No muerden, no pican y llegan a nuestros hogares atraídas simplemente por la luz. Es lo que explica el profesor de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la U. de Chile, Tomislav Curkovic. “No son una plaga en nuestras casas, porque no hacen nada al interior de ellas. Afuera algunas podrían ser consumidoras de ciertas plantas”, dice el especialista. El aumento en su circulación -explica- se debe a un alza en las temperaturas y a que este año fue más lluvioso.
A nadie ha dejado indiferente el aumento de polillas principalmente durante la noche. Por redes sociales circulan imágenes y videos que muestran balcones con decenas de estos insectos, o algunas al interior de departamentos y casas. ¿Estamos frente a una plaga? Tomislav Curkovic, entomólogo de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile, dice que no y aclara que estamos frente a un ciclo normal de estos organismos.
“Este año hay un poco más de aumento en las densidades de las poblaciones de estas polillas dado que tuvimos un otoño y un invierno más lluviosos, lo que probablemente aumentó la cantidad de biomasa vegetal, que es el alimento para ellas”, dice, especificando que “al existir más alimento es esperable que haya una población un poco mayor que otros años”.
Cuando las polillas están en una fase juvenil, son menos visibles porque están normalmente alimentándose de plantas o también sumergidas en la tierra. Pero, cuando son adultas, se pueden ver con mayor facilidad porque vuelan y se acercan a ampolletas o pantallas, atraídas por la luz.
El profesor Curkovic afirma que también hay otro factor que influye en su notoria aparición: el calor. “En la medida que las temperaturas en la noche, sobre todo, en las primeras horas, son elevadas, el vuelo de estos organismos se ve más facilitado”, asevera.
¿Qué podemos hacer si no disfrutamos con su presencia?
El académico de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la U. de Chile, Tomislav Curkovic, entrega una serie de consejos. Lo primero, dice, es evitarlas ya que la única razón por la cual llegan a nuestras casas es porque son atraídas por la luz. “Si uno tiene que tener las ventanas abiertas por el calor, entonces se deben apagar las luces en ese momento. Si las tengo que prender, cierro las ventanas”, dice.
Recomienda también la instalación de mallas que permitan aislar de alguna forma el lugar y que impidan que ingresen polillas, zancudos y otros insectos u organismos.
También, sugiere no matarlas porque dentro de su principal función en el ecosistema está que contribuyen al proceso de polinización de plantas, al igual que las abejas. Y, advierte que “si yo mato millones de polillas, ahí podría haber algún impacto en el ecosistema”, afirma.
¿Se pueden comer la ropa y los alimentos?
La respuesta es no. El profesor Curkovic explica que las que vemos hoy, y que pueden alcanzar un tamaño de 2 centímetros o más, no causan ningún daño a las personas. No pican, no muerden y no atacan. “Son estrictamente como la mayoría de las polillas y las mariposas: herbívoras. Vienen del exterior y entran a nuestras casas atraídas por la luz”, reitera.
Sin embargo, hay otro grupo de estos insectos que están permanentemente al interior de nuestros hogares. En fase adulta son visibles, y en la juvenil las podemos ver como larvas o gusanos. Éstas son mucho más pequeñas, miden menos de un centímetro en general. “Las polillas de la ropa son muy pequeñitas, esas miden menos de medio centímetro y efectivamente se están alimentando, en su fase juvenil, de fibra de origen animal o vegetal, de prendas o ropa que haya en nuestras casas“, dice el especialista.
También, están las que consumen alimentos, conocidas como las “polillas de las despensas” que pueden introducirse a paquetes o bolsas de porotos, arroz, pastas y harinas.
¿Qué hacer con ellas? Lo primero dice el profesor, es mantener un aseo constante de la despensa, bodegas y/o closet para evitar que se reproduzcan. En el caso de los alimentos como arroz, tallarines o porotos, la recomendación es “tenerlos en envases sellados con tapa, transparentes, ojalá de vidrio”.
Agrega, como consejo casero, que se pueden colocar dentro del lugar donde mantengamos nuestros abarrotes y alimentos, ajíes o ajos. “Son repelentes genéricos de muchos insectos. No hay que pretender que sean repelentes de una enorme efectividad, pero probablemente pueden contribuir en alguna medida”, señala.
¿Otras plagas?
El profesor explica que en el caso de las polillas pequeñas, que pueden dañar alimentos y ropa, si no logramos controlar su aparición, pueden convertirse en una plaga. Además, al haber tenido un año con un aumento de lluvias, generó una mayor cantidad de plantas y vegetación, lo que podría fomentar también el aumento en la reproducción de ciertos insectos. De esta forma, al tener más alimento disponible, las chinitas, por ejemplo, serían una de las especies que también aumentaron su presencia.
El académico advierte que ya están comenzando a aparecer, durante las tardes y en zonas no urbanas, zancudos, atraídos por la humedad.
En el caso de las hormigas, la recomendación que entrega el especialista es evitar dejar a la vista trozos de frutas, envases con restos de azúcar, huesos y otros alimentos proteicos.
Maritza Tapia, periodista Prensa U. de Chile.
Fotos: Alejandra Fuenzalida.