Por Carolina Abello
Coordinadora de Innovación y transferencia tecnológica
Centro C+, Facultad Ingeniería UDD
La transferencia tecnológica permite convertir los avances científicos en soluciones aplicables que mejoran la vida diaria y facilita el acceso a innovaciones que pueden impactar tanto en sectores productivos como en la calidad de vida de la sociedad.
El proceso de transferencia tecnológica es vital para cerrar la brecha entre la investigación académica y las necesidades industriales. Esto, no solo acelera la innovación, sino que también permite a las empresas incorporar nuevas tecnologías que mejoran su competitividad.
Como país tenemos mucho que hacer e impulsar en materia de transferencia tecnológica, sin embargo, el gran desafío es la comercialización y fabricación local de tecnologías desarrolladas. Si bien la investigación académica produce innovaciones de vanguardia, existe una brecha significativa en la capacidad de manufactura local que impide que muchas de estas tecnologías lleguen al mercado. El desarrollo de la manufactura avanzada es clave para que los productos tecnológicos chilenos no solo se creen, sino que se fabriquen y comercialicen eficientemente a nivel local e internacional. Para que esto sea posible, necesitamos fortalecer las alianzas entre universidades, centros de investigación e industria.
Los centros de I+D, juegan un rol crucial al proveer soluciones tecnológicas que pueden ser aplicadas directamente en los procesos productivos, potenciando la competitividad de las empresas nacionales.
Además, la cooperación entre la industria y academia no solo facilita el desarrollo de nuevos productos, sino que mejora la capacidad de las empresas para adoptar tecnologías disruptivas, impulsando así la productividad y conocimiento. Este enfoque integral es lo que permite a las instituciones académicas avanzar en la investigación aplicada, conectando la innovación con las necesidades del mercado, y generando un impacto económico y social más amplio.
Es fundamental que la sociedad confíe en estas instituciones como motores de cambio. Los investigadores están cada vez más alineados con las necesidades del sector productivo, viendo en la investigación aplicada la solución clave para enfrentar los desafíos del país y, en conjunto con la industria, generar un impacto sostenible en nuestra sociedad.