Cada ocho horas muere una mujer producto del cáncer de mama en Chile, estadística que posiciona esta enfermedad como la primera causa de muerte en este grupo a nivel nacional. Octubre, el mes que la Organización Mundial de la Salud (OMS) fijó para sensibilizar sobre esta patología, con el fin de promover la prevención y detección precoz, nos deja a medio camino de una pandemia en que las mujeres muestran un desplome en la realización de sus exámenes de mamografía. Hoy, más que nunca, el mensaje es a llegar a tiempo a un diagnóstico y evitar factores de riesgo como la obesidad y el consumo de alcohol y tabaco.
Un reciente estudio de la Escuela de Salud Pública de la Facultad de Medicina determinó que a partir del inicio de la pandemia en Chile, en marzo de 2020, hubo un desplome en el diagnóstico de enfermedades graves entre las mujeres, siendo el cáncer de mamas una de ellas. Lo anterior es más que preocupante, considerando la alta incidencia de esta patología (cada tres horas se diagnostica a una mujer con cáncer de mamas en el país), que representa la primera causa de muerte de mujeres en Chile.
La gran mayoría de los casos de cáncer de mamas se da en mujeres mayores de 50 años, principalmente entre los 50 y los 65 años. Y aunque entre la población más joven la incidencia es menor, ya que una de cada tres mujeres bajo los 50 años son diagnosticadas con este tipo cáncer, los especialistas llaman a estar atentas.
“En general, cuando se presenta en mujeres más jóvenes este cáncer lo hace de forma mucho más agresiva. Además, cuando son pacientes más jóvenes se asocia mayoritariamente a factores genéticos. Cuando tenemos pacientes bajo los 40 años solicitamos el estudio genético, porque muchas veces hay alteraciones en los genes BRCA 1 o BRCA2, y eso debe descartarse”, explicó el Dr. Mario Pardo, jefe del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Clínico de la U. de Chile.
A quienes tienen familiares directos con cáncer de mamas (madre o hermanas), se les recomienda consultar diez años antes que la edad en que dicho familiar fue diagnosticada con esta patología.
“En el caso de pacientes que se comprueba que tienen estos factores genéticos, lo que se recomienda es sacar las mamas porque así bajamos el riesgo de desarrollar esta patología en un 95 por ciento. Cuando tienes sobre todo el BRACA 1 hay un riesgo de un 80 por ciento de desarrollar un cáncer de mamas”, advirtió el Dr. Pardo, quien -no obstante- indica que tener familiares directos con cáncer de mama no implica necesariamente que se tenga ese factor genético.
Lograr un diagnóstico temprano, en este sentido, es clave para poder acceder a un tratamiento efectivo contra el cáncer de mamas. “El tratamiento para un cáncer de mama que se encuentra a tiempo tiene una efectividad de sobre 90 por ciento a diez años”, detalló el especialista del HCUCH.
¿Cuáles son las formas más efectivas para prevenir? Existen dos tipos. Una se llama prevención primaria, que es evitar que el tumor aparezca, y la otra se llama prevención secundaria, que es determinar un tumor lo más pequeño posible mediante la mamografía y la ecografía.
La prevención primaria apunta a que las mujeres tengan un estilo de vida saludable, evitando la obesidad, que es una enfermedad que produce un estado inflamatorio crónico y puede ser un coayudante de la aparición del tumor. Por esta razón, lo ideal es realizar ejercicio y evitar hábitos no saludables, como el consumo de tabaco y alcohol. “Esto debería ayudar porque así se mantiene un buen estado metabólico”, señala el Dr. Pardo.
Respecto a la prevención secundaria, el especialista pone especial cuidado al momento de recomendar el autoexamen mamario. “El médico puede pesquisar un nódulo de medio centímetro o 1 centímetro y las mujeres -en general- pesquisan los nódulos probablemente sobre el centímetro, eso ya es tarde. Y si la palpación la hacen antes de la regla, se van a palpar un montón de nódulos que no son tales. Entonces, siempre se dice pálpenselos después de la menstruación. ¿Dónde sirve este autoexamen? En lugares donde no se pueda acceder a la mamografía ni la ecografía”, aseguró.
Siguiendo la idea anterior, la pesquisa mediante mamografía es el camino indicado para llegar a tiempo a un diagnóstico. Respecto a la periodicidad recomendada para realizarse este examen, no hay total consenso. Sin embargo, los especialistas del Hospital Clínico de la U. de Chile recomiendan realizarse una mamografía anual a partir de los 40 años, en el caso que no se tengan antecedentes familiares.
Tratamientos y fertilidad post tramiento
Conforme pasan los años, los avances médicos han dado con mejores y más efectivas terapias a la hora de hacer frente a esta patología. Actualmente, hay tres formas de tratamiento: una es la quirúrgica, que es la mastectomía parcial o total, la otra es la radioterapia, y la tercera es la quimio y hormonoterapia. “El cáncer de mamas es como una multiplicación, tú puedes empezar por una o por otra y el resultado va a ser relativamente similar. Antiguamente empezábamos por la cirugía y después se iba a la quimio o a la radioterapia, dependiendo los resultados. Pero actualmente hay muchos casos en que estamos empezando con la quimioterapia, porque se ven factores de riesgo que en el fondo te van diciendo que hay que iniciar la quimio porque el resultado va a ser mucho mejor”, detalló el jefe del Servicio de Ginecología y Obstetricia del HCUCH.
En el caso de las mujeres que atraviesan esta enfermedad en edad fértil, el especialista advierte que la quimioterapia produce un daño en los ovarios y, por ende, en la fertilidad. No obstante, esto no cierra la puerta a que aquellas que quieran tener hijos con posterioridad al tratamiento puedan hacerlo. “A esas mujeres les ofrecemos el rescate ovular antes de la quimioterapia. Así se guardan los ovocitos y después de los dos años podemos suspender el tamoxifeno, terapia que las pacientes deben tomar por diez años una vez concluido su tratamiento contra el cáncer, para que la mujer se embarace, y luego de la lactancia se puede reiniciar el tamoxifeno hasta cumplir el período de diez años”, explicó el especialista.
Texto: Francisca Siebert