Una investigación de la Facultad de Agronomia de la Universidad de Concepción (Udec) y agricultores de la ONG Cetsur pretende disminuir las aplicaciones de insecticidas en lechugas destinadas al mínimo procesado mediante la utilización de aceites esenciales.
Este trabajo se desarrollá desde 2017, gracias a la adjudicación de 60 millones de pesos correspondientes a Fondos del Gobierno Regional del Biobío a través de la Fundación de Innovación Agraria, FIA.
El proyecto se denomina “Producción y procesamiento de lechugas de cuarta gama con aceites esenciales de plantas aromáticas con actividad insecticida, bactericida y antioxidante”, y en su primera etapa, implicó la evaluación de diferentes aceites esenciales con posibles efectos de insecticida y repelente sobre el pulgón de la lechuga (Acyrthosiphon lactucae). A la fecha los resultados obtenidos muestran que cuatro aceites esenciales presentan potencial efecto insecticida sobre el pulgón de la lechuga, estos son los de tepa, laurel, lavanda e hinojo. Actualmente estos aceites esenciales son evaluados en terreno.
“Debíamos colectar material vegetal de diferentes plantas aromáticas ubicadas en la región. Desde este material se extrajeron 22 aceites esenciales, los cuales de acuerdo a su rendimiento se seleccionaron para posteriores pruebas de laboratorio y evaluar su posible efecto insecticida e insectistático”, precisó Patricia Loyola, laborante técnico y parte de los integrantes que trabajan en el proyecto.
Alejandra Villar, ingeniero agrónomo y jefe de proyecto agregó que, “la idea principal fue utilizar aceites esenciales durante el desarrollo vegetativo de la lechuga para controlar el pulgón, plaga importante y recurrente en este cultivo. Esto permitiría disminuir la carga química a aplicar para el control de este insecto”.
La iniciativa, en una segunda etapa, investiga las propiedades antioxidantes y bactericidas de los aceites esenciales en lechugas mínimamente procesadas. Para ello se estudian 7 aceites esenciales que además podrían entregar un efecto gourmet al producto terminado, entregando así una nueva tecnología al productor que les permitirá comercializar sus lechugas con un valor agregado. “Para ello trabajamos con un grupo de productores que corresponden a cinco agricultores de la región”, explicó Alejandra Villar.
Por otro lado, el proyecto busca elaborar y difundir una presentación atractiva que incentive el consumo de lechugas mínimamente procesadas. Para ello se han trabajado diferentes envases de presentación que incluyen desde diferencias cromáticas de la lechuga hasta diferentes materiales para el envasado de esta.
Fuente: UdeC