Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB Chile)
-El trabajo, liderado por la académica de la Universidad de Los Lagos e investigadora del IEB, Constanza Napolitano, y publicado en la Revista Evolutionary Applications, exploró las consecuencias que tiene el creciente contacto entre felinos.
-Investigación también busca impulsar la tenencia responsable de animales domésticos y apoyar la conservación del felino nativo güiña, que ya se encuentra altamente amenazado, principalmente, por la pérdida de hábitat.
Las enfermedades infecciosas se han convertido en una seria amenaza para la biodiversidad mundial, incluyendo a la audaz guiña, el felino salvaje más pequeño de América que habita en nuestros bosques, desde la zona central de Chile hasta la Patagonia.
Este carismático animal, hábil para camuflarse y muy parecido a un leopardo en miniatura, ha experimentado una creciente pérdida de hábitat y otras dificultades, que actualmente lo sitúan en una categoría vulnerable de conservación. Sin embargo, la preocupación por su presente y futuro es aún mayor, tras los resultados de un reciente estudio liderado por Constanza Napolitano, Profesora Asociada del Departamento de Ciencias Biológicas y Biodiversidad de la Universidad de Los Lagos e investigadora del Instituto de Ecología y Biodiversidad, IEB.
El trabajo, publicado en la Revista Evolutionary Applications y destacado en portada, analiza un particular escenario que afecta a las güiñas: el contagio con virus provenientes de gatos domésticos, que habitan en localidades rurales cercanas a los bosques.
Constanza Napolitano lleva muchos años trabajando con este felino silvestre, desde que iniciara su tesis doctoral en la Universidad de Chile, y ahora, durante este estudio que fue parte de un proyecto Fondecyt Iniciación (ANID). Eligió a esta especie porque al estar estrechamente asociada a bosque y cobertura vegetal, es un buen modelo para entender cómo afecta la pérdida y fragmentación del bosque nativo a las especies que necesitan del bosque para vivir. En un comienzo, investigó a la güiña mediante técnicas genéticas para comprender los efectos de la pérdida y fragmentación del bosque nativo sobre la diversidad genética de la especie. En ese contexto quedaron algunas interrogantes por dilucidar, como conocer los efectos de la mayor presencia de perros y gatos domésticos en sectores rurales aledaños a su hábitat boscoso, en donde estos animales domésticos podrían tener contacto e impactar negativamente a las poblaciones silvestres de guiña.
“En este estudio, que tomó alrededor de tres años, describimos la transmisión de dos virus que afectan comúnmente a gatos domésticos, el virus de la leucemia felina (FeLV) y el virus de inmunodeficiencia felina (FIV). La transmisión de estos patógenos ocurre de forma directa, principalmente, a través de la saliva por mordeduras”, explica la Doctora en Ciencias.
Para estos fines, se tomaron muestras de sangre y tejido a 102 güiñas capturadas o que fueron rescatadas, a través de toda su distribución geográfica en Chile, en sectores del centro y sur del país. Del mismo modo, se tomaron muestras a 262 gatos domésticos de comunidades rurales en estos mismos territorios, y en ambos casos, se efectuaron exámenes PCR para extraer el ADN y realizar la secuenciación de los virus. ¿Qué resultados obtuvieron?
Resultados del estudio
“Detectamos la infección con ambos virus en las guiñas de forma directa por PCR y secuenciación de los virus. Analizamos esto, y encontramos que las guiñas están infectadas con virus de origen genético de gato doméstico”, menciona.
El estudio arrojó que el ADN proviral del virus de la leucemia felina fue detectado en el 20,6% de las guiñas y el 20,2% de los gatos domésticos, mientras que el virus de inmunodeficiencia felina se registró en el 3% de las guiñas y el 3% de los felinos domésticos.
“También evaluamos signos clínicos de enfermedad en las guiñas, a través de hemogramas, análisis bioquímicos sanguíneos, histopatología y otros estudios que luego relacionamos con la positividad del PCR. Y lo que encontramos, mayormente, es que la presencia de signos clínicos de enfermedad en las guiñas infectadas es baja, lo que indica que las guiñas, por ahora, no se están enfermando. Sin embargo, este tipo de virus, los retrovirus, se insertan en el genoma del hospedador al que infectan, como es el caso de las güiñas infectadas, lo que implica que en cualquier momento estos virus podrían activarse, enfermar gravemente a su hospedero y ocasionar un daño real a las poblaciones de esta especie, como ha sido descrito para otros felinos silvestres a nivel mundial”, comenta Constanza Napolitano.
