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Estudio evidencia agudización de las brechas de género con la inserción del trabajo remoto

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Visibilizar y analizar las diferentes condiciones laborales de hombres y mujeres en el marco de la crisis sociosanitaria actual es uno de los objetivos del estudio “Género y pandemia: condiciones del trabajo remoto en la Universidad de Chile”. El diagnóstico, impulsado por la Unidad de Género de la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo (VIDGen), fue presentado a la comunidad este jueves 22 de abril durante un conversatorio que contó con la participación de múltiples especialistas.

La crisis sociosanitaria mundial no solo ha profundizado las inequidades de género en las instituciones de educación superior, también ha impactado las condiciones laborales ante la irrupción del trabajo remoto. Esta situación ha generado efectos adversos en la salud mental de las y los trabajadores, ha aumentado las jornadas de labor remunerada y no remunerada, y ha afectado la capacidad de las mujeres en la generación de conocimiento.

Frente a la urgencia de visibilizar este escenario para avanzar hacia soluciones concretas, la Unidad de Género de la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo (VIDGen) impulsó el estudio “Género y pandemia: condiciones del trabajo remoto en la Universidad de Chile”. La iniciativa fue lanzada oficialmente este jueves 22 de abril durante un conversatorio abierto a la comunidad, que contó con la participación de reconocidos especialistas en la materia.

Para la jefa de VIDGen, Catalina Lamatta, es necesario transformar estas brechas a partir de un trabajo colaborativo. “La naturaleza estatal de la U. de Chile exige atender el modelo país, pues no se han regulado las nuevas condiciones laborales, ni existen suficientes fondos para mantener a nuestros equipos de investigación. Tampoco se ha reconocido la doble y triple labor que las mujeres trabajadoras realizan a diario, por lo que la institución debe promover un proceso participativo en este tema con toda la comunidad. La única forma de superar esta crisis es uniendo voces y manos en un diálogo incidente que decante en una reflexión más abierta a nivel nacional y hacia posibles medidas o políticas”, destacó.

El estudio se desarrolló en base a una encuesta respondida durante el segundo semestre de 2020 por representantes del cuerpo académico, el estamento de funcionarios y personal a honorarios de la Casa de Bello. A partir del análisis de las condicionantes culturales, económicas y sociopolíticas, se detectaron problemas por la falta de un marco normativo que regule el trabajo remoto en las universidades estatales; el deterioro de la salud mental junto a su impacto en la calidad de vida de las personas; y la dificultad de que las mujeres aporten al quehacer universitario al desempeñarse profesionalmente en paralelo a tareas de cuidado y labores domésticas.

Entre los resultados del diagnóstico, destaca que el 43,6 por ciento de las trabajadoras ha presentado problemas de conectividad durante el teletrabajo y solo el 30,8 por ciento de los trabajadores se ha visto en esta situación. Asimismo, alrededor del 75 por ciento de las mujeres manifestó preocupación por su trabajo cuando no lo está realizando y más del 70 por ciento de ellas indicó que suele costarles concentrarse por las responsabilidades familiares y domésticas. A esto se suma que cerca del 60 por ciento de las profesionales reconoció sentirse demasiado cansada después de su jornada laboral como para encargarse de otras actividades, mientras que el 40 por ciento no ha podido dedicar el tiempo que quisiera a sus seres queridos por dichas dificultades.

La académica e investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la UNAM, Ana Buquet, se refirió a la información clave de este diagnóstico. “Las mujeres mantienen una preocupación permanente por su trabajo y tienen mayor dificultad en concentrarse a raíz de la superposición de actividades laborales y domésticas. Este es un fenómeno que ocurre hace décadas y que ha caracterizado la organización social del mundo, depositando en las mujeres una serie de responsabilidades que van desde lo reproductivo hasta el cuidado de los demás. En este sentido,debemos buscar todos los mecanismos posibles para modificar estas realidades, apostando por un cambio cultural donde la U. de Chile no puede tomar decisiones porque son modelos de producción que trascienden a las instituciones. Las universidades son espacios de transformación social, al lograr atravesar los muros de la comunidad universitaria”, señaló.

