Disminución en los tiempos del transporte público, reducción de emisiones contaminantes y aportes al desarrollo sostenible son solo algunas de las bondades que trae asociado el impulso de la electromovilidad. Marcela Munizaga, directora Académica y de Investigación de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, se refiere al contexto socio-tecnológico que enfrenta la introducción de esta tecnología en el país.
Sin duda, la llegada de la electromovilidad implica cambios en diferentes niveles. Por ejemplo, en la conducta de los usuarios del transporte, en la infraestructura y también en los desarrollos tecnológicos que se realizan tanto dentro como fuera del país para su habilitación.
La directora Académica y de Investigación de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM) de la Universidad de Chile, Marcela Munizaga, enfatiza el rol que tendrá la electromovilidad en el país para alcanzar el desarrollo sostenible.
“Chile asumió un importante compromiso de reducción de emisiones, dentro del cual el sector transporte es muy relevante, puesto que es responsable de un tercio de las emisiones. Los ejes centrales para alcanzar la carbono-neutralidad para el año 2050 son la reducción de las distancias de viaje, la reducción de viajes en vehículo, el mayor uso transporte público y modos no motorizados, y el reemplazo de vehículos a combustión por vehículos eléctricos”, detalla la investigadora.
Respecto a los cambios sociales y culturales, la académica señala que ya hay algunos que están sucediendo, entre ellos, que las personas han tomado conciencia de que debemos cuidar el medio ambiente y revisar nuestro modelo de desarrollo para hacerlo sostenible.
En este sentido, agrega que “hay un cambio de paradigma que hace que, por ejemplo, el tener un automóvil ya no sea una aspiración para todos. Cada día se ve con mayor frecuencia que algunas personas, especialmente los jóvenes, opten por alternativas más sustentables como usar transporte público, vivir cerca del lugar de trabajo o estudio, usar la bicicleta o caminar. Hay un cambio de paradigma que nos presenta una oportunidad única para realizar cambios”, sentencia.
Beneficios para la ciudadanía
Para la experta en transporte de la FCFM existen diferentes experiencias a nivel internacional cuyos resultados pueden ser observados para aprender. “Hay algunos países que han hecho apuestas muy fuertes por impulsar la electromovilidad, con incentivos económicos y normas muy estrictas de emisiones. Un elemento importante que hay que tener en consideración es que su impulso debe ir acompañado de una generación limpia, porque en caso contrario lo que se logra es solamente trasladar emisiones desde el lugar donde circulan los vehículos al lugar donde se genera la energía”, plantea.
La profesora Munizaga enfatiza que, así como nuestro país mira otras referencias, también nos observan a nosotros producto de los importantes pasos que se han dado en esta materia. Por ejemplo, en la incorporación de buses eléctricos al sistema de transporte público.
En relación a lo anterior, señala que “las encuestas a usuarios muestran que estos evalúan significativamente mejor la experiencia de viaje cuando esta se realiza en un bus eléctrico. A futuro, se ha planteado como meta que al 2030 el 50 por ciento de los buses sean eléctricos, y el 100 por ciento al 2050. Dados los resultados preliminares de las encuestas, se puede pensar que la incorporación acelerada de buses eléctricos a las flotas puede significar un aumento en el uso de transporte público, lo cual tiene beneficios para el medio ambiente y para la calidad de vida en las ciudades”.
Las expectativas de su aporte a la ciudadanía son altas, ya que, según detalla la investigadora, si se logra una reducción significativa del uso de vehículos particulares, eso tendrá un impacto en la reducción de tiempos de viaje. Junto a esto, añade, “si eso va acompañado de más y mejor transporte público, ayudará también a lograr una ciudad más inclusiva. Si reemplazamos los vehículos actuales por vehículos eléctricos, manteniendo la actual estructura de viajes, el único impacto será la reducción de emisiones. Para lograr beneficios en tiempos de viaje e inclusión, se deben hacer también los otros cambios”.
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