Preocupación e incertidumbre ha generado una nueva variante de este patógeno que, de acuerdo a los primeros análisis, podría ser hasta un 70 por ciento más transmisible. Los académicos de la Universidad de Chile Miguel O’Ryan y Miguel Allende explican las características de esta cepa, su eventual incidencia en vacunas y tratamientos mediante plasma, las posibilidades de reinfección y los riesgos sobre nuestro sistema de salud. Enfatizan, además, en la necesidad de mantener y potenciar las medidas de prevención y el monitoreo genómico del virus en el país.
1.7 millones de personas es el registro de fallecidos en el mundo producto del COVID-19 hasta el momento, enfermedad cuyo primer caso en Chile fue identificado el pasado tres de marzo. El desarrollo de diversas vacunas ha puesto una cuota de optimismo sobre el horizonte en la lucha contra esta pandemia. No obstante, noticias de una nueva nueva cepa de coronavirus SARS-CoV-2 detectada en Reino Unido, que podría ser hasta un 70 por ciento más transmisible, encendieron las alarmas en todo el planeta.
Investigadores de la Universidad de Chile sostienen que aún no existen certezas sobre esta nueva variante en cuanto a su transmisibilidad, virulencia y otras características. En este sentido, plantean que si bien este factor puede explicar el alza de casos en Reino Unido, y se ha reportado su aparición en otros países como Dinamarca, Países Bajos, Bélgica y Australia, es necesario continuar los estudios, la vigilancia genómica del virus y reforzar las medidas sanitarias para prevenir y controlar su propagación.
Nueva mutación
29 mutaciones conjuga esta nueva cepa respecto al virus original, nueve de las cuales se presentan en la proteína espiga o “spike”. “Se piensa que eso es mucho para que hubiese ocurrido solamente por efectos aleatorios de mutaciones esporádicas. Por eso se cree que a lo mejor surgió de un paciente inmunocomprometido que tuvo el virus por muchas semanas, y ahí se produjo el ambiente de replicación que llevó a este cambio significativo, que es algo más que la mayoría de las otras variantes”, explica el académico de la Facultad de Medicina, Dr. Miguel O’Ryan.
El profesor de la Facultad de Ciencias y director del Centro de Regulación del Genoma (CRG), Miguel Allende, indica que son tres las características de esta variante que deberían preocuparnos, ya que le conferirían al virus una mayor capacidad infectiva. “La primera es el aumento en su frecuencia. En Reino Unido hacen muchísima secuenciación de genomas virales y son capaces de hacer una trazabilidad y análisis muy exhaustivos. Ellos comenzaron a notar que aumentó su frecuencia muy rápido en los últimos meses, en comparación a las otras variantes. La segunda es que cuando miraron el genoma de esa variante vieron que contenía una serie de mutaciones que nunca habían sido vistas en conjunto. La tercera razón es que apareció una variante en Sudáfrica, que no es la misma, viene de un origen completamente independiente, pero contiene al menos dos de las mismas mutaciones que tiene la variante de Reino Unido y se está propagando también en alta frecuencia”.
Por otra parte, ambos académicos enfatizan que las mutaciones ocurren de forma frecuente y que algunas de estas variantes tienden a predominar, pero esto no indica que el virus cambie de forma sustancial. La mayor preocupación, en este contexto, es cuando estas mutaciones conllevan un cambio en el comportamiento viral, ya sea en la transmisibilidad, severidad o inmunogenicidad. “Esa información, hasta ahora, sugiere por datos más bien epidemiológicos que el incremento de casos mayor a lo esperado en Reino Unido podría estar relacionado en parte a esta mutación, es decir, que el virus puede estar pasando más fácil de una persona a otra”, afirma el profesor O’Ryan, quien recalca que todo esto aún se encuentra en estudio.
Vacunas, plasma y reinfección
El escenario de incertidumbre ha generado numerosas interrogantes sobre las implicancias relacionadas a la existencia de esta nueva cepa. Una de las más importantes es la posibilidad de que las vacunas desarrolladas y en desarrollo ya no tengan la misma efectividad frente a esta variante. Al respecto, el Dr. O’Ryan señala que no se aprecia un mayor grado de tolerancia de esta cepa frente a las vacunas, pero es algo que se debe seguir estudiando. En este sentido, indica que “cualquier cosa que se diga ahora es especular, porque no hay indicio de que alguna de estas variantes pueda escapar a la inmunidad. Pero de pasar, está la capacidad y la tecnología para eventualmente generar otras vacunas ante nuevas variantes”.
