Diversas causas influirían en el aumento, entre ellas el tránsito menor en su zona de hábitat o el mejoramiento de bofedales que se ha realizado el último tiempo y cuya diversidad aporta a su alimentación.
Cuando los españoles llegaron a América creyeron que los ñandúes que veían eran avestruces del tipo africano, pero en realidad se trataba de aves endémicas, es decir sólo vivían en estas latitudes. De hecho, las palabras ñandú y suri, nombres que se le da al ñandú en Parinacota, provienen de las lenguas indígenas guaraní y quechua respectivamente.
Y es justamente con el suri o ñandú del norte, una de las subespecies de ñandú presentes en Chile y Sudamérica, que los guardaparques de CONAF realizaron la última semana el recuento anual directo denominado “Abundancia poblacionaldel Suri (Rhea pennata tarapacensis) al interior de la Reserva de Biósfera Lauca y sectores de las comunas de General Lagos y Camarones”.
El trabajo es una tarea de seguimiento cada año, e integra además el plan operativo anual de la Reserva Nacional Las Vicuñas. Su guardaparque administrador, Leonardo Choque, cuenta que el último tiempo se han visto muchos más suris. “Para mi este año ha sido una sorpresa, ya que en los patrullajes habituales por los bofedales he visto suris de cerca, y eso antes del censo”.
Entre las causas de este aumento, no se descarta el efecto en el manejo de bofedales andinos que CONAF ha efectuado el último tiempo, en alianza con las comunidades locales, la CONADI y proyectos como el del Manejo sustentable de la tierra, y que para este caso proveen de alimentación al suri, que los usa como uno de sus hábitats preferente. Pero se barajan también otras hipótesis.
“El año 2020 no se pudo concretar este tradicional registro de nuestra región, explica Héctor Peñaranda, director de CONAF en Arica y Parinacota. Justo estaba comenzando la pandemia en la región y debieron suspenderse muchas acciones habituales, así que retomarlo este año, ya con protocolos establecidos para el caso, ha sido importante para mantener la continuidad de nuestros registros históricos”.
Esteban Zúñiga en tanto, encargado de Biodiversidad del departamento de Áreas Silvestres Protegidas, indica que esta tarea se inscribe además en el quehacer de los planes nacionales de conservación, en atención a la categoría vulnerable de esta especie.
Metodología y cifras
El censo anual de suris comenzó a realizarse el año 1977, primero en asociación con el censo de vicuñas y luego de modo independiente. En 2015 se estableció su actual metodología de conteo, la que según explica Zúñiga estableció tres sectores, repartidos en las comunas de Putre, General Lagos y parte de Camarones. En ellos se distribuyen 59 puntos de observación o avistamiento”.
“El método se denomina de ´recuento por puntos´ e implica que el observador se mantiene en una ubicación fija por un tiempo determinado y registra todos los individuos que ve alrededor de ese punto, en distintas distancias. Esto permite contar una sola vez a las aves y es el método más usado y recomendados por los especialistas para el recuento de la abundancia y densidad poblacional en aves rastreras”.
Así entonces, el conteo de este año dio la inesperada cifra de 844 suris, uno de los mayores registros de los últimos años. A este cómputo se agregan además lo que se registran bajo el nombre de ´conteos eventuales´. Esto se refiere a aquellos suris contabilizados fuera de los puntos de conteo, es decir entre los recorridos o traslados que hacen los guardaparques de un punto a otro de la ruta de puntos preestablecida. Estos avistamientos eventuales este año fueron de 244 suris y se registran aparte, pero de algún modo muestran que la abundancia podría superar los mil ñandúes en la zona. El 2019 la cifra fue de 641 individuos.
¿Razones?
La pregunta viene entonces claramente. ¿A qué atribuir este aumento? El equipo regional indica que podrían barajarse diversas hipótesis.
Las principales son el menor movimiento vehicular del último tiempo, un menor tránsito por pasos fronterizos no habilitados o la mayor adhesión de la comunidad a la conservación de los recursos silvestres.
Leonardo Choque comenta que “cada vez hay mayor cuidado de parte de la población local, y ahora en este tiempo que hay menos tránsito de zonas vecinas no hemos visto caza furtiva o robo de huevos”.
En términos etarios el registro poblacional 2021 del suri del norte da cuenta de 681 adultos y 163 juveniles. El censo no registra polluelos ya que los nacimientos se dan entre agosto y octubre. Por tanto, los que se vieron ahora ya son suris jóvenes a los que se distingue porque tienen menos pluma y su color café grisáceo aún no tiene las manchas blancas típicas del adulto.
La nueva generación de suris tiene siempre la impronta de la especie, de tener a los machos adultos como encargados de su crianza y cuidadores desde antes del nacimiento, ya que son los encargados de preparar los nidos y empollar los huevos.
Si se toma en cuenta que en el primer censo del año 1977 sólo se contaron 118 individuos, pero que a la vez el arte rupestre de la zona los muestra en tiempos antiguos junto a la vicuña y otras especies que persisten hasta ahora, probablemente las actuales áreas protegidas del extremo norte sean los escenarios que garantizan su permanencia, dando la posibilidad para que los suris sean apreciados por las actuales y futuras generaciones.