Luis Alberto Parada Salinas
Académico de Pedagogía en Educación Física
Universidad San Sebastián
Las personas mayores son un grupo creciente de nuestra población, así como en múltiples regiones del mundo. El aumento de las expectativas de vida y otras variables relacionadas con la natalidad, explican este fenómeno que incrementa los promedios de edad poblacional.
En este contexto, cada vez tenemos personas de mayor edad, más activas y dispuestas a seguir entregando su experiencia y capacidades por lo que es fundamental que se mantengan en las mejores condiciones de salud física y mental, implementando distintas estrategias.
Desde el punto de vista de incrementar los niveles de actividad física, existen distintas alternativas relacionadas con sus gustos, intereses, capacidades y recursos. Una de ellas, simple, accesible y altamente recomendada, es caminar.
La marcha es un patrón de movimientos cíclicos y rítmicos que se repite de manera automática con gran eficiencia mecánica y energética. No obstante lo anterior, podemos revisar consideraciones para realizar algo tan simple como caminar sobre todo cuando se trata de personas mayores.
Lo primero es una disposición anímica positiva a disfrutar la actividad, no hay peor ejercicio que el que no logra adherencia. Debe seleccionar un calzado adecuado, amplio, que otorgue un buen soporte y permita mover su pie con la adecuada holgura y ventilación. Elija su recorrido considerando las características del terreno como tipo de superficie regular o irregular, características climáticas, temperatura, desniveles, pendientes y la demanda que este requerirá para su desarrollo, esto permitirá formular una idea respecto del tiempo e intensidad que se necesitará para su realización. Si el terreno lo requiere o ya es un elemento incorporado en nuestra vida, utilice bastones o elementos de soporte a la marcha que siempre son una buena alternativa en sus distintas variedades. Siempre es bueno solicitar asesoría o recomendación especializada para ello.
Cabe recordar que la movilización humana involucra el desplazamiento hacia adelante, hacia los lados, retroceder, etc; y que siempre es positivo entrenar con precaución para una vida más funcional. La velocidad de la marcha se regula ya sea aumentando el largo de su paso o disminuyendo este último e incrementando su frecuencia. Esta estrategia es más propia y natural de la persona de mayor edad e incrementa la estabilidad y seguridad en la caminata. Cualquiera sea la estrategia o mecanismo seleccionado, determinar cuál es la autopercepción de velocidad óptima de la marcha o caminata resulta útil para programar selectivamente durante las rutinas velocidades que incorporen tiempos de desarrollo por sobre y bajo esta velocidad dado que ambas demandarán con gran probabilidad un mayor gasto de energía sólo por eficiencia mecánica.
Estas estrategias pueden resultar útiles para iniciar un programa de ejercicio que incluya el caminar. ¡Pasos a la obra!