- Los principales que problemas que trae la intubación es la disfagia, dificultad para tragar, y disfonía, pérdida parcial de la voz.
Las secuelas que pudiesen presentar los pacientes afectados por Covid-19 dependerán de cómo fue el curso de la enfermedad, si solo fueron síntomas leves o si la persona necesitó hospitalización o intubación y cuántos días estuvo intubado. Esto último se realiza con un tubo que, través de la boca, pasa por la faringe, laringe y tráquea, órganos que son fundamentales para la voz, el habla y la deglución.
“Como la localización del virus se congrega en el tracto aerodigestivo (labios, boca, lengua, nariz, faringe, laringe, cuerdas vocales, y parte del esófago y la tráquea). Las secuelas pueden ir desde síntomas leves de disfonía hasta una disfonía más grave secundaria, una paresia, parálisis y/o granulomas, afectando temporalmente la voz y la comunicación del paciente”, explicó Juan Manuel Parada Uyarte, académico de la carrera de Fonoaudiología de la Universidad San Sebastián.
En esa misma línea, el también magíster en Estrategias de Intervención Vocal indicó que una vez superado el Covid, pueden aparecer ataques excesivos y prolongados de tos. “La tos une con fuerza las cuerdas vocales para permitir una fuerte expulsión de aire, limpiando cualquier mucosidad de los pulmones y la laringe. Este nivel de tos genera en las cuerdas vocales un gran golpe y, en consecuencia, pueden inflamarse, irritarse y producir un aumento de congestión en esa zona”, detalló Juan Manuel Parada.
Disfonía y disfagia
Si la persona fue sometida a una intubación, puede presentar dos patologías tras ser dada de alta: disfagia, la dificultad para tragar, es decir, que el proceso de mover los alimentos o líquidos de la boca al estómago requiere más tiempo y esfuerzo o, en casos más severos, la imposibilidad de hacerlo; y disfonía, la pérdida parcial de la voz, perjudicando el timbre, tono, la intensidad y/o la flexibilidad de esta.
De acuerdo con Juan Manuel Parada, también diplomado en Habilitación y Rehabilitación Vocal, la cantidad de sesiones para la rehabilitación de ambos cuadros depende de múltiples factores, como, por ejemplo, la frecuencia entre una sesión y otra o la motivación del paciente. “Si bien, en la literatura se describen bastantes casos que no requieren más de 12 sesiones de terapia vocal, estamos frente a síntomas de un virus que no se comporta igual con todos los pacientes. Por ello ciertas personas podrían requerir más sesiones”, afirmó.
Parada indicó que el fonoaudiólogo es el profesional idóneo para reconocer la mejoría en las lesiones laríngeas o averiguar las razones del nulo avance, tales como: diagnóstico incorrecto, pobre adherencia del paciente al tratamiento, técnicas inadecuadas, entre otras. “Además, junto al otorrinolaringólogo debe reevaluar al paciente y la estrategia terapéutica”, puntualizó.
Mascarilla y teletrabajo
La mascarilla es otro elemento que perjudica la voz ya que, según el profesional, existen estudios que demuestran el impacto negativo de este protector en la calidad del habla. “Combinándolo con el ruido ambiente, las cualidades acústicas poco favorables del espacio físico y la falta de información visual (ya que las máscaras impiden leer los labios), hacen que el diálogo se vuela ininteligible. Eso, en consecuencia, hace que tengamos que forzar nuestra voz”, explicó Parada.
Para evitar dañar la voz, el profesional de la salud desaconsejó el uso dos audífonos durante las reuniones y llamó a preferir la compra de audífonos monoaurales. “La idea es que vaya cambiando de oreja durante el día. Eso permitirá tener una retroalimentación auditiva del uso de la voz y un monitoreo de las características del tono, volumen y esfuerzo al hablar”, aseguró.
Finalmente, Juan Manuel Parada sugirió realizar las siguientes medidas de higiene vocal: mantenerse constantemente hidratado, evitar el consumo de alcohol, tabaco y café, ya que irritan las cuerdas vocales, así como las comidas muy condimentadas, ácidas y/o picantes. Además, recomendó descansar la voz por al menos 10 minutos por cada hora que se hable.