La investigación fue realizada por el Magíster en Ecología Marina de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC) Marco Quispe y buscó evaluar la composición del calamar gigante presente en el Océano Pacífico suroeste, biorecurso de importancia económica para Chile.
“Variabilidad intraindividual en los constituyentes bioquímicos y la composición de ácidos grasos del calamar gigante (Dosidicus gigas) en el suroeste del Océano Pacífico” es el nombre de la investigación que realizó Marco Quispe mientras cursaba el Magíster en Ecología Marina de la Facultad de Ciencias UCSC. Su director de tesis fue el académico Dr. Ángel Urzúa y el estudio fue publicado en la revista Journal of Sea Research.
El enfoque principal de la investigación fue conocer los constituyentes bioquímicos del calamar gigante o jibia, como un biorecurso importante para Chile desde el punto de vista económico. Se consideró los estados de madurez sexual de la especie, tanto en machos como en hembras presentes en la costa de Chile. “Los principales componentes bioquímicos que utiliza la jibia como fuente de energía son la glucosa, lípidos y carbohidratos. De manera indirecta se puede calcular la bioenergética total del individuo. De acuerdo con el concepto de variabilidad intraindividual se refiere a la variabilidad de sus composiciones bioquímicas y bioenergéticas de la población de la jibia, enfocados en madurez sexual”, complementó Marco Quispe, investigación que consideró la temporada otoño-invierno para su análisis.
Resultados
Existen clasificaciones de estados de madurez sexual, que se catalogan desde el estado 1 hasta el estado 5. A nivel observacional, el estudio determinó que existen machos maduros de calamar gigante en las costas chilenas, pero no se encontraron hembras maduras. “Los machos encontrados varían entre el estado 2 y 4. En tanto, las hembras fluctúan entre el nivel 1 y 2. Esto es totalmente inmaduro a nivel sexual. Chile, no es una zona de reproducción. Se puede considerar que las costas chilenas son de fuente de alimentación o de crecimiento de la jibia, para que luego puedan migrar a las aguas oceánicas, que son aguas más cálidas y luego puedan reproducirse”, enfatizó el Magíster en Ecología Marina.
Otro de los resultados de la investigación, determina que la especie podría capturar presas de alto contenido energético. El estudio analizó tres tejidos presentes en el calamar gigante: la glándula digestiva (similar al hígado), las gónadas y el músculo del manto. “En el hígado se almacenan gran cantidad de constituyentes bioquímicos, principalmente lípidos. Podemos inferir que podría esta especie buscar presas que tienen alto contenido lipídico, como principal fuente energética”, comentó Marco Quispe. Luego, otros componentes presentes en el análisis fueron la glucosa y los carbohidratos, de manera casi imperceptible.
“A nivel de comparaciones tanto bioenergéticas totales y a nivel de constituyentes bioquímicos han sido similares en los diferentes estados de madurez sexual tanto en machos como en hembras del calamar gigante”, explicó el científico sobre la influencia de estos elementos en la jibia.
La jibia tiene una importancia fundamental en la pesca como biorecurso, ya sea tanto en la pesca artesanal como industrial. “Además, se podría evaluar la calidad de la carne que se consume proveniente del músculo del manto. Se podría evaluar a través del nivel de composición nutricional entre las distintas zonas, principalmente con la presencia de ácidos grasos”, complementa el científico.
La condición nutricional del calamar gigante puede determinar de manera indirecta cómo se está manejando el ambiente donde se desarrolla la especie. También influye en la funcionalidad de la ecología trófica. “Estos ácidos grasos o los elementos lipídicos presentes pueden transferirse desde las presas más pequeñas como pueden ser copépodos, que son consumidos por peces y luego son consumidos por el calamar y finalmente, las ballenas o peces espada que consumen al calamar”, complementa Marco Quispe.
“Los resultados indican que tanto machos como hembras están consumiendo lo mismo, ya que no existen diferencias significativas en sus composiciones bioquímicas y bioenergéticas. Uno de los principales alimentos que le brindan un componente energético pueden ser los crustáceos como el langostino colorado, recurso muy importante, los eufausiáceos o peces mictófidos”, finaliza el investigador.