sur se ha convertido en el nuevo epicentro del coronavirus.
“Estamos viendo muchos países suramericanos con un creciente número de casos, y tenemos una preocupación por esto. Es claro que ahora mismo el más afectado es Brasil”, afirmó Mike Ryan durante la habitual conferencia de prensa de la Organización.
Ryan dijo que el país está alrededor de los 300.000 casos confirmados de COVID-19 con más de 19.000 muertes.
“La mayoría de los casos están en la región de Sao Paulo, pero también en Río de Janeiro y los estados de Pernambuco y Ceará, así como el Amazonas. En términos de la incidencia de la enfermedad, la más alta está en el Amazonas, con 490 personas infectadas por cada 100.000 de población, lo que es bastante alto”, explicó.
El experto afirmó que sus colegas en la Organización Panamericana de la Salud se encuentran ofreciendo asistencia directa a los Gobiernos de esos estados afectados.
“También debemos decir, que a pesar de que el Gobierno de Brasil haya aprobado el uso de la hidroxicloroquina para el uso general de su población, nuestras revisiones y la evidencia clínica que tenemos hasta ahora, no apoya su uso para el tratamiento de COVID-19. No hasta que se completen los ensayos clínicos y tengamos resultados claros”, afirmó.
Por su parte la epidemióloga María Van Kherkhove recalcó que el riesgo más alto de enfermedad severa de coronavirus se mantiene entre las poblaciones más vulnerables, debido a condiciones previas, el acceso a la salud, y la evidente desigualdad.
“Hay poblaciones vulnerables en todos estos países, y tenemos que trabajar para asegurarnos que todos tendrán acceso a la salud, a las pruebas, y a la información para poder prevenir más casos de enfermedad y muertes”, aseguró la experta.
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Diogo Moreira/Governo de Sao PauloVista aérea de la ciudad de Sao Paulo, una de las más afectadas por el coronovirus en Brasil.
Un llamamiento por los más vulnerables
El COVID-19 llegó a América del Sur más tarde que en otras regiones, pero a la fecha ya ha sobrepasado el medio millón de casos. Brasil se ha convertido en el país con la cifra más alta de infecciones por coronavirus en América Latina, seguido por Perú con más de 100.000 casos y Chile con más de 60.000.
En el resto del mundo, solamente los Estados Unidos y Rusia han registrado una mayor cantidad de casos en comparación con Brasil.
La Organización Internacional para las Migraciones lanzó este viernes un llamado humanitario urgente solicitando 21,2 millones de dólares para aliviar el impacto de la pandemia de COVID-19 sobre las personas migrantes más vulnerables y sus comunidades de acogida en diez países de América del Sur: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela.
Además de las amenazas directas a la salud del COVID-19, las personas migrantes en América del Sur deben enfrentar desafíos socioeconómicos y de protección significativos y exacerbados. Debido a la desaceleración económica, las personas migrantes están entre las comunidades más vulnerables, en peligro de sufrir exclusión y estigmatización. © UNICEF/ArcosUna madre venezolana de 21 años migra sola con su hijo de 3 meses.
Los migrantes venezolanos, en especial peligro
“Millones de migrantes en toda la región necesitan ayuda urgente, en especial los más vulnerables. Se necesita contar con fondos para poder ofrecer respuesta a la COVID-19 en una región que ya está enfrentando el flujo de refugiados y migrantes de Venezuela, una de las mayores crisis de desplazamiento externo de todo el mundo”, afirmó Adriana Escariz, directora regional interina de la OIM para América del Sur.
Los países de América del Sur han adoptado medidas restrictivas de movilidad humana para reducir el impacto de la pandemia. Los bloqueos totales, toques de queda, cierres de fronteras y actividades comerciales, han hecho que las personas migrantes pierdan sus empleos y esto ha tenido impactos negativos sobre los ingresos y las remesas, resultando con frecuencia en la pérdida de su condición migratoria regular, bloqueando la posibilidad de retorno, y aumentando sustancialmente su vulnerabilidad.
Además, el cierre de fronteras ha provocado una situación apremiante para cientos de personas varadas que en algunos casos no pueden siquiera cubrir sus necesidades más básicas como las de alimentos, alojamiento, y acceso a cuidados de la salud.
Hay cerca de 10 millones de migrantes viviendo en América del Sur, procedentes de diferentes países de la región y del mundo. De ellos, un 80% son migrantes intrarregionales, siendo la migración desde Venezuela la más numerosa.
Ya de por sí las condiciones de los espacios urbanos en América del Sur son de gran fragilidad debido a problemas como el déficit en los servicios de transporte público y en el acceso a los cuidados de la salud, además de la concentración en asentamientos informales.
Según la Organización, un nuevo patrón de migración interna ha surgido de esta crisis, con una cantidad significativa de migrantes internos que se desplazan desde los grandes centros urbanos a las pequeñas ciudades o pueblos rurales ubicados en las provincias debido a la pérdida de su empleo o a la interrupción de la continuidad del trabajo que realizaban en el sector informal.