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Reportaje: Humedal del Río Cruces, un reservorio único en el mundo para la biodiversidad

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Cada 5 de junio se conmemora a nivel mundial del Día del Medio Ambiente. Este año, debido a la crisis climática la temática es la biodiversidad. En Chile, y en particular la región de Los Ríos, existen lugares donde la riqueza de especies es única. Uno de esos lugares es el humedal del Río Cruces. ¿Cómo un lugar que se originó debido a una catástrofe natural puede albergar a cientos de especies? No sólo de cisnes vive este humedal. 

Biodiversidad significa variedad de seres vivos. Cada especie que la compone, juega un rol en el equilibrio ecológico de los ecosistemas, por ello, la importancia de conservarla. Sin embargo, las actividades humanas de las últimas décadas han generado en muchas partes del mundo una destrucción progresiva de la biodiversidad generando la destrucción dramática o incluso extinción de diversas especies. 


El humedal del Río Cruces, ubicado en las comunas de Valdivia y Mariquina, región de los Ríos, es uno de los lugares más emblemáticos para la conservación de la biodiversidad. No por nada, una parte de éste alberga la Santuario de la Naturaleza del Río Cruces y Chorocamayo Carlos Anwandter, el primer sitio Ramsar del país. 

Desde la formación de su estado actual, después del terremoto de 1960, este lugar se ha convertido en un sitio único en el cual diversas especies han encontrado el lugar ideal para vivir y desarrollarse, convirtiendo a los cisnes por ejemplo, en un sello característico de la región. 

Según el último Censo de Cisnes que realiza CONAF, se pudieron contabilizar un récord histórico de más de 22 mil ejemplares. Sin embargo, hay muchas otras especies que son tanto o más emblemáticas. 

El Centro de Humedales Río Cruces (CEHUM), en conjunto con científicos y académicos de la Universidad Austral de Chile, han realizado diversas investigaciones para lograr comprender y explicar lo que ocurre en este humedal. 

El director ejecutivo del CEHUM, Dr. Ignacio Rodríguez, explica que “gracias a los fondos de investigación que tenemos activos, hemos podido analizar diversos aspectos ecológicos del humedal del Río Cruces. Estos datos son de suma relevancia para entender lo que allí sucede, su resiliencia y capacidad de recuperación ante daños ambientales. Son los cisnes los más conocidos y llamativos, pero hay otras especies que también son importantes de investigar. Como todo, el humedal del rio cruces funciona como un conjunto, y si alguna pieza no funciona, puede que a la larga se afecte todo el humedal”. 

Uno de ellos es el que lidera el Dr. Juan Navedo y Jorge Ruiz, del Bird Ecology Lab de la UACh. Durante meses, han seguido y monitoreado el movimiento de cisnes a través de collares GPS a lo largo del humedal. “Nos hemos dado cuenta que algunos individuos inmaduros han realizado desplazamientos de mayor alcance volando hacia otros humedales. Esos desplazamientos parecen básicamente prospectivos, antes de decidir dónde establecerse, conseguir pareja e intentar reproducirse por primera vez. Una vez tomada esta decisión, como especie monógama los cisnes permanecerán con su pareja de por vida en el humedal seleccionado, a no ser que ocurra un evento natural o derivado de las actividades humanas que cambie sus características ecológicas y los obligue a emigrar, temporal o definitivamente”.

Es así como muchos de ellos se quedan en el río Cruces, debido sus características ya que los métodos de conteo de los guardaparques de CONAF no ha variado desde hace 40 años. Navedo y Ruiz sostienen que “la única causa biológicamente posible para un aumento de varios miles de cisnes respecto al mes previo es la inmigración desde otros humedales. Respecto a los factores que lo hayan provocado deben buscarse qué cambios se han producido en los últimos años, a diferentes escalas, en otros humedales que hayan podido provocar una emigración de ejemplares hacia el río Cruces. En particular, habría que considerar cómo ha afectado a diferentes humedales, especialmente los que no tienen conexión mareal, el ciclo prolongado de sequía que ha experimentado y continúa experimentando Chile en la última década.

“Pero no solo los cisnes han aumentado en número”, explican los investigadores. Según los registros existentes las taguas también han incrementado su presencia notoriamente. “Como se ha dado en forma simultánea a los cisnes, la posibilidad de que un factor ambiental clave que afecte a una zona geográfica extensa sea el responsable de que varias especies de aves acuáticas hayan llegado de forma masiva al humedal del río Cruces cobra mayor sustento”, explican. 

Mucho más que cisnes

Mucho más que cisnes

En el río Cruces coexisten muchos tipos de humedales diferentes, como el bosque pantanoso o hualve, el bañado, el palustre o las vegas húmedas. Cada uno de ellos tiene vegetación diferente y que permite la existencia de otras especies de gran valor. Patricia Möller, bióloga marina, coordinadora de educación ambiental del CEHUM, y de larga trayectoria en el estudio de vegetación acuática, indica que por ejemplo, “el bosque pantanoso tiene especies arbóreas endémicas como el temu y la pitra y es muy importante porque es denso e impenetrable por lo que ofrece condiciones óptimas para el huillín o nutria de río que vive asociado a ellos”. 

Möller explica también que “el bañado es un humedal de poca profundidad donde crece vegetación acuática sumergida, como el luchecillo y el pinito de agua, o de hojas natantes como el loto y también el clavito de agua con sus vistosas flores amarillas, que son introducidas pero también se encuentran varias especies de huiros nativos. De ellas se alimentan los cisnes y las taguas, por ejemplo”. 

