No basta con intentar desacelerar el cambio climático, también necesitamos prepararnos para él y aunque las políticas y la planificación para la adaptación al calentamiento global van en aumento, su financiación y aplicación van a la zaga, según un nuevo informe de ONU Medio Ambiente.
El “Informe sobre la brecha de adaptación 2021: Una tormenta se está gestando” hace un llamamiento a aumentar la financiación y las medidas de actuación para hacer frente a los crecientes efectos del cambio climático.
“Al mismo tiempo que el mundo busca intensificar los esfuerzos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, debe también mejorar profundamente el desempeño para adaptarse al cambio climático”, dijo Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Un cambio radical
Incluso si los países “cierran el grifo” de las emisiones de gases de efecto invernadero hoy los efectos del cambio climático permanecerán durante decenios.
“Necesitamos un cambio radical en cuanto a lo que esperamos alcanzar en la adaptación al cambio climático, para que la financiación y la implementación reduzcan de manera significativa los daños y pérdidas causados por el cambio climático”, dijo Andersen. “Y lo necesitamos ahora”.
El informe se publica mientras los líderes mundiales se reúnen en la conferencia de la ONU sobre el clima, la COP26, que se celebra en Glasgow (Escocia), con el objetivo de aunar fuerzas para limitar el calentamiento global, en línea con el Acuerdo de París.
En la actualidad, los países van camino de registrar un aumento de 2,7 grados para finales de siglo. Incluso si el calentamiento se mantuviera en los 1,5 o 2 grados centígrados, como se indicaba en el acuerdo de 2015, los riesgos climáticos continuarían estando ahí.UNDP Mexico/Emily MkrtichianLas algas sargazo han asolada algunas playas mexicanas.
Cerrar la brecha
El informe señala que existe una necesidad urgente de incrementar la financiación para la adaptación climática, especialmente en lo que respecta a la financiación y la aplicación, para evitar que aumenten las diferencias ya existentes.
El informe señala que es probable que los costes de la adaptación alcancen entre los 140.000 y 300.000 millones de dólares al año para finales de esta década, y de entre 280.000 y 500.000 millones de dólares anuales para 2050.
Además, se calcula que los costos estimados de adaptación en los países en desarrollo son de cinco a diez veces mayores que los flujos actuales de financiación pública de la adaptación, y la brecha de financiación de la adaptación se está ampliando. En 2019, estas naciones recibieron unos 76.900 millones de dólares en financiación climática para la planificación y ejecución de la mitigación y la adaptación.
La recuperación de la COVID-19, una oportunidad
El informe también muestra cómo los países están dejando pasar la oportunidad de utilizar las ayudas fiscales recibidas para la recuperación del COVID-19 para dar prioridad a un crecimiento de una economía “verde” que también fomente la adaptación a los efectos del cambio climático como las sequías, los incendios forestales o las inundaciones.
Sólo una parte de los 16,7 billones de dólares de estímulo fiscal en todo el mundo se ha destinado a la adaptación.
En junio, menos de un tercio de los 66 países que se han estudiado habían implementado explícitamente medidas de COVID-19 para hacer frente al cambio climático. El gasto público futuro también podría verse obstaculizado por el mayor coste del servicio de la deuda, combinado con la disminución de los ingresos públicos, especialmente en los países en desarrollo.
Los progresos y más medidas
A pesar de que el desarrollo de los planes nacionales de adaptación se ha visto interrumpido por la COVID-19, se está avanzando en las agendas nacionales de planificación para la adaptación.
Casi el 80% de los países han adoptado al menos un instrumento de planificación para la adaptación a nivel nacional, como un plan, una estrategia, una política o una ley. Esto supone un aumento del 7% desde 2020.
Asimismo, los diez principales donantes financiaron más de 2600 proyectos que se centraban en la adaptación entre 2010 y 2019; otro indicativo de que hay un mayor esfuerzo.
Sin embargo, a pesar de estos avances, el informe concluye que necesitamos ser más ambiciosos en la financiación y la implementación.
El mundo necesita aumentar la financiación pública de la adaptación a través de la inversión directa y facilitando la participación del sector privado.
Se necesitan más medidas de actuación, y más contundentes, de implementación de la adaptación para evitar atrasarse en la gestión de los riesgos climáticos, particularmente en los países en desarrollo. El mundo también debe considerar los escenarios climáticos más extremos que se reflejan en el Sexto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés).
Además, los gobiernos deberían usar la recuperación fiscal de la pandemia para priorizar las intervenciones que logren tanto el crecimiento económico como la resiliencia climática.
Deben establecer enfoques integrados de gestión de riesgos y establecer marcos flexibles de financiación de desastres, añade el informe; mientras que las economías avanzadas también deberían ayudar a los países en desarrollo a liberar espacio fiscal para promover una recuperación del COVID-19 ecológica y resiliente.