Presidente del Círculo de Sostenibilidad de IRADE
Subgerente de Sostenibilidad de Blumar Seafoods
La pandemia que afecta al mundo ha sido un tremendo ejercicio de aprendizaje para todos. Llegó sin previo aviso y nos ha sorprendido cada día, exigiendo nuestras capacidades al máximo, tanto en lo personal, como en lo profesional.
No se trata de un problema puntual, pues no afecta sólo a un sector, el impacto ha sido transversal y con el desafío permanente de la continuidad en las operaciones, evitando así romper la inmensa cadena de valor que involucra un trabajo productivo de las empresas en la que participan muchos actores, como son los trabajadores, las pymes y también las propias comunidades.
Una maquinaria hasta ahora bien aceitada y a la vez permeable a todo cambio, en donde todavía estamos aprendiendo a cómo sobrellevar este escenario hostil, con aciertos y con caídas, es verdad, pero avanzando.
Cabe preguntarnos ¿cuánto han aportado las empresas, en la contención de este Covid-19?, Muchísimo. El primer foco empresarial ha estado en resguardar la salud de las personas, lo que se refleja en estrictos protocolos sanitarios y campañas internas, en las que se destaca la alta creatividad, participación de los trabajadores y aportando también a sus familias.
Poniendo el cuidado de las personas como prioridad, podemos garantizar la necesaria continuidad operacional, porque mantener el motor productivo funcionando es indispensable para enfrentar la crisis social que viene de la mano con la pandemia.
Al mismo tiempo desde las empresas debemos estar disponibles para la colaboración permanente con las autoridades, un accionar activo de responsabilidad en el cual no hemos dudado ni un minuto en asumir, pues está en todos nosotros el superar esta crisis sanitaria.
Sin embargo, desde nuestro rol resulta imperativo detenernos a pensar en el largo plazo, para que en medio de tanta contingencia no perdamos la mirada profunda que nos permita continuar con el rumbo trazado. En otras palabras, debemos de proyectar nuestro horizonte más allá de la pandemia.
Es en medio de esta crisis mundial que la sostenibilidad se muestra como una oportunidad, una tremenda apuesta que, si bien ya venía asentándose, la realidad nos mueve a profundizar la mirada en los aspectos económicos, sociales y ambientales, todos en su conjunto y al mismo nivel, ahora con un carácter más determinante, más exigente, y ya en forma definitiva como parte del ADN de todas las empresas y poniéndola al centro del negocio.
Estamos hablando de una nueva forma de relacionarnos con los distintos grupos de interés, de manera responsable y transparente, con un idioma común de convergencias y acuerdos. El futuro no nos puede pillar perdidos en nuestras bases, es nuestra oportunidad hoy.