Durante las últimas siete décadas, las células de Henrietta Lacks, una mujer negra estadounidense que murió de cáncer de cuello de útero, han salvado innumerables vidas y han hecho posibles numerosos avances científicos, como las vacunas contra el virus del papiloma humano y la poliomielitis, los medicamentos para el tratamiento del VIH, la investigación sobre el cáncer y el COVID-19.
Ante este cúmulo de logros, el director general de la Organización Mundial de la Salud, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, reconoció este miércoles su legado concediéndole un premio especial a título póstumo que recibieron sus descendientes.
Cuando Lacks buscaba tratamiento para sus dolencias en 1951, los investigadores tomaron biopsias de su cuerpo sin su conocimiento o consentimiento, y sus células se convirtieron en la primera línea celular “inmortal”, ahora conocida como las células HeLa que se usan en investigaciones científicas.
Un “ajuste de cuentas” con la historia
Como señala la OMS, la comunidad científica mundial ocultó en su día su origen afrodescendiente y su verdadera historia, un error histórico que el reconocimiento del miércoles espera contribuir a reparar.
Para Tedros, el homenaje del organismo de la ONU a Lacks siginifica “reconocer la importancia de las injusticias científicas del pasado y de promover la equidad racial en la salud y la ciencia”.
Añadió que el premio también representa “una oportunidad para reconocer a las mujeres, en particular a las mujeres de color, que han hecho contribuciones increíbles, pero a menudo inadvertidas a la ciencia médica”.
El legado de Lacks continúa vivo
El encargado de recibir el galardón en las oficinas de la agencia de la ONU en Ginebra fue su hijo de 87 años.
Lacks estuvo acompañado por varios nietos, bisnietos y otros familiares de Henrietta y es uno de los últimos familiares vivos que la conocieron personalmente.
El descendiente de Lacks dijo que la familia estaba conmovida al recibir este reconocimiento histórico, que honra a “una mujer extraordinaria y el impacto duradero de sus células HeLa”.
“Las contribuciones de mi madre, anteriormente ocultas, son ahora justamente honradas por su impacto global”, afirmó.
“Mi madre fue una pionera en vida, devolviendo a su comunidad, ayudando a otros a vivir una vida mejor y cuidando de los demás. Aun muerta, sigue ayudando al mundo. Su legado sigue vivo en nosotros y le agradecemos que diga su nombre: Henrietta Lacks“.
El cáncer de cuello uterino es una plaga en África
Según la OMS, el cáncer de cuello de útero sigue afectando desproporcionadamente a las mujeres de color. Asimismo, la pandemia del COVID-19 también ha puesto de manifiesto las numerosas desigualdades sanitarias que persisten entre las comunidades marginadas de todo el mundo.
Los estudios realizados en varios países documentan sistemáticamente que las mujeres negras mueren de cáncer de cuello uterino a un ritmo varias veces superior al de las mujeres blancas. En la actualidad, 19 de los 20 países con mayor carga de cáncer de cuello uterino se encuentran en África.
Cuando el año pasado se cumplió el centenario del nacimiento de Henrietta Lacks, la Organización Mundial de la Salud lanzó su estrategia mundial para acelerar la eliminación del cáncer de cuello uterino, una iniciativa que la familia de la señora Lacks ha respaldado.
Unidos en el acceso a la vacuna contra el virus del papiloma humano
Sus familiares también se han unido a la agencia de la ONU en defensa de la equidad en el acceso a la vacuna contra el virus del papiloma humano, que protege contra una serie de cánceres, incluido el de cuello uterino.
A pesar de haber sido precalificada por la OMS hace más de 12 años, las limitaciones de suministro y los altos precios siguen impidiendo que las dosis adecuadas lleguen a las niñas de los países de ingresos bajos y medios.
En 2020, menos del 25% de los países de ingresos bajos y del 30% de los de ingresos medio-bajos tenían acceso a la vacuna a través de sus programas nacionales de inmunización. Esa cifra palidece en comparación con más del 85% de los países de ingresos altos.
Para la subdirectora general de Prioridades Estratégicas y Asesora Especial del Director General, la Princesa Nothemba Simelela, “es inaceptable que el acceso a la vacuna contra el virus del papiloma humano, que salva vidas, pueda estar condicionada por la raza, la etnia o el lugar de nacimiento”.
Recordando que la vacuna se desarrolló utilizando las células de Henrietta Lacks, añadió: “Le debemos a ella y a su familia lograr un acceso equitativo a esta vacuna innovadora.”
Una contribución que perdura
Henrietta Lacks, su marido y sus cinco hijos vivían en la ciudad estadounidense de Baltimore cuando cayó enferma.
Lacks acudió al centro médico Johns Hopkins, uno de los pocos hospitales punteros de la época que atendía a afroamericanos, y tras experimentar una extensa hemorragia vaginal se le diagnosticó un cáncer de cuello de útero. A pesar del tratamiento, murió el 4 de octubre de 1951, con sólo 31 años.
Durante el tratamiento, los científicos tomaron muestras de su tumor. Esa línea celular “HeLa” fue un avance que sirvió para impulsar la investigación: la primera línea inmortal de células humanas que se dividía indefinidamente en laboratorio.
Las células se produjeron en masa con fines lucrativos, sin ningún tipo de reconocimiento para su familia. Más de 50.000.000 de toneladas métricas de células HeLa se han distribuido por todo el mundo, formando parte de más de 75.000 estudios.
Además de las vacunas contra el virus del papiloma humano y la poliomielitis, permitieron el desarrollo de fármacos contra el VIH/SIDA, la hemofilia, la leucemia y la enfermedad de Parkinson; los avances en materia de salud reproductiva, incluida la fecundación in vitro; la investigación sobre las afecciones cromosómicas, el cáncer, la cartografía genética y la medicina de precisión.
En la actualidad, se están utilizando en estudios de respuesta a la pandemia de COVID-19.
Homenaje en tono verde azulado
Tras la entrega del premio, la familia y representantes de la OMS se dirigieron a las orillas del lago de Ginebra para ver cómo el emblemático Jet d’Eau de la ciudad se iluminaba de color verde azulado, la tonalidad usada para concienciar sobre el cáncer de cuello de útero.
La fuente de la ciudad suiza es la primera de una serie de monumentos repartidos por todo el mundo que se iluminarán de verde azulado de aquí al 17 de noviembre cuando se conmemore el primer aniversario del lanzamiento de la campaña mundial de eliminación contra el padecimiento