En el marco del Día Internacional de las Abejas que se conmemora hoy 20 de mayo, académica del Departamento de Producción Vegetal, Dra. Marisol Vargas, se refiere a la realidad de los apiarios chilenos.
Para la gran mayoría de las personas ya no es desconocido que la abeja melífera (Apis mellifera L.) es un insecto clave para los ecosistemas, por su rol en la polinización de cultivos y plantas silvestres.
En Chile, existen alrededor de 9000.000 colmenas de abejas melíferas, distribuidas a lo largo del territorio, siendo las regiones de O’Higgins, Maule, Metropolitana y Los lagos, las que presentan el mayor número de estas. Las principales actividades que se realizan en el rubro apícola son la producción de miel, la polinización y la venta de material vivo.
En los últimos años, los apicultores de todo el mundo han declarado pérdidas de colonias de abejas melíferas, así lo explica la académica, Dra. Marisol Vargas de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Concepción, quien agregó que “actualmente no hay una explicación clara para estas pérdidas, pero se ha sugerido que se debe a una interacción entre los factores de estrés causados por la destrucción y fragmentación del hábitat, el uso de agroquímicos, la introducción de especies exóticas y los agentes patógenos”.
De acuerdo a lo explicado por la experta, entre los patógenos que afectan a las abejas melíferas, el Virus de las alas deformadas (DWV) y sus variantes DWV-A, DWV-B y DWV-C, en conjunto con su vector, el ácaro Varroa destructor, se han identificado como factores relevantes en la alta tasa de pérdidas de colonias de abejas, en particular, de las muertes invernales.
“El virus DWV, al ser transmitido por V. destructor, puede causar síntomas visibles como la reducción del tamaño corporal de las abejas, abdomen acortado y alas deformes y se ha descrito que afecta la duración del vuelo, la orientación, el vigor y la longevidad de las abejas, entre otros”, precisó la Dra. Vargas.
En los laboratorios de Virología y Sanidad Apícola, de la Facultad de Agronomía, la investigadora lleva más de 10 años estudiando los virus que afectan a las abejas en Chile. “Mediante proyectos otorgados por la ANID, hemos estudiado la prevalencia de los principales virus presentes en las colmenas en Chile (Fondecyt Nº 1140653) y en los últimos años nos hemos centrado en el virus DWV, por el impacto que este virus ha demostrado tener a nivel mundial. En estudios recientes, analizamos la prevalencia de DWV en colmenas distribuidas en las principales regiones apícolas e identificamos las variantes de DWV presentes en colmenas distribuidas entre las Regiones de Coquimbo y Los Lagos, detectando una alta prevalencia de la variante A (71%)”.
En este sentido agregó que, “por primera vez, encontramos la presencia de la variante DWV-B en colmenas del país (Fondecyt N °1171781) y en la actualidad, se desconoce cuál de estas variantes es más virulenta en los apiarios chilenos”.
En este último punto la académica menciona uno de los objetivos del proyecto Fondecyt N° 1211688, recientemente adjudicado y el cual se ejecutará entre los años 2021 y 2024, “queremos evaluar la virulencia de las variantes chilenas del Virus de las alas deformadas (A y B) en Apis mellifera L. Además, estudiaremos el rol de los pólenes de plantas nativas en la nutrición de las abejas; esperamos demostrar si tienen un efecto positivo en aumentar la supervivencia y potenciar la respuesta inmune de abejas infectadas con las variantes DWV-A y DWV-B”.