IEB Chile
-El investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad, Cristián Frêne, fue invitado a exponer ante la Comisión de Medio Ambiente, sobre los resultados del trabajo elaborado junto a la Red de Constitucionalismo Ecológico.
Hacer frente al Cambio Global, transformar el modelo productivo chileno, y promover el desarrollo de una ética biocultural que integre y proteja a la diversidad de ecosistemas, territorios, culturas y personas en nuestro país, fueron algunos de los mensajes que este miércoles 3 de noviembre, se entregaron a integrantes de la Convención Constituyente.
Cristián Frêne, investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad, IEB, y director de la Red LTSER Chile, participó en una reunión con representantes de la Comisión de Medio Ambiente, Derechos de la Naturaleza, Bienes Naturales Comunes y Modelo Económico de la Convención Constituyente, en la que presentó los principales resultados del trabajo realizado junto a la Red de Constitucionalismo Ecológico, a través del texto “Constitución Socioecológica para Chile, propuestas integradas”, desarrollado el año 2020, por un grupo multidisciplinario de más de 50 profesionales, entre los que destacan miembros del IEB.
El texto, que se entregó a los constituyentes de esta Comisión, contiene una profunda base de discusión sobre los principios medioambientales que debieran regir a nuestra nueva Carta Magna, fundados en la reciprocidad e interdependencia del ser humano con la naturaleza. Más de 50 profesionales desarrollan el libro “Una Constitución Socioecológica para Chile” – Instituto de Ecología & Biodiversidad (ieb-chile.cl)
El ecohidrólogo abordó algunas bases de esta propuesta colectiva en la que participó, y se refirió a los principales problemas socioambientales que atraviesa Chile, relacionados con el extractivismo productivo, así como a los cambios urgentes y estructurales que se deben impulsar a nivel transversal y en la Constitución. Esta presentación, también contó con la participación de la abogada Liliana Galdámez y fue transmitido en vivo a través de www.convencion.tv
“El cambio climático es solo un componente más de una transformación mayor que está ocurriendo a nivel planetario: el Cambio Global, que tiene como base de origen una serie de actividades humanas y productivas. En Chile también nos enfrentamos a este panorama, teniendo como factores más perjudiciales, el propio cambio climático, las modificaciones brutales del paisaje y explotación de ecosistemas durante los últimos 200 años, y la desertificación que avanza de norte a sur, generando una pérdida de biodiversidad y productividad de los suelos. Otro factor es la toxificación de la biósfera por contaminación principalmente industrial, y la invasión de especies exóticas, elementos que en su conjunto llevan a la pérdida de diversidad biológica, tal como lo han ratificado informes recientes de las Plataformas Intergubernamentales IPBES eIPCC -Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático-”, explicó el investigador del IEB durante su presentación.
Cambiar el modelo productivo
En ese contexto, Frêne aseguró que un gran precursor de estos conflictos socio ambientales es el actual modelo productivo chileno, basado en actividades que explotan ecosistemas, generando impacto sobre los territorios y sus habitantes. Claro ejemplo es el sector forestal en la zona centro-sur de Chile, cuyas prácticas e intensificación de las mismas durante los últimos 40 años han traído grandes problemas, como escasez de agua, degradación de suelos y conflictos con los pueblos originarios y comunidades locales, que se han visto despojadas de los medios básicos para subsistir, como el agua y la tierra. “Estas prácticas son las que están llevando al país a un colapso ecosistémico con graves problemas socioambientales, conflictos que desde la Red de Constitucionalismo Ecológico hemos querido abordar”, señaló el científico.
Uno de los pilares que sustenta la propuesta, es cambiar el actual paradigma por una ética biocultural, que asuma la existencia e importancia de toda diversidad a nivel de territorios, ecosistemas y culturas en nuestro país, diversidades que además interactúan y se modifican entre sí. “La ética biocultural busca recuperar y reconectar los vínculos indisolubles entre los hábitats, las formas de vida y las relaciones con las comunidades de habitantes humanas y no humanas”, declaró el ingeniero forestal.
Para avanzar en esa dirección, el ecohidrólogo indica que es un imperativo ético plantear modelos económicos alternativos, como el “Decrecimiento” o la economía a escala humana, que permitan relacionarse con los ecosistemas y obtener beneficios de manera respetuosa y equilibrada, pasando de una lógica de competencia a una de colaboración. “Eso implica reconocer todas estas diversidades y sus funciones ecológicas y sociales fundamentales, al momento de tomar decisiones. Asimismo, la futura Constitución debe reconocer la existencia de bienes comunes que son inapropiables, como el agua, que tienen un rol clave para el “Buen Vivir”, y el funcionamiento de la naturaleza y mantención de la biodiversidad”, aseguró.
Otro aspecto a considerar es el ordenamiento territorial, para organizar a Chile por cuencas y macrozonas, y así priorizar acciones de manejo de acuerdo a las características particulares de cada territorio, que además consideren la voz y participación de las comunidades. “Por todo ello, debemos transitar hacia un modelo que nos permita ordenar el territorio y realizar prácticas productivas que apliquen criterios ecológicos, que no degraden territorios y permitan el Buen Vivir. Para esto, también es necesario que el Estado pueda impulsar una economía diversificada y con valor agregado, con equidad territorial y ecológicamente sustentable, que incorpore dentro de la matriz económica a la ciencia, la innovación, el conocimiento y los saberes locales”, concluyó el investigador.