Este es el Año Internacional para la Eliminación del Trabajo Infantil en las Américas. Gobiernos de la región, organizaciones de empleadores y de trabajadores y la sociedad civil, se unen para avanzar hacia el logro de la meta 8.7 de la Agenda 2030, que busca a poner fin al trabajo infantil en todas sus formas para el 2025.
En un acto oficial celebrado este jueves, se lanzó el Año Internacional para la Eliminación del Trabajo Infantil en las Américas, siguiendo así la estela de la Asamblea General de la ONU que proclamó el 2021 como el año para tomar conciencia de la necesidad de acabar con esta lacra.
El director general de la Organización Internacional del Trabajo, Guy Ryder, dijo durante el acto, que se celebró de forma virtual, que se trata de una oportunidad histórica para dar respuesta a una de las peores crisis de los tiempos modernos, la del COVID-19, que tiene consecuencias dramáticas para el presente y futuro de niñas y niños.
Ryder añadió que se requieren acciones urgentes y eficaces por parte de los gobiernos, las organizaciones de empleadores y de trabajadores, y la sociedad civil en su sentido más amplio.
También señaló que ha habido avances importantes en la materia. En el año 2020, el Convenio 182 sobre las peores formas de trabajo infantil alcanzó la ratificación universal y en todo el mundo.
Otro avance es el hecho de que, en el periodo comprendido entre el año 2000 y el 2016, se redujo en 100 millones el numero de niñas, niños y adolecentes que trabajan.
Sin embargo, alertó que los efectos de la pandemia de COVID-19 tiene el potencial de revertir gran parte del progreso alcanzado por el aumento de la pobreza, la caída de los ingresos familiares y el cierre de las escuelas. De ahí la urgencia de impulsar acciones efectivas que pongan a salvo a este sector de la población.
El trabajo infantil en la región de América Latina
De acuerdo con Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL, el trabajo infantil es producto y origen de cadenas de desigualdad.
Derivado de la pandemia, puede haber un importante aumento de la tasa de trabajo infantil en la región, lo que implica que al menos entre 109.000 y 326.000 niños niñas y adolescentes podrían ingresar al mercado de trabajo sumándose a los ya 10,5 millones que están en esta situación.
Por ello, dijo que es indispensable universalizar el acceso a la protección social y a la salud y otorgar un ingreso básico de emergencia a los niños, niñas y adolescentes en la región y sobre todo garantizar educación para todos sin discriminación con estándares de calidad y con adaptación a nuevas tecnologías.
“Ahora más que nunca los niños, niñas y adolescentes deben estar en el centro de las prioridades de acción y por ello es urgente revitalizar las alianzas entre los gobiernos, los empleadores, los trabajadores, la sociedad civil y la cooperación internacional para intensificar los esfuerzos para que en un futuro muy cercano América Latina y el Caribe sea la primera región en el mundo en poner fin al trabajo infantil”.
Por su parte, Youssouf Abdel-Jelil, director regional adjunto del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia en América Latina y el Caribe, señaló la importancia de que los países detecten a niños, niñas y adolescentes que están atrapados en algunas de las peores formas de trabajo infantil analizando sus casos y reestableciendo sus derechos.
“Estamos comprometidos a trabajar con todos ustedes, gobierno, sociedad civil sector privado, para poner fin al trabajo infantil en las Américas”, aseguró.David Longstreath/IRINUn niño trabajando. Foto de archivo: David Longstreath/IRIN
Las niñas, niños y adolescentes deben tener una infancia feliz
Durante el evento de lanzamiento Sofía Mauricio, extrabajadora doméstica infantil, activista peruana por los derechos de las trabajadoras y trabajadores del hogar y representante de la Asociación Grupo de Trabajo Redes, ofreció su testimonio de cuando estuvo obligada a trabajar como niña.
Comenzó a trabajar a los 7 años y fue víctima de maltrato, explotación y violencia sexual. Ella salió de la zona rural de Perú para ir a trabajar a Lima con la finalidad de ayudar a su madre y a sus hermanos.
“El maltrato y la violencia y el dolor me hacía sentir que no valía para nada y cuando mi madre venía a verme y me preguntaba cómo me sentía, yo le decía que estaba bien por dos razones: una para que ella no se fuera triste y otra porque era amenazada”.
Por ello Sofía hizo un llamado a todos los sectores involucrados para eliminar el trabajo infantil y garantizar que las niñas, niños y adolescentes de la región puedan tener “una infancia con recuerdos felices, no una cómo la que tuve yo”.
Sí es posible
Kailash Satyarthi, Premio Nobel de la Paz, señaló que sí es posible eliminar el trabajo infantil.
“Tenemos el conocimiento del problema, conocemos las soluciones, tenemos mucha más tecnología. ¿Entonces qué nos detiene?”, explicó.
Este lanzamiento es sumamente importante porque la respuesta a la pandemia ha sido tan injusta, al igual que inadecuada y desigual. No podemos darnos el lujo de retroceder, dijo antes de añadir: “Tenemos que salir con una promesa y decididos de que no permitiremos que esto ocurra más”.
América Latina une esfuerzos
El evento contó con la participación de Iván Duque, presidente de Colombia; Alejandro Giammattei, presidente de Guatemala; Francisco Sagasti Hochhausler, presidente de Perú; Marvin Rodríguez Cordero, vicepresidente de Costa Rica; y Cícero Pereira da Silva, secretario de Políticas Sociales de la Confederación Sindical de las Américas (CSA).
Todos ellos reiteraron su compromiso con tomar medidas como cambios en la legislación, formación de los servidores públicos y aplicación de las herramientas existentes, como el sistema de información para la identificación registro y caracterización del trabajo infantil y las acciones de prevención y erradicación.
Los empleadores deben hacer su parte
Alberto Echevarría, representante de la Organización Internacional de Empleadores (OIE), señaló que este año trabajarán con el sector en dos frentes: con una campaña para que líderes empresariales trabajen en el objetivo 8.7 de la Agenda 2030 y a través del monitoreo de buenas prácticas para que se puedan intercambiarlas entre distintas organizaciones.
“Estamos involucrados decididamente en colaborar como miembros de la comunidad internacional y como empleadores en este tipo de iniciativas impulsadas en buena hora por Naciones Unidas y también por la Organización Internacional del Trabajo”, afirmó.