ANDREA FISCHER
National Geographic en Español
Navegando las aguas cada vez más cálidas de Australia, el pez más viejo del mundo hace una vida normal ante la sorpresa de los científicos.
Buscando respuestas sobre la incidencia del calentamiento de las aguas marinas sobre las especies del mar, un equipo de científicos australianos se topó con una sorpresa. Si bien registraron un alza importante en la temperatura de los océanos, entre los arrecifes se encontraron al pez más viejo del mundo.
Un ejemplar octagenario
Desde 2016, el récord lo había ostentado un pez roca del Caribe, con 61 años de edad. Sin embargo, el reciente descubrimiento de un pargo de medianoche rompió cualquier estándar: ha vivido aproximadamente 81 años. Reconocidos por su nombre científico, Macolor macularis, fue encontrado a poca profundidad en el mar Índico. Brett Taylor, ictiólogo líder del proyecto de investigación, mostró su admiración en un comunicado:
“ES SIMPLEMENTE INCREÍBLE QUE UN PEZ HAYA VIVIDO EN UN ARRECIFE CORALINO 80 AÑOS. EL PEZ MÁS VIEJO QUE HABÍAMOS ENCONTRADO HASTA AHORA EN AGUAS SOMERAS Y TROPICALES TENÍA UNOS 60 AÑOS”.
El descubrimiento fue particularmente interesante, ya que en las últimas décadas se había observado una baja en la edad de fallecimiento de diversas especies marinas, como resultado del calentamiento global. Aunque algunos de sus congéneres han muerto más jóvenes, pareciera que este pez ha vencido cualquier expectativa de la ciencia.
Un pez excepcional
Parece que el pez más viejo del mundo también ha sabido sortear las aguas más cálidas. Oriundo de las aguas de Australia, Japón y otros mares asiáticos, son parientes cercanos de los pargos que se pescan para el consumo humano. Sin embargo, es una especie silvestre que desova en las superficies de los arrecifes de coral.
A pesar de que esto es cierto, el avistamiento de este pargo de medianoche es únicamente una excepción. Las líneas de investigación a propósito de la longevidad de las especies marinas da luz sobre la vulnerabilidad a la que se enfrentan por la mano humana. Particularmente en las arrecifes de coral, que se han visto gravemente amenazadas por el cambio climático.