Este método permite utilizar los desechos orgánicos de verduras y frutas y así, después de un par de meses, generar un abono natural para nutrir las plantas y árboles de tu jardín o balcón. María Teresa Varnero, académica del Departamento de Ingeniería y Suelos de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile, nos explica cómo hacerlo de manera casera en nuestro hogar.
Cada acción que realizamos puede generar algún tipo de desperdicio. Si por la mañana desayunas huevos revueltos, las cáscaras de estos terminarán en el tacho de la basura, o si te haces un jugo de naranja recién exprimido, también botarás lo restante de dichas frutas. Ahora, si te quieres preparar una rica ensalada, habrá varias hojas de lechuga, espinaca o acelga que mandarás directo al basurero porque están oxidadas, quemadas o “malas”. Pero, ¿sabías qué si juntas todos estos desechos y los dejas en algún recipiente o en la tierra podrías conseguir un excelente compost? Este nuevo uso que tienen los desperdicios es el objetivo del compostaje, práctica que permite abonar tus plantas y árboles.
“El compostaje es un bioproceso, y al decir bio significa que hay detrás de ello organismos, concretamente microorganismos, que hacen uso de aquello que muchas veces se considera basura, desechos y residuos que quedan de diversas actividades”, dice la académica del Departamento de Ingeniería y Suelos de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile, María Teresa Varnero.
Para hacer uno de estilo más casero, explica la especialista, lo apropiado es utilizar aquellos residuos que quedan, por ejemplo, de la elaboración de alimentos. “Lo que queda en la cocina, cuando se han pelado papas, frutas, es decir, principalmente residuos de origen vegetal porque a nivel de un compostaje casero creo que hay que indicar que es importante hacer uso de residuos vegetales como hojas de lechuga que no están buen estado o cascaras de futas”, afirma.
Explica que se pueden seguir varios caminos. Si tenemos la posibilidad de contar con un jardín, con espacio de tierra sin plantas o arbustos, ese rincón dejarlo como una compostera. Puede ser en el suelo mismo o se puede llevar a cabo haciendo la mezcla en un contenedor. ¿De qué tipo? La profesora Varnero dice que “hay contenedores de tipo plástico que se usan justamente para eliminar desechos e ir depositándolos. Ese contenedor para un proceso de compostaje es importante que tenga ciertas aberturas para que se realice una buena aireación, porque el compost o el proceso de compostaje es un proceso en condiciones aeróbicas”, apunta.
Mezclar bien: café y verde
La profesora del Departamento de Ingeniería y Suelos de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile afirma que no solo se pueden mezclar restos de frutas, verduras o cáscaras de huevos, también pueden ser utilizados desechos de pasto.
Sobre la mezcla de estos residuos dice que “lo ideal es que sean diversos y hay un tema que se habla de mezcla de residuos café con verdes. Los cafés pueden ser, por ejemplo, pasto seco, paja que sobró. Tienen mucho carbono la paja de trigo, los rastrojos de maíz, versus otros materiales como las hojitas de lechuga o las cascaras de manzana, que tienen una relación carbono – nitrógeno más estrecha, hacen un aporte de nitrógeno que es lo que forma parte de la proteína, que es importante, a su vez, en el desarrollo de los microorganismos, que los utilizan como su alimento”.
¿Cuánto demora y cómo sé que está listo mi compostaje?
Según la profesora Varnero, una forma fácil de saber que tenemos una proporción adecuada es midiendo su humedad con nuestras manos. “Uno puede tomar con la mano un montoncito y apretar como quien está estrujando ropa, si gotea mucho estamos pasado en el agua, si lo hace muy lento o me queda mi mano húmeda estamos en un punto adecuado. Si yo a pesar de apretar fuertemente me queda la mano casi seca, le falta agüita”, aclara.
Sobre el tiempo, dice que si uno mantiene en el patio de la casa la compostera, “eso puede demorar seis, siete meses o casi un año porque en forma natural eso también se va a entrar a descomponer”. Por otra parte, indica que si la intención es que sea un continuo “puedo fabricar una especie de contenedor con estas rejillas que se usan en los gallineros, armo con palitos un contender y esa rejilla permite que haya una buena aireación”.
Una vez descompuesto los restos de alimentos y residuos orgánicos, la profesora recomienda aplicar un análisis casero. “Tomar esta especie de tierra, ponerla en una bolsa plástica de un kilo con la humedad que tiene y dejarla al menos 24 horas no expuesta directamente al sol sino más bien a la sombra. Al cabo de 24 horas hay que observar cuánta agua se puede haber formado como gotitas en la bolsa. Si hay mucha agua quiere decir que le falta madurar totalmente”, dice. A esto se suma también el olor de la tierra, porque si ya no se expenden malos olores quiere decir que el proceso culminó.
¿Para qué sirve nuestro compost?
Cuando es de buena calidad, aporta beneficios y nutrientes a nuestro suelo, como una especie de abono natural para nuestras plantas y árboles. “Le aporta beneficios a las propiedades físicas de ese suelo, propiedades químicas y biológicas” advierte la académica. En síntesis, “aumenta esta capacidad de retención de agua, no requiero estar regando más a menudo porque no hay una perdida tan evidente de esa agua. Es un material más esponjoso y eso perite que las raíces se puedan bifurcar, explayar más fácilmente”, dice la especialista.
Maritza Tapia, periodista Prensa U. de Chile. Fotos: Alejandra Fuenzalida.