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Investigadores abordan desafíos nacionales y regionales de la academia frente a la megasequía

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  • Verónica Delgado, Martín Jacques, Alejandra Stehr y Gladys Vidal analizaron la problemática, desde sus respectivas áreas, y dieron luces sobre cómo deben enfrentarse sus consecuencias 

Críticos son los datos que arroja el más reciente Informe Hídrico de la Dirección General de Aguas (DGA). El reporte -que periódicamente publica esta repartición dependiente del Ministerio de Obras Públicas- da cuenta de un alarmante déficit del recurso hídrico, tanto en nieve como en los caudales, lagos y embalses, gatillado, principalmente, por el calentamiento global y por una disminución de las precipitaciones en todo el territorio nacional.  

Al respecto, el Director de Investigación y Creación Artística de la UdeC, Dr. Ronald Mennickent Cid destacó que “es un orgullo para la Universidad de Concepción contar con especialistas que, desde distintas disciplinas, aporten a una mirada fundamentada que permita enfrentar como nación la sequía que nos afecta. Es de esperar que, ante esta urgencia, las prioridades gubernamentales y el aparato legislativo se alineen adecuadamente, para que estas contribuciones no se transformen en (literalmente) voces en el desierto”. 

Al respecto, la Dra. Alejandra Stehr Gesche, investigadora del Centro de Ciencias Ambientales EULA-Chile, enfatizó que para enfrentar este panorama es clave trabajar de manera conjunta con “las poblaciones más afectadas, en las zonas rurales y agrícolas, cómo generamos soluciones que nos permitan adaptarnos a este escenario”.  

La investigadora agregó que estas soluciones podrían estar relacionadas con el tratamiento de aguas servidas, por ejemplo, para que puedan ser reutilizadas en riego, advirtiendo eso sí, que “en esta materia, estamos al debe aún en Chile, porque no tenemos una normativa específica para el reúso del agua, por lo que se requiere avanzar también en la parte legislativa”.  

Además, la también académica de la Facultad de Ciencias Ambientales de la Universidad de Concepción, UdeC, comentó que se podría “generar humedales artificiales que, cuando llueve, que es mucho menos que antes, puedan absorber esta agua y recargar las napas”, pero advirtió es clave “conocer nuestro sistema de uso del agua para que seamos lo más eficientes posible, para alcanzar lo que se denomina seguridad hídrica, que consiste en tener agua en calidad y cantidad suficiente para los distintos usos, priorizando siempre el consumo humano y los ecosistemas”.  

Esto, detalló la Dra. Stehr porque, si bien una parte del problema de la escasez de agua se debe a los efectos del cambio climático, otra porción importante está motivada por “una mala gestión del recurso hídrico, cómo lo dividimos entre los distintos usuarios, cómo y cuándo lo usamos, por ejemplo”.  

En cuanto a la forma en que se han abordado estos desafíos en nuestro país, la Doctora en Ciencias Ambientales, comentó que “siempre actuamos de forma reactiva. Por ejemplo, tenemos que esperar que una zona se declare en emergencia hídrica para que se liberen recursos para hacer frente a la situación, cuando lo ideal sería actuar de forma preventiva o proactiva, antes de que situación ocurriera. La legislación no nos da herramientas para actuar de forma precautoria”.  

En este sentido, el Dr. Martín Jacques Coper, académico del Departamento de Geofísica, explicó que “especialistas nacionales en climatología, en particular del (CR)2 (Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia), han identificado algunas causas fundamentales de la megasequía, que se extiende en la zona centro-sur de Chile por más de una década”.  

“Específicamente”, detalla Jacques, “a la tradicional asociación entre condiciones secas en esta región y variabilidad climática natural, concretamente eventos La Niña en el Pacífico Tropical, se han sumado otros factores. Por una parte, se ha descrito ‘la mancha cálida’ del Océano Pacífico cerca de Nueva Zelanda. Por otra, se ha encontrado un factor directamente relacionado con la actividad humana global (emisión de gases de efecto invernadero y destructores de la capa de ozono estratosférica), que desvía hacia el polo los vientos del oeste sobre el Pacífico Sur, con lo cual disminuye la frecuencia sistemas frontales que llegan a Chile centro-sur”.  

“Por lo tanto”, concluyó el Dr. en Ciencias del Clima, “sabemos que la megasequía actual es una combinación de causas naturales y antrópicas. La cuantificación de la importancia relativa de estos factores es un desafío para la investigación actual. De todas formas, las proyecciones de cambio climático hacia fines de siglo XXI indican que las condiciones secas de la actualidad, que ahora consideramos anómalas, tenderán a volverse normales. Esto, sin perjuicio de que pueda haber periodos de algunos años relativamente húmedos de vez en cuando, producto de la variabilidad natural. El cambio climático, por tanto, impone un contexto extremadamente desafiante para Chile y su sociedad, particularmente respecto a la forma de relacionarnos con la naturaleza y el entorno, y de planificar un desarrollo responsable, justo, equitativo y sustentable”.  

