La calidad de su sabor, el atractivo color y toda la tecnología necesaria para el largo viaje de este carozo son objetivos de investigación de académicos y estudiantes en la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal UC.
Desde el 2010, Juan Pablo Zoffolli y Marlene Ayala han profundizado en la nutrición y rendimiento, ajustando la fórmula ideal para obtener una fruta grande y sabrosa con la que celebrar cada 12 de febrero.
Una tradición ancestral se practica cada año por estas fechas en China. En la víspera del Año Nuevo chino, obsequiar una cajita de caras cerezas se considera un regalo que representa buena reputación y generosidad. También por ese motivo, el precio de las cerezas de importación no ha dejado de subir.
Y una gran cantidad de las cerezas que se regalan provienen de Chile. No es que en China no se produzcan cerezas. Lo que ocurre es que en esta época del año allá es invierno y no hay producción. En términos de calidad, eso sí, la chilena se impone en color, tamaño y sabor.
Chile representa el 94% de la oferta exportada de los países productores de cerezas del hemisferio sur, siendo el tercer frutal más relevante a nivel país en términos de volumen y retornos totales, según un informe de IQonsulting publicado el 2020.
Dado este valor, la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal ha desarrollado un programa de mejoramiento genético del cerezo dulce, encabezado por los investigadores Juan Pablo Zoffoli y Marlene Ayala. Ellos han estado monitoreando permanentemente la temporada que llega a su fin con el Año Nuevo Lunar en China.
“Es una temporada que no termina hasta que se vende la última caja, pero es interesante porque se superaron las expectativas de volumen que se esperaban y hemos llegado casi a las 350 mil toneladas. Como siempre concentrados en el mercado de China, sobre el 90%, con una muy buena calidad de fruta, especialmente la fruta temprana”, explica Zoffolli.
Y agrega, “esto, ya que no tuvimos nada de lluvia u otros eventos climáticos importantes, por lo tanto, variedades como Royal Down que normalmente no permite la cosecha para exportación en barco, este año sí se logró, llegando fruta de muy buena calidad”.
En la víspera del Año Nuevo chino, obsequiar una cajita de caras cerezas se considera un regalo que representa buena reputación y generosidad.
Un desafío poco convencional
Pese a la buena producción, las cerezas fueron víctimas de una noticia falsa que comenzó a circular a fines de enero de 2020 y que alarmaba de un supuesto hallazgo de trazas de Sars-CoV-2 presentes en la fruta, lo que podría generar futuros contagios.
Este mensaje, que no especificaba ni fuente del estudio, ni dónde se había realizado el supuesto hallazgo, atrasó las ventas y generó caída de precios. Sin embargo, Zoffolli es optimista y proyecta una recuperación la próxima semana durante la celebración del Año Nuevo Chino.
Esto dado que, además de la excelente calidad que alcanzó la fruta esta temporada, tanto la Asociación de Exportadores de Chile (Asoex), como el Gobierno de Chile, reaccionaron levantando rápidamente una mesa de trabajo y lanzando una contundente estrategia comunicacional en el país asiático para desmentir los rumores.
Esa estrategia incluyó la presentación de una mascota y la divulgación junto a reconocidos Tiktokeros de la región. Éstos últimos han resuelto dudas en vivo a través de redes sociales y han probado en vivo las cerezas chilenas que, según explica Marlene Ayala, deben ser grandes (de 30ml. de volumen en adelante), con una clara forma de corazón, dulces, firmes y crujientes.
No es que en China no se produzcan cerezas. Lo que ocurre es que en esta época del año allá es invierno y no hay producción. En términos de calidad, eso sí, la chilena se impone en color, tamaño y sabor.
El programa de Mejoramiento Genético
Desde la perspectiva más técnica, Zoffolli explica que son las variedades que tienen una cosecha intermedia en la temporada, como Lapins, las que soportaron los atrasos en ventas. “Su calidad se resintió un poco debido al gran volumen de producción que alcanzó, pero actuamos rápido y logramos hacer los diagnósticos necesarios para separar la cosecha, distinguir sus calidades y prepararlas así para los distintos canales de distribución”, añade el académico.
A través del mejoramiento genético tradicional -un proceso extenso, tanto, que el programa se extiende desde el 2010 y se proyecta al menos hasta el 2023- sus esfuerzos se han volcado en desarrollar nuevas variedades genéticas que haga a Chile más competitivo.
Para ello, estudian las mejores condiciones de nutrición y manejo de carga (cuántas frutas hay por árbol y rama) durante la pre cosecha. Además, han desarrollado tecnología para que su proceso de poscosecha (la última etapa de maduración) se termine en los barcos que la llevan a China por períodos de 40 días. Listas para abrir la caja y celebrar el inicio de un nuevo año.
Fuente: UC
Nota original: https://bit.ly/3qvAGCY