- Estudio reveló que un 16,7% la considera hoy la forma óptima de trasladarse, superando a los taxis, micros y scooter.
- Diversas investigaciones respaldan que las opciones eléctricas con pedaleo asistido, que permiten recorrer mayores distancias, tienen un impacto positivo para la salud.
No cabe duda de que el 2020 fue el año de la bicicleta. La pandemia potenció una tendencia que ya venía al alza y hoy este medio de transporte se ha consolidado como uno de los favoritos de los santiaguinos. De hecho, una encuesta realizada recientemente por la Universidad Central arrojó que hoy es la solución ideal de traslado para casi el 17% de los habitantes de la capital, creciendo de manera importante respecto al 9,4% del monitoreo anterior. Esto la sitúa sobre los taxis de aplicaciones móviles (6,3%) , la micro (5,8%) y el scooter (1,8%).
El dilema, sin embargo, se da cuando se deben recorrer largas distancias y llevar cargas más pesadas. En ese escenario, surge como protagonista la bicicleta eléctrica, que también ha tenido un auge en el último período. La OMS ha recomendado explícitamente su uso en el marco de la crisis del Covid y se estima que en 2023 circularán alrededor de 300 millones de bicicletas eléctricas en el mundo. Y Chile, por cierto, no es ajeno a esa realidad. La marca nacional Völmark, que ofrece múltiples soluciones de electromovilidad, respalda esa proyección y asegura que en 2020 crecieron alrededor un 80% en relación al año anterior.
Además de ser sustentables, rápidas y eficientes, el uso de las bicicletas eléctricas conlleva importantes aportes a la salud, “tanto para el sistema cardiorrespiratorio, como para el sistema muscular en general. El hecho de eliminar el impacto de las articulaciones sobre el piso, como ocurre con el trote, ayuda a presentar menos dolencias y lesiones articulares post entrenamiento, situación importante sobre todo después de un tiempo prolongado de inactividad, como ha ocurrido con la pandemia, o en personas que tengan sobre peso u o obesidad”, asegura Marcelo Muñoz, Director de la Escuela de Educación Física, Deporte y Recreación de la Universidad Bernardo O’Higgins. Respecto a las ventajas sobre la bicicleta convencional, destaca que “la asistencia en el pedaleo permite que la persona abarque mayores distancias, aumente el tiempo de ejercicio y por consiguiente crezcan los beneficios asociados a la actividad física, principalmente aquellos referidos a los factores cardiorrespiratorios. Por otro lado, es posible regular de manera independiente y acorde a las necesidades, la carga de trabajo y el tiempo de asistencia, lo cual es fundamental en las primeras etapas para establecer metas, logros y apoyar en caso de fatiga sin necesidad de detenerse”.
Lo interesante es que en medio de este boom de las e bikes han aparecido en el mercado cada vez más opciones, de distintos precios, que facilitan a más personas unirse a la micromovilidad. “Contamos con modelos que parten en los $500.000 pesos hasta alternativas de alta gama, que son de precios muchos más elevados debido a que integran más funcionalidades. Todo depende de la necesidad e intereses del usuario y por eso nosotros hemos creado un sistema test bike gratuito a domicilio, para que la persona pueda hacer pruebas previo a la compra”.