- Pablo Ocqueteau y Philine Von Düszeln son investigadores y creadores de una novedosa tecnología, que reúne artesanías patrimoniales, rescate cultural, diseño y excelencia en sonido.
Una actitud un tanto contestataria en los tiempos en que estudiaba Diseño Industrial (hace 20 años) llevó a Pablo Ocqueteau a repensar qué propuesta plantear, reuniendo factores que pudiesen dar cierta trascendencia. “Mis profesores estaban influenciados por corrientes de diseño internacional, poco empapados de lo propio. Incluso, muchos proyectos que se presentaban eran imposibles de desarrollar en Chile. Entonces me puse como meta ocupar, para estos diseños de vanguardia, conocimientos o materiales locales. Surgió una polémica, porque dije que “el diseño chileno no existe”, y uno de los profes me desafió a crear uno que tuviera un lenguaje propio”, recuerda Ocqueteau. Fue así como surgió “Pelafkén”, un tubo luminoso de cochayuyo.
De esa experiencia surgió la idea del parlante de greda. “Creé el primer prototipo, el primer altavoz unido a una vasija, hecha en Penco por Santos Herrera. Ese primer prototipo fue presentado en un concurso de diseño, fue seleccionado, y luego se replicó en un montón de lugares. Ahí nació “Mapuguaquén”, cuenta el profesional.
Ha trabajado junto a Philine Von Düszeln, su mujer alemana, comunicadora audiovisual, escenógrafa, antropóloga y coinvestigadora en el proyecto, y a quien conoció haciendo un postítulo en Valencia. Ambos expusieron en una charla organizada por la Universidad San Sebastián, denominada “Greda, presente y pasado, patrimonio inmaterial, comercio justo y recuperación de una tradición”, con el respaldo de la OTEC Cultura y Territorio. Dieron a conocer su experiencia profesional, creativa y de vida.
“Por años, la gente nos preguntaba dónde comprar los altavoces. Así es que, estando ya en Alemania, empezamos a fabricarlos”, narra Pablo Ocqueteau. Pero no es tarea fácil. “Hacer un buen parlante es súper complejo; hay marcas y empresas de prestigio que invierten millones en ello; es un desafío tremendo desarrollar tanto la parte estética como al producto mismo, mezclando una vasija hecha a mano con membranas que son producidas a nivel industrial. Debes hacer que sea perfecto, con las salidas de aire precisas, y las concentraciones adecuadas de madera, cuero y lana. Cuando empezamos a lograr el producto nos motivamos, más aún”, cuenta.
En el camino han recibido apoyo. Valoró los aportes estatales como el respaldo de un Fondart y el financiamiento de Corfo. “Eso nos permitió invertir en recursos caros para nosotros, como permanecer en Chile, desarrollar las membranas, el amplificador… Pero siempre hay una intuición que te lleva a desarrollar todo. Este es un trabajo en el que hemos puesto la vida”, se sincera.
Importancia del patrimonio
No ha sido fácil hallar a artesanos que ejecuten bien el proyecto, “pese a que es un proyecto vigente, una innovación con contenido cultural, patrimonial y con proyección económica”, señala Pablo Ocqueteau.
“Nuestro cuestionamiento fue mucho más profundo que un emprendimiento: tiene que ver con las tradiciones, con el patrimonio, con las migraciones, con el aporte de diseño. Además de hacer altavoces, estamos intentando ser una alternativa, generar una reflexión distinta”, agrega Philine Von Düszeln.
Se trasladaron de Alemania a Nacimiento, con dos hijas pequeñas, “y nos metimos a trabajar codo a codo con Marco Barra, el alfarero. Íbamos a buscar la greda, la apartábamos, la trabajábamos. Estuvimos muy involucrados, creo que es súper sano hacer algo así”, afirma Ocqueteau.
Hoy, la proyección considera otros países, otros artesanos y nuevas propuestas. En Portugal, con el alfarero Ricardo López, surge “Mapu Preto”, de arcilla negra, empleando madera de caraballo y olivo, y corcho, en vez de cuero. Y hay proyectos de otras zonas del mundo, empleando materiales propios de cada latitud.
Los productos se distribuyen en todo Chile, a través de tienda online; venden prácticamente en todos los países de Europa y también en África y Asia, con números limitados (aunque hoy están sin stock).
La reunión online fue guiada por la doctora en Historia y magíster en Etnohistoria María Esperanza Rock, teórica e historiadora del Arte y académica de la Escuela de Arquitectura de la Universidad San Sebastián.