- La Dra. Valentina Echeverría Morán obtuvo en Estados Unidos la patente de invención para el compuesto, resultado de una investigación de la USS en conjunto con el “Departamento de Asuntos de los Veteranos”, institución en que la Dra. Echeverría es también investigadora principal.
Cerca del 40% de las personas que padecen depresión por estrés postraumático y depresión por estrés crónico son resistentes a los tratamientos farmacológicos que existen hoy en el mercado, incluyendo ansiolíticos, antidepresivos y antipsicóticos, que además generan efectos secundarios no deseados.
Con esa necesidad en mente, la Dra. Valentina Echeverría Morán, investigadora de la Universidad San Sebastián sede Concepción, se propuso crear un nuevo compuesto farmacéutico basado en productos naturales con propiedades terapéuticas, que no tuviese efectos colaterales. Así, diseñó una formulación de uso nasal, cuyo principal componente es la cotinina, un alcaloide presente en plantas como papas, berenjenas, tomates y tabaco.
En marzo fue concedida la patente de invención en Estados Unidos para este compuesto, obtenida en conjunto con el “Departamento de Asuntos de los Veteranos”, institución estadounidense en la que la Dra. Echeverría es también investigadora principal, y que ha apoyado sus estudios en Chile dado el interés por enfrentar los trastornos que sufren los veteranos de guerra.
De acuerdo con un estudio realizado por la investigadora y su equipo en modelos animales, la cotinina intranasal sería capaz de prevenir los síntomas relacionados al estrés (como las alteraciones cognitivas) y restablecer el equilibrio del estado de ánimo. Además, previene los cambios anormales a nivel de las células de las regiones del cerebro fundamentales para la resiliencia al estrés. Los resultados de este estudio fueron publicados en la prestigiosa revista Experimental Neurology (2020).
La académica destaca que todo el trabajo tras esta innovación fue realizado en el país. “Eso tiene mucho valor, porque demuestra que, como investigadores chilenos, y aquí en la Universidad San Sebastián, estamos en capacidad de originar un producto de primer nivel mundial”, señala, recalcando también el valor del trabajo colectivo que hizo posible este logro.
“Los frutos del trabajo sólo pueden darse cuando existen las condiciones adecuadas, y en ese sentido, la Universidad ha ido desarrollando las capacidades para que esto sea posible. Es una muestra del avance que ha logrado en estos últimos años”, comenta.
Valor agregado a nuestros recursos marinos
La formulación diseñada por la Dra. Echeverría contiene además aceite de krill, un antioxidante rico en omega-3 y astaxantina -también presente en los arándanos, moras, granadas y el maqui-, los cuales previenen el estrés oxidativo, reducen los efectos nocivos del estrés sobre la función cerebral y mejoran las capacidades cognitivas.
La investigadora destaca que el krill es un recurso que no ha sido aprovechado suficientemente en el país. “Utilizar el krill del sur de Chile en productos elaborados permite darle un valor agregado, en lugar de únicamente venderlo a precios muy bajos a otros países como Noruega y Canadá, que sacan mucho provecho de este recurso”, señala.
Agregar el aceite de krill a la fórmula, explica, no solo permite facilitar la absorción intranasal de la cotinina, sino que añade un factor antioxidante que potencia su acción.
Una necesidad urgente en tiempos de crisis
“A diferencia de otros tipos de enfermedades mentales menos complejos, el trastorno de estrés postraumático no responde adecuadamente a los fármacos actuales, lo que conlleva una mayor susceptibilidad a otras enfermedades, demencia, problemas cardiovasculares, dolor crónico, entre otros”, señala la Dra. Echeverría.
En ese sentido, sostiene que la alternativa que representa este potencial tratamiento es una necesidad urgente en las circunstancias actuales, con situaciones de crisis simultáneas a nivel global como la guerra en Ucrania, la pandemia, los conflictos sociales, el cambio climático, entre otros.
Si bien este nuevo compuesto podría a ayudar a cualquier persona aquejada de estrés o ansiedad, está dirigido fundamentalmente a personas con enfermedades psiquiátricas más graves y resistentes, como es el estrés postraumático. Asimismo, la investigadora destaca que la aplicación intranasal del compuesto permite utilizarlo en situaciones de emergencia y episodios críticos, ya que permite una llegada rápida al cerebro.
Con la patente concedida, el siguiente paso es realizar un estudio clínico y atraer inversiones para desarrollar el producto, para luego realizar el proceso de concesión de licencias de la patente, y con ello la producción del fármaco a gran escala. Para esta fase se cuenta con el apoyo conjunto de las oficinas de transferencia y licenciamiento de la Universidad San Sebastián y del Departamento de Asuntos de los Veteranos, entidades clave en la obtención de esta patente.