Elizabeth Sánchez Novoa
Académica de Nutrición y Dietética
Universidad San Sebastián
La leche de vaca es un alimento considerado como básico en la alimentación del ser humano ya que aporta una gran cantidad de nutrientes en un bajo contenido calórico. En los últimos años, se ha observado que su consumo se ha reducido, sobre todo en la etapa escolar, siendo reemplazada por otros productos enriquecidos o bebestibles.
Si hablamos de su composición o valor nutricional, podemos señalar que proporciona una gran cantidad de proteínas fácilmente digeribles y de alto valor biológico, ya que aportan los aminoácidos que son necesarios para cubrir los requerimientos nutricionales. Asimismo, contiene lactosa, que es un hidrato de carbono (o “azúcar”) que participa además en la síntesis de glucolípidos cerebrósidos (esenciales en el desarrollo neurológico temprano) y de glicoproteínas (un tipo de proteína). La lactosa facilita la absorción de calcio por lo que las leches sin lactosa serían recomendables para la población que tiene diagnóstico de intolerancia y no para la población en general.
La leche contiene otros hidratos de carbono que no pueden ser absorbidos por nuestro cuerpo y que fermentan a nivel de nuestro intestino lo que favorece a nuestra microbiota intestinal (promueven la existencia de la flora bifidogénica). La grasa es el elemento más variable de la leche, y determinante principal de sus propiedades físicas y organolépticas. Cabe señalar que los estudios epidemiológicos que se han realizado no permiten establecer una relación causal entre el mayor consumo de leche y derivados, con el desarrollo de enfermedad cardiovascular. Alrededor del 1% de los componentes de la leche son minerales, como el calcio que, en la dosis y frecuencia recomendadas, pueden ayudar de manera sencilla a que la población supla sus necesidades de micronutrientes.
Por todas estas razones, las guías de alimentación de nuestro país sugieren a la población escolar el consumo diario de tres porciones de lácteos que no tengan adición de azúcar y preferentemente con bajo contenido de grasa (semidescremado o descremado).