Desafíos normativos 

Para la Doctora en Derecho, Verónica Delgado Schneider, Directora del programa de la UdeC, Derecho, Ambiente y Cambio Climático (DACC), el informe de la autoridad “viene a confirmar los escenarios proyectados por la ciencia hace varios años, haciendo hincapié en la extensa demora en implementar políticas públicas adecuadas y cambios legales que permitan enfrentar nuestra vulnerabilidad como país frente al cambio climático”.  

“A pesar de la evidencia existente”, continúa la Dra. Delgado, “no hemos sido capaces de dar reglas que permitan dar seguridad hídrica a todos y mantener los ecosistemas. El año pasado se rechazó una reforma constitucional para consagrar el derecho humano al agua, la reforma al Código de Aguas lleva más de 10 años en el Congreso Nacional, la ley que protege a los glaciares está siendo objeto de un lobby feroz; y, por otro lado, tampoco avanzamos en lo que ya existe en tantos otros países y que son experiencias exitosas: no creamos incentivos a la conservación (y bonificamos en cambio el uso de agroquímicos que contaminan las aguas), ni tampoco creamos reglas claras para buscar nuevas fuentes de agua, como la desalinización, para que ella se haga de manera sustentable y, lo que es más grave, tampoco invertimos en plataformas de información integradas sobre la cantidad y calidad del agua y de quién son los derechos de agua, ni menos en gestión integrada de cuencas, esperada desde los años 90 en Chile” 

La experta afirma que debemos dejar de improvisar. Tenemos una excelente página de SII o del Registro Civil, pero no somos capaces de invertir en generar información hídrica, para tomar decisiones de manera fundada y responsable”.  

La abogada destaca que “el proceso constitucional que vive el país, ha dejado en evidencia que el agua y el medio ambiente son temas que preocupan especialmente a los chilenos” y advierte que “las imágenes de Petorca, en pandemia, sin agua para lavarse las manos, hacer comida, regar una huerta de subsistencia, con el ganado muriendo, o que se sequen ríos o lagunas, como en Aculeo, por la falta de lluvias pero principalmente por el abuso de algunos, permeó en la sociedad y se está exigiendo que la nueva Carta Fundamental asegure el carácter público del agua, que existan usos prioritarios” y explica que “el hecho de que los derechos de agua sean como otras concesiones, perpetuas, gratis y transables, no se condice con su carácter de bien común. Hay derechos humanos en juego y la vida de los ecosistemas de los cuales dependemos”. 

Medidas urgentes 

Con respecto a nuevas medidas que se están impulsando desde el Estado y el rol que debe cumplir la academia en el abordaje de estos desafíos, la Dra. Gladys Vidal Sáez, Directora del Centro de Recursos Hídricos para la Agricultura y la Minería (CRHIAM), adelantó que “el Ministerio de Obras Públicas tiene un convenio aprobado, por un paquete de proyectos para cuatro años, para hacer prospección de las aguas subterráneas de la Región, lo que implica hacer balances en las cuencas y proyectar el desarrollo de nuestro territorio”. 

“Es necesario levantar todas las capacidades interdisciplinarias existentes y gestionarlas, lo que implica un desafío enorme”, sostuvo la Doctora en Ciencias Químicas. “El diagnóstico es preocupante”, afirmó sobre el informe de la DGA, “porque no tenemos adecuadamente cuantificados los niveles de nieve ni de aguas subterráneas con que contamos en la Región del Biobío”. En otras palabras, indicó “no sabemos con cuánta agua contamos en nuestras cuencas hidrográficas” por lo que es clave “conocer las aguas subterráneas (como están distribuidas, calidad y cantidad) porque, tal vez, en lugar de hacer embalses para almacenar agua en el territorio podemos utilizar los acuíferos confinados para tal efecto, a través de la recarga artificial de acuíferos. Esto trae ventajas, pues frente a un cambio climático con aumento de temperaturas ambiente, el almacenamiento de agua en forma de acuíferos confinados evita la evaporación, si éstas fueran almacenadas en embalses”.   

Las autoridades, comenta la experta, estaban trabajando desde hace un tiempo en un plan de infraestructura para el desarrollo regional que es lo que se concretará gracias a la inversión pública recientemente aprobada y que pronto entrará en etapa de licitación que considera cuatro estudios de exploración de aguas subterráneas: Biobío Norte, Arauco, Biobío Sur y Biobío Bajo (Concepción). “En cuanto a recursos hídricos, la DGA impulsó la propuesta denominada “Estrategia para la gestión sustentable de los recursos hídricos de la Región del Biobío”, que contempla iniciativas en el ámbito ambiental, social y económico, donde participamos por largo tiempo, académicos y sector público, para gestionar el agua en forma planificada pensando en el largo plazo y propender a la seguridad hídrica de la Región”.   

La Dra. Vidal explicó, además, que “se busca equidad territorial, focalizando los esfuerzos en sectores rurales de la región, en las zonas de rezago como la provincia de Arauco, favoreciendo la sustentabilidad y equidad en el derecho humano al agua”. En este sentido, la científica detalló que este derecho al agua se expresa en dos dimensiones: “acceso a agua para beber, pero también tener agua saneada, ambas soluciones deben ser provistas”. 

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