En tanto, la investigadora indicó que en el humedal palustre crece el pajonal de totora y batros, en particular en las orillas del río y otros cursos de agua, siendo éstas nativas y de amplia distribución. “En estos viven muchas aves que sólo viven en este tipo de ambiente, como el siete colores y el trabajador”. 

“Finalmente en las vegas húmedas crecen muchas especies de plantas como helechos, juncos y hierbas de uso medicinal como menta, poleo, limpiaplata, paico, ortiga, hinojo”, indicó Möller. 

Anfibios del sur del mundo

Pero en el humedal del río Cruces habitan otras especies que han sido objeto de estudio por los investigadores de la U. Austral de Chile, como es el caso de los anfibios. Se trata de una investigació liderada por el Dr. José Núñez de la Facultad de Ciencias de esta casa de estudios, quien instalará en el CEHUM un Laboratorio de Conservación para siete especies focales de anfibios amenazados gracias a un convenio suscrito por el Zoológico de San Antonio, el Parque Zoológico Roger Williams de Estados Unidos, el CEHUM y la UACh. 

Núñez, sostuvo que el objetivo es “conocer en mayor detalle la biología de algunas ranas y fomentar los esfuerzos para tratar de frenar las disminuciones, a través del desarrollo de programas de conservación ex situ y el monitoreo de enfermedades en poblaciones silvestres”. En ese sentido, el investigador explicó que a pesar de no haber especies endémicas de ranas en el humedal del río Cruces, si existen al menos 10 especies que la habitan, siendo la más icónica la rana grande chilena (Calyptocephalella gayi). “No obstante, el cambio de uso de suelo, la contaminación acuática y en particular la disminución de hábitat causada sobre todo por el relleno de humedales para proyectos inmobiliarios están disminuyendo drásticamente sus poblaciones. Otras especies comunes de los humedales son la rana de antifaz (Batrachyla taeniata) y la rana de cuatro ojos (Pleurodema thaul)”, indicó Núñez. 

Debido al importante rol que ocupan en el ecosistema como consumidores secundarios en muchas cadenas alimentarias, es que su estudio y conservación se ha incrementado. “Los renacuajos por ejemplo, tienen un impacto significativo en el ciclo nutricional tanto de invertebrados como de vertebrados. Los anfibios adultos son reconocidamente los mejores controladores biológicos de plagas. Consecuentemente la disminución o la extinción de estos animales sin duda podría tener un impacto a escala macroecológica”, sostuvo Núñez. 

Puyes: reproducción en riberas del río

Otro de los estudios que está financiando el CEHUM tiene relación con el puye, especie que fue fuente de desarrollo económico en Valdivia en la década de los 70 gracias por su extracción y comercialización. Su casi desaparición, ha sido fuente de investigación para el Dr. Cristián Correa y su equipo, de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la UACh. 

Correa explica que su equipo de trabajo ha dividido la investigación desde el punto biológico y antropológico. “Nos interesa saber no sólo las razones biológicas por las cuales el puye prácticamente haya desaparecido, sino también por qué los pescadores hoy se dedican a otras actividades y desviaron su actividad económica hacia otros sectores”, indicó. 

Aun cuando no hay estudios recientes respecto de la presencia del puye en el humedal del río Cruces, se pudo establecer que existen poblaciones migratorias y otras que son de carácter residente. “En este humedal, existe una mezcla de ambos. Por lo tanto, uno de nuestros objetivos fue establecer dónde y cuándo desovan. Y encontramos que esto se produce en los alrededores de Valdivia, donde existe confluencia de aguas marinas y de agua dulce, entre las plantas, raíces y hojas que están en las riberas del río. Es así como encontramos huevos en sectores como el terminal de buses y hasta Estancilla”, indicó el investigador. 

La degradación de los bordes ribereños podría ser a juicio de Correa una de las causas de la disminución del puye. “Su transformación en pro de la piedra o el concreto, el hundimiento de los bordes después del terremoto y el cambio ecológico de éstos por la aparición de árboles o sectores con más sombra, han reducido los lugares de desove, y por ende, su reproducción”. Sin embargo, existen muestras de qué aún están presentes en lugares donde el borde del río cuenta con las condiciones para que ellos se puedan reproducir. 

El humedal del río Cruces es rico en biodiversidad, y sus habitantes no son solo cisnes. Dependerá de nosotros que podamos conservarlo para que pueda ser hábitat de éstas y otras especies. 

RECUADRO:

Microorganismos: especies clave y poco estudiadas

La Dra. Lorena Lagos, investigadora del CISVO de la Facultad de Ciencias Agrarias y a punto de comenzar investigación financiada por el CEHUM, ha dedicado su trabajo al análisis de la importancia de las bacterias en la cadena trófica. 

Para ella, “conocer la diversidad microbiana entrega información clave sobre los procesos de ciclaje de nutrientes que se llevan a cabo en el humedal y cómo influye el factor antropogénico en estos ciclos. Por ejemplo, cuando alteramos el entorno del humedal a través del relleno, la contaminación domiciliaria o la presencia de actividad ganadera o agrícola en los alrededores, entre otros. 

La Dra. Lagos señala que “las bacterias son capaces de transformar el nitrógeno o el fósforo presente en el agua a formas disponibles para que las plantas los puedan absorber y seguir creciendo, permitiendo que éstas sean fuente de energía para el siguiente eslabón de la cadena trófica y permitan la subsistencia de otras especies. 

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