La investigación también abordó la relación entre la positividad del test de PCR en güiñas y el tipo de paisaje en que éstas se encontraban. Así, descubrieron que en hábitats fragmentados, donde existe presencia humana, es nueve veces más probable que una güiña estuviera infectada con ambos patógenos, que en ambientes con menor presencia humana. En otras palabras, las güiñas sin virus estaban asociadas al bosque prístino y continuo, sin humanos ni sus animales domésticos en las cercanías. “Esto indica que hay una correlación significativa entre presencia de gatos domésticos y mayor infección en las guiñas”, señala.
Estos resultados advierten que la alteración del paisaje natural aumenta la probabilidad de contacto entre gatos domésticos y felinos salvajes, pudiendo a su vez, facilitar la transmisión de virus y patógenos entre especies. De hecho, Napolitano comenta que también se han detectado otras amenazas de enfermedades debido al contacto de animales domésticos con güiñas. Ejemplo de ello, es lo que ocurre con perros, quienes pueden contagiar de parvovirus a las güiñas, incluso a través de contacto indirecto, por ejemplo, a través de las heces. Esto, ya que los parvovirus tienen alta resistencia y persistencia en el ambiente, tal como se encontró en otros estudios recientes:(trabajo 1 y trabajo 2 )
“Tener conocimiento de este fenómeno es muy importante, para fortalecer medidas de tenencia responsable de mascotas o el cumplimiento de normativas como la impulsada por CONAF en 2015 que prohíbe que las mascotas como perros o gatos puedan ingresar a las áreas silvestres protegidas, a fin de evitar que distintos microorganismos patógenos puedan transmitirse y afectar a la fauna local”, asegura la investigadora del IEB.
Protección de la biodiversidad y tenencia responsable de mascotas
Considerando estas evidencias, los autores del trabajo aseguran que para lograr predecir y prevenir epidemias en felinos salvajes se requiere de más conocimientos e investigaciones que permitan comprender, de manera integral, el vínculo entre ecología y enfermedades infecciosas, preocupación que ha quedado a la vista con mayor fuerza durante la pandemia de COVID-19.
“Mediante la investigación, monitoreo continuo, herramientas diagnósticas precisas y modelos predictivos fuertes podremos prevenir que las enfermedades puedan constituir amenazas para la fauna nativa de Chile”, se expresa en el artículo.
Al respecto, Constanza Napolitano enfatiza en los aportes de esta línea de estudio: “Algunas veces puede ser difícil trabajar con animales silvestres, como en este caso las güiñas, pues es difícil tomar muestras, y los proyectos generalmente toman mucho tiempo y recursos. Sin embargo, es importante señalar que sí es factible y muy relevante desarrollar este tipo de investigaciones en Chile, sobre todo desde la aproximación de Una Salud, en donde humanos, animales domésticos y silvestres estamos conectados, pudiendo ocurrir transmisión de enfermedades entre los tres grupos. En el contexto mundial actual, la investigación y monitoreo continuo en esta disciplina integrativa son muy necesarios”, explica la investigadora.
El estudio también propone evidencia para avanzar, de manera urgente, en la protección de nuestra biodiversidad y de especies tan asombrosas y vulnerables como la güiña: este pequeño y solitario carnívoro que además desempeña un rol clave en nuestro ecosistema, al ser un gran controlador de plagas.
En ese contexto, el documento también llama a fortalecer las normativas nacionales de tenencia responsable de mascotas, y limitar el acceso de perros y gatos domésticos a áreas naturales. Todo esto, en combinación con la expansión de los programas de manejo de enfermedades y vacunación de animales domésticos en todo Chile, la facilitación de la atención veterinaria en los paisajes rurales y el fortalecimiento del monitoreo y vigilancia integrada de enfermedades en fauna a nivel nacional.