Recién en 2017 algunas instituciones estatales como INAPI, SUSESO, Chile Compras, INE y Contraloría General de la República, comenzaron a implementar “Trabajo Remoto Excepcional”, siendo una medida aún en fase incipiente con la llegada de la pandemia. El profesor del Instituto de Asuntos Públicos (INAP) e investigador del Centro de Sistemas Públicos (CSP) de la U. de Chile, Javier Fuenzalida, destacó que “un problema esencial es la falta de preparación para desarrollar teletrabajo de forma integral en muchos servicios públicos. Los grandes desafíos se centran en el ámbito tecnológico por un nivel inadecuado de digitalización en los procesos; infraestructura ante la falta de insumos para las y los funcionarios en sus hogares; y psico laboral por carencia de prácticas en la gestión de personas. Por tanto, el rol de la institución es entregar evidencia sobre las brechas para decir dónde partir y hacia dónde avanzar”.

En esta misma línea, el equipo VIDGen enfatiza la importancia de visibilizar las brechas de género en el ámbito de la investigación, pues entre 2007 y 2018 más del 71 por ciento de los proyectos adjudicados por la U. de Chile en fondos de ANID y Corfo fueron liderados por hombres. Además, durante el mismo periodo solo el 30 por ciento de las mujeres ocuparon cargos de coinvestigadoras en los proyectos, contraponiéndose al 70 por ciento de los hombres.

Ante este escenario, Catalina Lamatta agregó que “es necesario extender la investigación con sentido de propósito y dinamizar su rol en función de responder a problemas internos y externos que afectan a las trabajadoras en búsqueda de un desarrollo más solidario, equitativo e integrador del país. Si bien existen análisis preliminares de que es necesario avanzar en legislación, inclusión digital, salud mental, igualdad de género y conciliación de la vida laboral y personal, debe ser la comunidad universitaria la que enfrente en conjunto lo que se torna urgente e imposible de soslayar después de más de un año de pandemia”.

Las conclusiones del estudio también enfatizan las brechas en el acceso a internet, infraestructura e insumos adecuados para trabajar, por lo que la resiliencia de la institución frente a la pandemia se basa en la inversión individual en equipamiento y la capacidad de las personas para seguir funcionando en sus actividades. Por otra parte, se sostiene que el deterioro en la salud mental, la intensificación de las jornadas laborales y la falta de financiamiento público para la I+D, repercute en la estructura organizacional. Todo esto, además de la burocratización y la detención del trabajo de campo y en laboratorios, podría afectar la producción y transferencia del conocimiento académico en diversas disciplinas.

El académico del Departamento de Atención Primaria y Salud Familiar de la Facultad de Medicina, Carlos Güida, concluyó que “la academia feminista ha hecho un aporte fundamental y no puede perderse en el término género, lo que es uno de los movimientos sociales y políticos más importantes de la historia. Este proceso de investigación debe continuar profundizando el análisis para construir propuestas más solidarias entre hombres y mujeres. También debemos problematizar el concepto de salud mental entendiéndolo desde la perspectiva de los derechos humanos y el género, porque devela cómo ha quedado atrapado en definiciones retóricas. Los estudios de género problematizan las condiciones de mujeres, dando cuenta que se trata de una categoría relacional y hermenéutica que no solo las implica a ellas, sino que a toda la comunidad”.

Participaron en el conversatorio también el vicerrector de Investigación y Desarrollo, Flavio Salazar; la directora de Equidad de Género de la Universidad de la Frontera, Bárbara Eytel; la académica de la Facultad de Derecho U. de Chile, Rocío Lorca; y el director de Asuntos Comunitarios de la VAEC y académico del ICEI, José Miguel Labrín.

El resumen del Estudio “Género y Pandemia: condiciones del trabajo remoto en la Universidad de Chile”, se encuentra disponible para descarga gratuita en https://uchile.cl/u174562

Comunicaciones VID / U. de Chile

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