Guardaparques de CONAF se encuentran en etapa de análisis y clasificación de las imágenes obtenidas en los sectores Granizo y Cajón Grande, en Olmué, entre los meses de mayo y julio de este año.
Más de 16 mil fotografías captaron 30 cámaras trampa instaladas este año en los sectores Granizo y Cajón Grande del Parque Nacional La Campana, en Olmué, para registrar la abundancia, el comportamiento y las amenazas de los carnívoros nativos que habitan en el entorno natural.
El proceso de ubicación (2 de mayo) y retiro (7 de julio) de los dispositivos estuvo a cargo de guardaparques de la Corporación Nacional Forestal (CONAF), quienes contaron con la colaboración de funcionarios de la Municipalidad de Olmué y estudiantes de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), la Universidad de Playa Ancha (Upla), Inacap y Duoc UC.
“Tras cinco años de investigación con cámaras trampa, CONAF realizó por primera vez un monitoreo participativo, con actores externos, del ámbito social y la academia, que sin duda pueden ayudarnos a educar y concientizar a la comunidad respecto al cuidado de la valiosa fauna nativa del parque”, destacó el director regional del organismo forestal, Luis Correa.
Añadió que “nuestro personal guardaparques ahora tiene que analizar y clasificar las imágenes obtenidas durante el período, demarcar la ocupación de los carnívoros nativos dentro de los puntos estudiados, definir la relación que mantienen con otras especies, y verificar posibles hallazgos o amenazas”.
Perros
Por su parte, el administrador del parque, Félix Forno, manifestó que “con los datos obtenidos durante cinco años de monitoreo, constatamos que una de las principales amenazas para la fauna nativa son los perros domésticos y asilvestrados que identificamos en diferentes puntos de la unidad. En virtud de lo anterior, los registros de la presente temporada nos confirmarán qué tan grave es la situación actual, para poder desarrollar una estrategia colaborativa y avanzar gradualmente en el control de los canes, que, lamentablemente, compiten por territorio y transmiten enfermedades a los carnívoros nativos”.
Educación ambiental
En tanto, el coordinador de la oficina de Promoción y Educación Ambiental de la Municipalidad de Olmué, Diego Umaña, afirmó que “nosotros acostumbramos visitar el parque para hacer actividades de recreación y educación ambiental hacia la comunidad local, no así de investigación. Fue muy interesante poder participar en esta instalación de cámaras trampa, en conjunto con los guardaparques, porque uno entiende más cómo funciona el bosque y sus habitantes”.
En la misma línea, planteó que, como municipio, proyectan difundir los resultados más significativos del estudio, mediante actividades de “educación ambiental y sensibilización”, a fin de “promover el cuidado de los objetos de conservación que tiene el parque, como los carnívoros”.
Herramienta indispensable
Finalmente, el académico del Instituto de Geografía de la PUCV y doctor en Ciencias Naturales de la Universidad de Erlangen-Nürnberg (Alemania), Andrés Moreira, resaltó que “las cámaras trampa se han transformado rápidamente en una herramienta indispensable en el conocimiento de la biodiversidad, especialmente la diversidad oculta, la de mesocarnívoros que salen muchas veces de madrugada, de noche o al atardecer, y que son muy difíciles de ver para los guardaparques, los investigadores y el público en general. Ello los mantiene en cierta medida a salvo de amenazas, pero también nos oculta información esencial para la conservación, como es la abundancia, su rango de hogar, sus relaciones con la flora, y todas estas indicaciones que necesitamos para hacer acciones de conservación cada vez más eficaces”.