“En esta nueva variante el cambio es bastante pequeño en la proteína espiga o “spike”, no hay una gran diferencia entre la de esta mutación y la antigua con la cual se hizo la vacuna”, complementa el profesor Allende. Por esta razón, señala que “es probable que las vacunas sean igual de efectivas contra esta nueva variante. En ese sentido, no estoy muy preocupado. Y si llegase a ser el caso de que la proteína cambió sustancialmente por estas mutaciones en términos estructurales, y que los anticuerpos que producimos al vacunarnos ya no lo reconoce, es muy fácil cambiar la vacuna”. En esta línea, plantea que si bien los coronavirus mutan más lento que las influenzas, este patógeno está tan expandido y hay tantas oportunidades de que evolucione, “es posible que tengamos el caso de que todos los años haya que generar una vacuna específica, tal como ocurre con la influenza, para asegurarnos de que nos estamos protegiendo contra las variantes que circulan en ese momento”.
Otro aspecto que preocupa es la posible disminución en la eficacia de los anticuerpos neutralizantes de cepas anteriores para combatir a la nueva variante, factor que podría determinar mayores posibilidades de reinfección y hacer menos efectivos los tratamientos mediante plasma de pacientes convalecientes. En este ámbito, “habrá que ver si el cambio es suficiente como para que el sistema inmune de las personas infectadas con una cepa anterior desconozca a esta nueva cepa. Si eso ocurriera, obviamente sería de preocupación, porque uno podría pensar que la inmunidad que está dejando la infección o eventualmente las vacunas podría no ser suficiente para esta nueva cepa. Pero la probabilidad de que eso ocurra es bastante baja. Hasta ahora solo es especulación que pueda afectar la respuesta inmune”, afirma O’Ryan.
Chile frente a la nueva cepa
Ambos académicos reconocen el riesgo que existe frente a esta nueva amenaza, pero aseguran que no representa un mayor cambio a las medidas sanitarias que deben adoptarse para mantener la pandemia bajo el mayor control posible. “Si llega a ser más transmisible, entonces hay que ser más cuidadosos y estrictos, por ejemplo, en medidas como el distanciamiento físico”, indica el profesor O’Ryan.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) desaconsejó por el momento la aplicación de restricciones de viaje para el Reino Unido, en función de la información actualmente disponible sobre este evento, “lo que no significa que no haya que seguir manteniendo un control estricto en la entrada y salida de personas con PCR negativo y con cuarentena. Pero lo más importante en este momento es pensar en el control interno. El tema no va por el lado de evitar la inmigración, va por concentrarse en evitar las aglomeraciones en nuestro país y que la gente entienda que cada uno tiene que hacer su pega. Tenemos que controlar lo que está circulando”.
El profesor Allende, por su parte, comenta que la posibilidad de una mayor transmisibilidad “es preocupante porque a mayor capacidad de infección puede haber mayores muertes. Con la velocidad de transmisión que ya teníamos con la variante antigua, sumarle una que se transmita más rápido obviamente pone en riesgo a todos los sistemas de salud. Por eso es que tenemos que tener cuidado con esta variante si es que es cierto que se transmite más rápido. Las medidas a tomar son las mismas de siempre. El distanciamiento físico y el uso de la mascarilla van a seguir protegiendonos”.
El académico de la Facultad de Ciencias, que además lidera el Consorcio Genomas CoV2 (CGC), destaca por otra parte la necesidad de fortalecer el monitoreo genómico del virus a nivel local. “En Inglaterra secuencian 10 mil genomas a la semana, y nosotros hemos hecho en estos seis meses 200 genomas. La razón por la que el Reino Unido tiene detectado esto es porque secuencian mucho, pero estoy seguro que esto ya está en muchos otros países. Por eso es tan importante los sistemas de vigilancia genómica, que los países tengan la capacidad de hacer secuenciaciones aleatorias de las muestras de su población para estar viendo constantemente si hay nuevas variantes del virus o no”, advierte.
Texto: Cristian Fuentes Valencia
Prensa UChile